sábado, 4 de agosto de 2018

CHOCADO CON UN ÁNGEL


Sucedió hace muchos años, iba manejando  por la Avenida Grau de Iquitos  la pequeña moto chaly de mi hermana mayor. Como todas las mañanas regresaba de dejarle de su trabajo.  Al llegar al cruce con Alfonso Ugarte bajé la aceleración por cuanto vi que el semáforo estaba apagado. Lo normal era que yo pasara de largo ya que tenía la vía preferencial,  pero al ver a un señor gordo en el cruce que venía en una moto grande acelerando sin parar preferí  detenerme.

De pronto el señor hizo lo mismo, se detuvo también.  A lo que yo le hice señal con mi mano que pasara primero porque me parecía apurado. Él hizo lo mismo, haciéndome señas con su mano para que sea yo quien avanzara.

Entonces, apreté el mango del acelerador de mi moto y me puse en marcha, y el señor hizo lo mismo, y nos cruzamos.  Yo vi que él estaba casi encima de mí como a dos metros de distancia y venía embalado. Lo primero que se me ocurrió fue levantar mi pierna izquierda para que no me golpeara en esa parte, aunque de todos modos impactaría el tanque de mi moto y me arrastraría. Viendo el inminente choque que iba a infringirme abrí mi boca y proferí un grito: “Jesússssssssssssssss”, dije.  En eso, oí un golpe muy fuerte – blam -  y el vocifero de la gente en las veredas también.

Tenía los ojos cerrados, veía estrellitas que pasaban por mi frente e imaginé que volaba al cielo, “estoy en el cielo, estoy en el cielo”, pensaba. En eso abrí mis ojos, y yo aún estaba manejando, había avanzado como 30 metros, volteé  mi rostro hacia atrás para ver lo que había pasado, el señor gordo estaba en el suelo, caído en la pista, su moto tirado con las ruedas girando hacia arriba.

Yo decidí continuar por temor a que la policía llegara y me quitara la moto. No quería eso, ni que mi hermana se enterara, para que no me la quitara. Pero imaginé que el tanque estaba desecho, por cuanto escuché el golpe fuerte. Salvé la pierna, pero no el tanque, cavilaba.

Al llegar a mi casa, unas cuadras más adelante, bajé de la chaly cerrado los ojos para no ver presuroso el tanque arruinado que suponía, entonces las abrí lentamente, y no pude creer lo que estaba viendo. El depósito estaba intacto, no le había pasado nada. “Ohhh mi Dios”, exclamé. “Pero yo oí que me chocó y muy fuerte”. “La moto del señor estaba tirado en la pista, lo vi”. Miraba el tanque otra vez y estaba como si nada hubiera pasado. “¿Con qué se chocó entonces?”, me preguntaba.  El golpe se dio, pero “¿Con qué o con quién se había chocado?”. La moto del señor estuvo delante de mí, amenazando con romper una de mis piernas.

Entonces, fue cuando una voz me susurró al oído: “El ángel de Jehová, acampa alrededor de los que le temen, y los defiende”, “es el salmo 34:7 dije,  ese versículo es el de ese salmo de la Palabra de Dios”. Entendí que el tipo ese había chocado con el ángel que se puso en medio de entre él y yo haciendo un muro de contención.

Levantando la miraba al cielo, dije a Dios: “Padre, te doy gracias por salvarme de un accidente, por estar intacto, por protegerme, y por no permitir que la moto tenga algún rasguño. Gracias por enviar tu ángel y defenderme”.

Nunca dije a mi hermana nada de lo sucedido y la querida chaly continuó siendo mía por mucho tiempo más.

Jorge Arévalo
CHOCADO CON UN ÁNGEL
Serie: “Angeles”

viernes, 3 de agosto de 2018

ÉTICA EN LA FUNCIÓN PÚBLICA



En el mes de Febrero del 2016, el fiscal de la Nación y  Presidente de la Comisión de Alto Nivel Anticorrupción CAN de ese entonces Dr. Pablo Sánchez presentó el Manual “Principios, deberes y prohibiciones éticas en la función pública”.

