La palabra procede de lo idóneo. Por ejemplo nos dice el diccio nario: “Se determinó la idoneidad de algunos oficiales para acceder a puestos de mando” . Pero esto no es lo que vemos en las instituciones públicas, los puestos que son repartidos por lo general son de anticipados arreglos económicos u otros de compadrazgo y esto a pesar de la demanda de la población por idoneidad para los cargos públicos. Cuando esto no sucede vienen los malos resultados. Es como si se hubiera agregado a la función pública un burócrata más del montón, sin que prime el servicio de calidad al ciudadano y sin que exista interés por parte del funcionario público por hacer una gestión histórica y positiva. El caso es que sólo en lo que va del año en la ciudad de Lima, seis alcaldes y parte de sus funcionarios de confianza están investigados y en prisión preventiva acusados por robos, delitos y hasta sicariato. El principio de idoneidad en la administración pública según dice nuestro código de ética