Quiero hacer memoria de Paul Willians, un misionero cristiano que llegó a Iquitos por el año 1988, con el propósito de enseñar en la escuela bíblica de la iglesia Remanente de Dios, luego denominado Misión Visión Amazónica. En ese entonces tenía 18 años y era uno de los alumnos más jóvenes de la Escuela. Tengo aún vivo el recuerdo de cada profesor venido del extranjero para enseñarnos, pero a mi juicio uno destacó e impactó más que todos y ese fue Paul Willians. Con una fe sencilla nos mostró que la Palabra de Dios tiene el poder de hacer realidad lo que ella dice. Vi al hermano Paul imponer manos sobre los enfermos y sanarlos en la autoridad del nombre de nuestro señor Jesucristo. Entre las personas por quienes oraba se encontraban los que tenían lesiones y enfermedades de la columna vertebral a los que hacía sentar en una silla y medir las piernas, por lo general desiguales en tamaño, una más corta que la otra y con una orden explícita mandaba a la más corta crecer e igualars