El Artículo 6 del respectivo Manual  menciona que el servidor público deberá actuar de acuerdo a los siguientes principios (mencionaré sólo los relacionados al tema de la corrupción que con frecuencia se quebrantan):


Probidad

Este principio constituye la base de todos los deberes éticos contemplados en el Código de Ética. Significa que el servidor público o funcionario deberá actuar con honradez, rectitud de ánimo e integridad procurando satisfacer el interés general y desechando todo provecho o ventaja personal.

¿Cuáles son estos provechos o ventajas personales que el servidor público debe de desechar? Veámoslo: 
·         Aceptación de invitaciones a almuerzos, cocteles, eventos públicos o capacitaciones por parte de proveedoras.
·         Aceptación de otorgamientos de títulos honoríficos del sector privado que pudiera haber beneficiado, o, si, de cara al futuro, genera un compromiso que pueda afectar la autonomía de sus decisiones.

Eficiencia

El siguiente principio es el de la eficiencia que el servidor público puede transgredir ya sea por desconocimiento o por su falta de integridad. Esto sucede cuando:
·         Una persona que ocupa un puesto en la administración pública incumple injustificadamente con los plazos en la tramitación de expedientes administrativos, no da respuesta o lo hace de manera parcial a las solicitudes de acceso a la información pública.
·         Cuando se hace mal uso de los recursos del Estado al ubicar a una persona en un puesto para el que no cuenta con el perfil y conocimiento adecuados para la realización de tareas o funciones específicas. 

Idoneidad:
El principio de idoneidad en la administración pública demanda que el servidor público adopte medidas acordes con este principio. Por ejemplo: 
·         Establezca perfiles idóneos a la función a desarrollar, para la contratación de personal de confianza, y para la contratación y nombramiento en general.
·         Cumpla con las normas contra el nepotismo, impidiendo el intercambio de favores entre autoridades gubernamentales para contratar parientes de manera cruzada.
·         Prohibir expresamente que personas sin vínculo contractual o laboral realicen actividades funcionales.

Veracidad

El principio de la veracidad exige que el empleado público entregue oportuna y verazmente la información que le sea solicitada para cualquier investigación sobre sus actuaciones o de terceras personas.
Ejemplo: 
·         Certificaciones que emite (Valorizaciones de avance de obra, certificados de estudio o de salud)
·         Información de la hojas de vida o currículo
·         Declaraciones de bienes y rentas que rinde
·         Facturas y comprobantes de pago que son presentadas en las rendiciones de cuentas
·         Declaraciones juradas que presenta para justificar gastos o viáticos

Lealtad y Obediencia
La ejecución de una orden manifiestamente antijurídica es claramente una acción antijurídica también. Por ello, este principio orienta sobre cómo proceder en caso de órdenes ilegales, permitiendo al empleado rechazar las mismas cuando concurra cualquiera de los siguientes supuestos: 
·         Que la orden tenga por objeto la realización de actos de servicio no vinculados con las funciones a su cargo. Por ejemplo, si el jefe ordena a una especialista a su cargo que recolecte firmas para un partido. 
·         Que la orden implicada constituya una arbitrariedad o ilegalidad manifiesta o notable, por ejemplo realizar un pago por un servicio no realizado o celebrar un contrato que no ha seguido un proceso de selección previo, sin causal de exoneración que lo ampare.

Justicia y Equidad
En aplicación a este principio, se deberá tener en cuenta:
·         Cuando corresponda definir la contratación o ascenso de un personal, se debe priorizar la mayor idoneidad y capacidad para el cargo.
·         En los programas sociales se deberán incluir a personas beneficiarias que cumplan los requisitos establecidos por Ley para ser considerados como tales, y que de las evaluaciones económicas y/o sociales se determine que realmente requieran de la ayuda estatal.

