" E invocó Jabes al Dios de Israel, diciendo: !!Oh, si me dieras bendición, y ensancharas mi territorio, y si tu mano estuviera conmigo, y me libraras de mal, para que no me dañe! Y le otorgó Dios lo que pidió” (1 Crónicas 4:10) Era yo un pastor juvenil recién instalado en Lima al empezar el año 2000, y tenía muchos sueños en mi mente pero al mismo tiempo sentía cierta frustración por no haber podido hacer realidad algunas más de ellas como completar mis estudios profesionales, tener un liderazgo de mayor influencia en la sociedad, desarrollar la habilidad empresarial en mi vida y poder auto sostenerme con un trabajo propio hasta que escuché sobre “la oración de la Jabes” descrita en 1 Crónicas 4: 10. Revisé esta oración una y otra vez tratando de entenderlo cada vez más en mi espíritu y se me instó a declararlo cada día como una oración personal, lo cual empecé a hacerlo y esta es la razón por la cual escribo ahora sobre este punto, pues, creo que el generarse oportuni