La declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano del año 1789, une el concepto de ciudadanía con derechos y afirma que los derechos del hombre son “naturales, inalienables y sagrados”, además que todos los hombres “nacen libres e iguales”. Para los romanos que es el tiempo en que el apóstol Pablo escribió, ser ciudadano implicaba el derecho de constituir una familia, de tener esclavos y liberarlos, contraer obligaciones como el de votar en los comicios para decidir sobre la guerra y la paz, designar magistrados como también ser elegido para ella. En su mensaje a los creyentes de Éfeso Pablo va a comparar la ciudadanía de los del imperio con la ciudadanía del reino de Dios que él predicaba. Efesios 2:19-22 “Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios” Para Pablo ser ciudadano y pertenecer al reino de Dios te concedía derechos y privilegios tal como los que ostentaban la ciudadanía romana pero in