Jorge Arévalo
ÉTICA EN LA FUNCIÓN PÚBLICA

jueves, 2 de agosto de 2018

GUERRA EN LA NEBLINA

Estando cerca para entrar al río Corrientes, que nos llevaría a Villa Trompeteros, mi grupo de jóvenes y yo que sumábamos ocho, subimos al techo de la lancha a disfrutar del atardecer de la selva, y allí cantábamos al Creador nuestras alabanzas acompañados de una sencilla guitarra. Estirado en el piso con mi mirada puesta en el cielo contemplaba cada nube, cada aparición de alguna estrella y el ocaso del sol amazónico.

En eso sucedió algo inesperado, fuimos cubiertos de la nada por una gran neblina que vino mezclado con una suave lluvia que empezaba a mojarnos. Nos dispusimos entonces a bajar al piso donde teníamos amarrados nuestras hamacas. En eso, aún sobre el techo del barco, comencé a oír un sonido como de un cerdo “¡oenc, oenc! ¡oinc, oinc!.” Un cerdo en el techo, no lo habíamos visto. Había poca visibilidad por lo de la neblina. Y para sorpresa mía el sonido de cerdo venía de uno de los jóvenes que estaba entre nosotros que coquicheaba como poseído por el inmundo.

Dirigió su mirada hacia mí, y haciendo gestos horribles en la cara como el de la joven de la película “el exorcista” empezó a amenazarme con sus palabras: “Yo te voy a destruir, te espero en el río corrientes”, me decía. Uno de mis jóvenes quiso tomarlo de uno de sus brazos, y casi gritándole le dije que no lo hiciera. Había visto ya en algunas ocasiones otros endemoniados estando al frente del ministerio juvenil, que tienen una tremenda fuerza que cuatro o cinco hombres no los pueden controlar. Temía que pudiera haberle agarrado del brazo y ecchado al río, quién lo sacaría de ahí, con neblina, mas el motor del barco en marcha y con las bravas aguas del marañón. 

Organicé a mis jóvenes, les dije que vamos a orar, pero que haríamos una oración de guerra espiritual estratégica. Éramos siete ahora: Uno debía orar con el entendimiento pidiendo a Dios Padre que librara al joven del demonio. Otro debía proferir con fuerza “La sangre de Cristo de poder”, otro cantar alabanzas, otro orar en el espíritu de las lenguas carismáticas, otro proclamar versos de la Palabra de Dios que es como una espada de doble filo para el enemigo, otro dirigir la mirada con amor al endemoniado y finalmente yo como líder del grupo debía tomar la autoridad en el “nombre de Jesús” y reprender al espíritu maligno del muchacho y ordenar que callara y saliera de su cuerpo pero sin causarle daño alguno y demandé que los ángeles de Dios vinieran en nuestra protección.

El joven ministrado cayó al piso, y despertó consciente. Ya estando liberado y mirando nuestros rostros dijo: ¿Qué me ha pasado? ¿Por qué estoy mojado?. Instruí a mis jóvenes que no dijeran nada para no avergonzarle. Y hasta ahora le mantuvimos el secreto.



Jorge Arévalo
GUERRA EN LA NEBLINA
Serie: “Ángeles

miércoles, 1 de agosto de 2018

SALVADOS EN EL AMAZONAS



Sucedió hace muchos años atrás, en uno de los viajes misioneros a la selva,  a eso de las siete de la noche, partíamos en una mediana lancha del puerto Masusa, Iquitos, con destino a Trompeteros, provincia de Loreto, un grupo de ocho jóvenes de mi iglesia, de los cuales era yo el líder. La misión consistía en ir a dar unas prédicas sobre la Palabra de Dios a un contingente de obreros de la empresa EPOCA, que en ese entonces prestaba servicios a Petroperú.

A diez minutos de navegar el barco por el imponente Amazonas, en la oscuridad de la noche de una selva sin luna,  estando yo cómodamente echado sobre mi hamaca, que comencé a escuchar alaridos de gente aterrorizada  que corrían hacia la proa. ¿Qué sucede?, me preguntaba. “Joven, levántese que el barco se hunde”, alcancé  a oír a una persona. Consciente de lo que sucedía y sin volver a ponerme la zapatilla, corrí también donde estaban todos, el barco se estaba sumergiendo desde la parte de atrás.

