domingo, 19 de julio de 2020

UNA MANERA SABIA DE VIVIR



¿Quién es el hombre que desea vida,
Que desea muchos días para ver el bien?
Guarda tu lengua del mal,
Y tus labios de hablar engaño.
Apártate del mal, y haz el bien;
Busca la paz, y síguela.
(Salmos 34: 12-14)

El texto de este Salmos es una receta para la vida sana, productiva y próspera. Diría que es una fórmula de 5 ingredientes prácticos. A la pregunta: ¿Quién es el hombre que desea vida, que desea muchos días para ver el bien? El salmista aconseja:  

·         Guarda tu lengua del mal,
·         Y tus labios de hablar engaño
·         Apártate del mal
·         Y haz el bien
·         Busca la paz y síguela.

Es la fórmula de la vida abundante. Veamos en detalle:

  1. Guarda tu lengua del mal

Los dichos de nuestra boca deben ser de los más agradables, de lo más buenos, amables, solidarios y virtuosos. Debemos cuidar de no hacernos jueces de nadie. “No juzguéis, para que no seáis juzgados”, enseñó el Maestro.

Guarda tu lengua del mal y de hablar cosas negativas. Uno recibe lo que habla. Por las palabras agradamos a Dios o le desagradamos. El galardona a la gente de fe, que habla cosas buenas, que profetiza su porvenir en las buenas promesas de su Palabra. Dios ama la paz de sus hijos. Cada cosa mala que decimos, cada maldición que hablamos en tiempos de adversidad se volverá en nuestra contra así como cada bendición que declaramos retornará a nuestro favor.

La palabra nunca vuelve vacía.

“Porque como desciende de los cielos la lluvia y la nieve, y no vuelve allá, sino que riega la tierra, y la hace germinar y producir, y da semilla al que siembra, y pan al que come, así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié”, Isaías 55: 10-11

Recuerda entonces guardar tu lengua de todo mal, en lugar de aquello declara bendiciones, atraerás lo que hablas.

2. Y tus labios de hablar engaño

Hablar engaños, calumniar sin prueba alguna o manchar la honra de alguien es algo que está reprobado en la sociedad misma, hasta penalizado en el código civil de los pueblos.

El hombre que desea vivir la vida plena y gozar de bienestar debe abstener sus labios de hablar de manera torcida.

El decir la verdad se aprende, uno puede empezar el día estando alerta de que nuestra boca no hable engaño. Si salió un engaño corrijámoslo de inmediato. Y poco a poco el hablar sólo la verdad sin aumentar ni disminuir se volverá un excelente hábito a imitar por todos, especialmente por los niños.

Igualmente no nos comprometamos a algo sino estamos seguros de cumplir. Jesús enseñó que  nuestro hablar sea “Sí, sí; no, no; porque lo que es más de esto, de mal procede”.

Si damos un sí a una reunión o invitación y no acudimos a ella hemos hablado engaño. Hablar con verdad y cumplirla nos lleva a ganarnos la confianza de la gente y nos promociona a mayores cosas.

3.   Alejarse del mal

Todos los que deseamos vivir una buena vida con éxito y bendiciones debemos tener presente este consejo: “Alejarse del mal”.

Si se desea triunfar y mantenerse en la paz y la prosperidad, es necesario evitar las trampas, los sobornos, o cualquier acción deshonesta.

Alejemos de nuestra vida todo aquello que represente perjuicio y daño. Esto va desde deshacernos de vicios hasta estar comprometidos con la corrupción. La integridad es una protección natural para nuestras vidas en la tierra, es una garantía para una vida larga, igual como la disciplina en los alimentos y ejercicios que nos ayudan a fortalecer la salud.

4.   Hacer el bien

En el mundo hay tantas necesidades de hacer el bien. Hacen falta personas de buen corazón, que piensen más allá de sí mismos y busquen ayudar al prójimo. Hemos sido llamados a servir y no ser servidos, hay mayor satisfacción en dar que en recibir.

La felicidad embarga al que se siente que es un instrumento de bien para hacer sonreír a un  niño en necesidad, a un adolescente en problemas, a un joven con incertidumbre acerca de su futuro o a un adulto que perdió la motivación de su vida.

5.   Buscar la paz y seguirla

En el Sermón de la Montaña Jesús enseña que son bienaventurados los pacificadores, ellos obtendrán reconocimiento y honra por su labor de paz.

El apóstol Pablo enseña: “si es posible en cuanto dependa de nosotros estemos en paz con todo el mundo”, Romanos 12: 18.

La paz nos llevará a tener relaciones inter personales fructíferas. La paz nos llevará a vivir vidas saludables. Contrario  a esto son los conflictos y “quién siembra vientos cosecha tempestades”.

El vivir una vida de paz con nosotros mismos, con los demás y con Dios nos traerá grandes bendiciones. El consejo es buscarla y seguirla.
“Busca la paz y síguela”.

Eso implica perdonar a los que nos ofenden, bendecir a los que nos maldicen, hacer bien a los que nos aborrecen, y orar por los que nos ultrajan, es la práctica la regla de oro. “Haz a los demás todo lo que quieras que te hagan a ti”, Mateo 7: 12

Una manera sabia y poderosa de vivir bien y cumplir nuestro propósito de vida aquí en la tierra.

Jorge Arevalo

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