“Así que acerquémonos confiadamente al trono de la gracia para recibir misericordia y hallar la gracia que nos ayude en el momento que más la necesitemos”. Hebreos 4: 16 (NVI) En la teología sistemática editado por Stanley M. Horton en 1994, encontramos que los términos "gracia" y "misericordia" representan dos aspectos de la personalidad y la actividad de Dios que son diferentes, aunque están relacionados. Experimentar la gracia de Dios es recibir un regalo que no podemos ganar y que no merecemos . Por otro lado, experimentar la misericordia de Dios es ser guardado del castigo que de hecho merecemos. Dios es el verdadero Juez que retiene para sí el poder sobre el castigo último y definitivo. Cuando perdona nuestros pecados y nuestras culpas experimentamos su misericordia. Cuando recibimos el don de la vida, experimentamos su gracia. La misericordia de Dios se lleva el castigo, mientras que Su gracia reemplaza lo negativo con algo positivo. Merecemos el