Un tripulante de la lancha confundiéndose conmigo, pensando que era su capitán me tiró un salvavidas desde la cabina de donde estaba, diciéndome: “Capitán, sálvese”. Con el flotador como coraza, levanté mi mirada hacia un lado de la orilla para ver cuánto nadaría pero no alcanzaba ver nada. Pasé mi vista hacia el otro lado pero tampoco había orilla, era el tiempo en que el río estaba crecido. Todo lo que se veía era agua, había olvidado que estábamos sobre el río más majestuoso de todos los ríos del mundo incomparable en anchura y caudal. Aunque aún se podía ver tenuemente las luces del puerto de donde zarpamos, no había modo de hacer saber a capitanía el peligro en que estábamos, la embarcación no tenía bueno la luz de emergencia, ni contaba con otro instrumento que diera señal alguna de auxilio. Ninguno en el muelle podía darse cuenta de lo que nos estaba pasando.

Una señora con su niño al verme que llevaba salvavidas me tomó de uno de los brazos, luego otra del otro, y sin exagerar la historia, otros dos jóvenes hicieron lo mismo con mis piernas. ¡Cómo podía nadar para salvarme¡ estábamos en medio del helado río, y con el peso de los que me tenían agarrado pensé “de aquí no me salvo”. Mi mente se desenrolló como esas películas de cámara antigua, las escenas de mi vida desde mi niñez pasaron por frente de mí y se paró hasta la imagen de mi primogénita de dos años.

De pronto en medio de los gritos de terror de la gente, comencé a escuchar algunos rezos a diferentes dioses como los del Olimpo. Por entre mis ojos empezaron a salir algunas lágrimas de tristeza y despido, cuando en eso, una voz del cielo fuerte e inconfundible sonó entre  mis oídos no sé si los espirituales,  “¿Por qué no clamas a mí?”, me dijo. Reaccionando mi pasiva alma, recordé un pasaje de las Escrituras en Romanos 10: 13 que dice: “Porque todo aquel que invocare el nombre del Señor será salvo”. Entonces, abrí mi boca y exclamando dije: “En el nombre de Jesússsssssssssssssss”, Dios Padre, sálvanos”.  Con qué fuerza habré clamado que toda la gente en la proa hizo un silencio como de expectación y luego de unos segundos al unísono me dijeron: “Joven, sigue clamando a tu Dios, sigueeee”.  

Continué la oración pidiendo al Padre que envíe sus ángeles y sostenieran el barco para que no se hundiera. Y al instante me vino hubo una paz, un alivio, un respiro como de salvación y todos sentimos que estabámos seguros. No sabía que el alcalde de la localidad a que nos dirigíamos estaba allí con nosotros y se dirigió hacia dentro del barco, entre el disgusto de la gente que le decía: “No entre señor alcalde, su peso puede hacer hundir la lancha”.  A lo que él respondió: “No, este barco ya no se hunde”.

Minutos después salió de dentro y dijo que ya todo estaba bien, y dio instrucciones al monitor que condujera despacio el barco hacia la orilla para sacar la sobrecarga y luego continuar la marcha.

L
legando al canto medio pantanoso del río, descargaron el exceso de materiales de la bodega de la nave, pero mucha gente prefirió bajarse y quedarse en la intemperie de la húmeda tierra no importando pasar la noche allí hasta recibir el rescate.

Mi grupo y yo también nos bajamos por el miedo, pero luego me vino al pensamiento que era mejor volver a subirnos y continuar el viaje a la misión, que quién sabe por nosotros ese barco no se hundiría en el camino y Dios nos haría instrumentos de salvación de todos los viajeros.

A la medianoche mientras procuraba dormir un poco nuevamente sobre mi hamaca, escuché que el cobrador me buscaba, “¿dónde está el joven que oró para que este barco no se hundiera?”, lo que me llamó la atención puesto que para mí muchos oraron aunque a su manera. 

