Agustín de Hipona fue influenciado por dos obras importantes de la retórica y oratoria, una perteneciente a Marco Fabio Quintiliano (30-100), el autor del tratado más completo y original que existe sobre el tema, donde el autor enseña que la oratoria debe tener su origen en el hombre de bien y de buena conducta y por otro lado, deberá mover y deleitar. La otra obra es “Hortensio” de Marco Tulio Cicerón (106 -43 a. C), que despertó en Agustín el amor por la filosofía. En esta obra Cicerón enseña que la oratoria debe estar estrechamente ligada a la filosofía: “El hombre elocuente debe ser el orador filósofo”. En el caso de Agustín, una vez convertido al cristianismo, la oratoria tendrá un fin diferente, no será el de conseguir aplausos y triunfos del foro, sino la conquista y salvación de las almas. En este capítulo estudiaremos sobre “el arte del bien decir” según Agustín en su obra De doctrina Christiana, libro IV, para lo cual recogeré información del manual “Hablar para