Joseph Prince en su libro “Destinados para reinar” nos cuenta
que estaba hablando con un hermano de la iglesia y este le contó que su
entendimiento en cuanto a “obedecer la ley de Dios” era que uno tiene que
“actuar bien”. Joseph explica que «aunque es cierto que la ley nos dice
que actuemos bien, sin embargo siempre terminarás condenado por la
ley.
A la ley (en el Antiguo Testamento), se le llama el ministerio
de condenación porque no fue diseñada para que pudieras actuar bien, sino para
condenarte ¿y sabes qué? Cuanto más estés bajo la ley e intentes justificarte
por ella, más fallarás y serás condenado por ella. Este no es el camino de
Dios. Él no quiere verte viviendo en culpabilidad y condenación porque la
condenación produce temor, estrés y todo tipo de enfermedades. Literalmente, la
condenación te mata.
La voluntad de Dios es vivir una vida cristiana sin condenación. La
Biblia enseña la justificación por medio de la fe como el remedio para la
condenación.
¿Qué es la justificación?
El teólogo Stanley Horton lo define así: «La justificación se refiere a
un acto por medio del cual, apoyado en la obra infinitamente justa y
satisfactoria de Cristo en la cruz, Dios declara que los pecadores condenados
quedan libres de toda culpa del pecado y de sus consecuencias eternas, y los
declara plenamente justos ante su presencia»
Fundamentos bíblicos
Efesios 1: 4, 7, 11 dice que estamos en El y 1 Corintios 1: 30 dice que Jesucristo
se ha convertido en nuestra justicia. Dios entonces nos acredita y nos reconoce
la justicia de Cristo a favor de nuestra cuenta; su justicia nos es atribuida. El apóstol Pablo en el libro a los Romanos capítulo 4 usa dos
ejemplos del A.T. para sustentar la justicia atribuida:
Primero, Abraham. En Génesis 15:6 dice que «creyó a Jehová y le
fue contada por justicia». Esto tuvo lugar antes de que Abraham hubiese
obedecido a Dios con respecto a la circuncisión como señal del pacto.
Y Segundo, Salmos 32:2. Aquí David pronuncia una bendición sobre «el
varón a quien el Señor no inculpa de pecado».
"Poner en la cuenta de alguien la justicia de otro, sin tener en
cuenta ninguna cosa buena que esa persona haga, es ya suficientemente glorioso,
pero no tenerle en cuenta a la persona sus pecados y actos de maldad es más
glorioso aún" (Horton)
¿Cómo se produce la justificación en el creyente?
La Biblia aclara dos cosas:
En primer lugar, no se debe a ninguna buena obra de parte nuestra. Si
fuera así «Cristo habría muerto para nada» si la justicia se produjera por la
obediencia a la ley (Gálatas 2:21). Toda persona que trate de ser justa a base
de obedecer la ley, cae bajo una maldición, y «se ha desligado de Cristo» y «ha
caído de la gracia», (Gálatas 3.10).
Por lo tanto, todo el que crea que está más justificado después de haber
servido al Señor, lo mismo si ha sido durante cinco años, como si ha sido
durante cincuenta y cinco, o piense que las buenas obras ganan méritos ante
Dios, no ha sido capaz de comprender esta enseñanza bíblica.
En segundo lugar, en el corazón mismo del evangelio se halla la verdad
de que la justificación encuentra su fuente en la gracia inmerecida de Dios
(Romanos 3: 24) y su provisión en la sangre derramada por Cristo en la cruz
(Romanos 5:19), y lo recibimos por medio de la fe (Efesios 2:8).
Los beneficios de la Justificación
Algunos de los beneficios que experimentamos por haber sido
justificados por gracia son:
• «Tenemos paz para con Dios» (Romanos 5:1)
• Estamos libres de condenación, tanto en el presente como
en el futuro (Romanos 8:33-34)
• Somos «herederos conforme a la esperanza de la vida
eterna» (Tito 3:7)
Joseph Prince, aconseja: «Cuando el acusador llegue a condenarte por
todas tus faltas y te diga cosas como: “¿Cómo puedes llamarte cristiano?” o
“Eres el hipócrita más grande del mundo”, ese será el momento de comenzar a
verte libre de cualquier condenación».
Y yo declaro también que este es el momento de que comenzar a
verte justo no por lo que has hecho o no has hecho, sino por lo que Jesús ha
hecho por ti en la cruz y porque su sangre te está limpiando
continuamente. Estás destinado al éxito.
Jorge Arévalo
Sección: Fe y Espiritualidad
Extracto del Libro "Destinados al éxito"
Extracto del Libro "Destinados al éxito"
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