Encontrándome el cobrador me dijo: “De parte del alcalde, usted y su grupo no pagarán el pasaje, además usted tendrá hospedaje gratuito en el recién inaugurado hotel del distrito”.  A lo que yo le respondí: “Dios es bueno, él envió sus ángeles para sostener el barco y no pereciéramos debajo de las aguas”.


Jorge Arévalo
SALVADOS EN EL AMAZONAS
Serie: “Ángeles”

martes, 31 de julio de 2018

EL PATO ENDEMONIADO



Introducción
Desde que eran niños transmití oralmente a  mis hijos mis experiencias sobrenaturales con Dios y sus ángeles. Yo los vi gozarse, aprender y abrir su mente para ellos también confiar en el Creador en sus momentos de peligro y necesidad. 

A la verdad siempre pretendí escribir acerca de estas experiencias de rescate y salvación divina que para mí tienen un significado muy especial y es poder afirmar sin duda alguna que Dios el ser único y perfecto me ama tanto como a ti.

El título que escogí para este libro es “Ángeles” y narraré cada suceso en que vi el mover de estos seres celestiales invisibles pero que se hacen visibles y tangibles a través de personas que ellos usan para venir en tu ayuda y protección.

Espero lo disfrutes. 

 1

Empezaré con una anécdota que me sucedió en la selva peruana, en una de las misiones de mi iglesia a que acudía cuando aún era muy joven. Un motor peque peque impulsaba nuestro pequeño barco por sobre el canto de las aguas del marañón en una noche de cielo nublado. Íbamos sobre ella el pastor y su esposa, un grupo de damas de la iglesia y dos aún muy jóvenes: Mauricio y yo. 

Aconteció que mientras disfrutábamos del viaje de pronto comenzó a caer un torrente aguacero que con una embarcación sin techo fuimos obligados a parar a la orilla de un despoblado caserío, había cerca por un caminito sólo una casa con unos lamparines de kerosene encendidos que señalaban que había una familia en el lugar.

Nuestro pastor corrió delante hacia el albergue de la choza para solicitar el asilo para nosotros sólo por esa noche para poder descansar algo mientras pase la fuerte lluvia. Bien pronto los anfitriones oyeron la voz del pastor lo reconocieron y fuimos bien recibidos en casa, era una oscura noche, tenebrosa y sin estrellas.

Siempre había oído de mi madre y mi abuela hablar de los tunches (el alma errante que deambula en pena por los caminos y trochas de la selva), y que va anunciando su llegada con un silbido que su volumen aumenta a medida que se va acercando. No puedes correr, porque te paraliza y si estás dormido te da pesadilla.

Bueno, este es lo mejor de la historia. Los pastores y el grupo de hermanas fueron hospedados en el altillo de la choza mientras Mauricio y yo tuvimos que tender nuestros mosquiteros en la parte baja de la casa encima de unas tablas que fungían de colchón.

El silbido del tunche era cada vez más fuerte y lo sentíamos ya en la huerta. Dije a Mauricio que era la hora de orar con poder para enfrentar al maligno ese.  De pronto empecé a sentir que mi cuerpo paralizaba, me estaba dando la pesadilla estando aún despierto. Sin poder pronunciar palabra alguna tan sólo en mi mente exclamaba: “La sangre de Cristo tiene poder” “La sangre de Cristo tiene poder”, y en mi mente lo repetía una y otra vez. En eso, con la poca luz que daba el lamparín logré ver a un pato venir volando directo hacia mi mosquitero, entendí que era el tunche que se metió en el cuerpo del animal y le puso a volar directo hacia mí, venía en el aire, a cien por hora, con el pico enfilado como una espada, yo lancé un grito pero no de terror, fue un grito de exclamación, dije: “En el noooooooooooooooombre de Jesús”, y en eso, como si hubiera descendido una pared, un muro fortificado en medio de entre el endemoniado pato y yo e hizo que el agresor pasara por arriba de mi cubierta sin poder alcanzar su objetivo que seguro era infringirme algún daño. El pato fue a parar a otro lado y Mauricio y yo estando a salvo y ya aliviados sólo atinamos a dar gracias a Dios, el hacedor que envía sus ángeles que toman muchas veces formas invisibles  de muros inexpugnables que te protegen y se ponen en medio de entre nosotros y el enemigo para cuidarnos de parte de Dios.

Jorge Arévalo
El pato endemoniado
Serie: “Ángeles”

lunes, 30 de julio de 2018

APÓYATE EN GENTE POSITIVA


El líder que dirige una organización en tiempo difíciles y sabe cómo conducirlo por la senda del crecimiento y la estabilidad sabe también que apoyarse en gente positiva es la clave de todo. El entorno de  gente de confianza que rodea al líder que tiene como principal característica  el ser positivos,  dará al líder la tranquilidad, el estímulo, el consejo necesario y la protección que le permitirá alcanzar los objetivos rápidamente y lograr el éxito trazado.

La tranquilidad

El líder que tiene la responsabilidad de tomar las decisiones de salvaguardar los intereses de la empresa espera que las personas de las que se rodeó para estar cerca de él, sean constructivos en sus palabras, positivos en el análisis de la situación, de mentalidad ganadora, que ame el ser productivo y no pierda el tiempo ocupándose en cosas vanas que no sacan provecho de nada. Rodearse de gente positiva dará al líder la tranquilidad que requiere para tomar las decisiones más sabias para alcanzar los resultados esperados.

El estímulo

Tener gente positiva alrededor es un gran aliciente para el líder que dirige en momentos difíciles. No hay nada mejor que recibir el aliento de tu personal,  el ánimo de sus palabras y sus acciones que te incentiven a continuar hacia adelante.

La bendición del oír las mágicas palabras “todo irá bien”  por parte de la gente alrededor tuyo acompañado de un real compromiso proporciona al líder el estímulo necesario y la fuerza que requiere para avanzar sin temor.

Es una bendición tener la clase de gente que te incentive, que te de ánimos para continuar (aunque suene algo utópico la expresión no deja de ser real si el líder también ha invertido  en la construcción de valores en su gente).

El consejo necesario

El proverbio bíblico dice “en la multitud de consejeros está la sabiduría”. El líder que se apoya en gente positiva que le aconseja es un líder sabio. Sabiduría es lo que más se necesita para superar los obstáculos. La sabiduría tiene el poder de edificar una empresa exitosa o una organización fuerte. No hay nada mejor que pueda sucederle al líder si esta sabiduría procede las persona a quienes lidera.

Protección

Que el líder se sienta confiado y seguro al hacer todos sus movimientos dependerá de la lealtad que pueda obtener de los integrantes de su equipo. Un equipo leal le cuidará  las espaldas, le protegerá como un muro de las críticas mal intencionadas de gente con envidia. Bien que el líder se rodee de gente leal. La traición es lo peor que le pueda suceder.

La lealtad es la cualidad más buscada para un personal de verdadera confianza.

“Quiero rodearme de gente que sepa tocar el corazón de las personas… gente a quien los golpes duros de la vida le enseñó a crecer con toques suaves en el alma”, (Mario Andrade, poeta brasileño).

“Elige para tu vida solo aquello que te hace bien. Esto incluye alimentos y personas”, (Dieta)

Jim Rohn, autor y orador motivacional americano dice: “Nos convertimos en una combinación de las 5 personas con las que pasamos más tiempo. Podemos adivinar la calidad de nuestra salud, actitud e ingresos con tan solo mirar a las personas que nos rodean. Con el tiempo empezamos a comer lo que comen, hablar como hablan, leer lo que leen, pensar lo que piensan, ver lo que ven, tratar a la gente del mismo modo o incluso vestir igual que ellos”.

La influencia del entorno determinará lo bien o lo mal que le irá al líder en la organización. Si la gente que escoge en la que apoyarse es positiva sin duda conseguirá los resultados esperados. Pero si la gente al lado es negativa de influencia nociva fracasará irremediablemente.


Jorge Arévalo
GENTE POSITIVA DEL ENTORNO
Serie: “Liderando en tiempos difíciles”
(Último capítulo) 

domingo, 29 de julio de 2018

MENTOREA



El líder debe poder mentorear  a sus discípulos de ser posible en todas las esferas de la sociedad, esto incluye el área social, política, religiosa y empresarial. Además cuando el líder transmite su perspectiva a su seguidor debe ser honesto en mostrar más allá de su perspectiva, es decir, hacerle capaz de analizar una situación desde otros puntos de vista que abarque otros campos como la historia, la psicología, la economía y la filosofía.

Mentoreo en campo social

El discípulo debe crecer con vocación social. Existen problemas como la delincuencia, drogadicción, pobreza y otros más en la comunidad. Podemos transmitir la carga por servir en estas áreas sociales y ser canales de bendición para estas personas que lo necesitan.

Mentoreo en el campo político

De igual manera el líder debe poder guiar a su discípulo a ser un actor estratégico de la comunidad y esto se logra cuando lo incentivamos a participar en la política desde integrar una junta vecinal como participar en elecciones populares para regidor o alcalde.

Mentoreo en el campo de la religión

Los valores morales están poco promocionados en la sociedad, los líderes con vocación religiosa están llamados a despertar la conciencia de las personas. No podemos esperar líderes sólo en el campo social y político requerimos de un liderazgo religioso que sea la voz profética de Dios para hablar a las familias de la nación. Los líderes deben ser mentores de sus discípulos en este campo del espíritu. En caso no poder hacerlo directamente puede apoyarse de líderes y pastores preparados en esta área.

Mentoreo en el campo empresarial

El emprendimiento es requerido en las personas de la población económica activa. Si la persona está completa con todas sus facultades y miembros entonces deberá ser guiado hacia el empoderamiento de todas sus ideas de negocios. No hay mejor manera de salir de la pobreza sino con el trabajo talentoso e inteligente. El líder debe ser mentor en este campo y levantar gente con proyectos empresariales para crear riqueza y dar trabajo a otros.

El mejor mentor que conozco y de la que aún continúo estudiando y aprendiendo de él es Jesús de Nazaret. Él tomó 12 hombres insignificantes para discipularlos. Más tarde llegaron a ser sus 12 apóstoles que transtornaron el mundo entero y expandieron el evangelio del reino de Dios a todas las naciones.

Pablo el apóstol, mentor del joven Timoteo le aconseja: “Y lo que has oído de mí en la presencia de muchos testigos, eso encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros”.

Es decir, forma otros líderes como yo te formé a ti.

Si somos líderes debemos mentorear y formar otros líderes con la misma pasión y visión de uno.

« En cada bloque de mármol veo una estatua tan clara como si se pusiera delante de mí, en forma y acabado de actitud y acción. Sólo tengo que labrar fuera de las paredes rugosas que aprisionan la aparición preciosa para revelar a los otros ojos como los veo con los míos. » Michelangelo Buonarroti más conocido como Miguel Ángel

Un extracto del tema “Mentor” de Gabriel Gil,  señala de dónde nace el término mentor. Nos dice que en la gran obra “La Odisea” de Homero,  Ulises confió el cuidado de su hijo Telémaco a su mejor amigo llamado Mentor antes de partir para la guerra de Troya. Mentor quedó responsable por enseñar a Telémaco “no solamente las enseñanzas contenidas en libros sino también en el mundo”.  La tarea de Mentor era proveerle la educación no solo de la mente, sino también del alma y del espíritu,  debía brindarle información (conocimientos) y formación (sabiduría), preparándolo así para asumir el papel de su padre en el manejo de sus tierras si él no volviera. “Hazlo un hombre” ––le dijo Ulises a Mentor––, “cuida a mi hijo, protégelo, guíalo, acompáñalo, hazlo crecer”. Y Mentor así lo hizo.


Jorge Arévalo
Mentorear
Serie: “Liderando en tiempos difíciles"

ALINEA TU CONFESIÒN A LA PALABRA DE DIOS

  Descubrí claramente el poder de la palabra cuando el texto bíblico de Hebreos 4: 12 llamó mi atención acerca de sus efectos. Literalmente ...