Cada vez que visito una ciudad lo primero que observo es la calidad de su limpieza en las calles, de las paredes de sus casas, edificios, playas y ríos. Llama la atención una ciudad que tiene desperdicios regados en las vías, excremento de mascotas y perros callejeros amontonados en veredas y parques. Todo eso te dice respecto de un valor importante de sus habitantes y es el valor de la limpieza. E n mis viajes misioneros a la Amazonía compruebo el estado en que viven los pobladores de algunos caseríos, ellos literalmente duermen al lado de la basura y al parecer no les fastidia a pesar de la cantidad de moscas rondando por su lado. No es de sorprender las enfermedades e infecciones a que son sometidos sus niños. He encontrado a muchos de ellos con enfermedades en los oídos, con el dengue y la malaria. ¿Qué hacemos? Aunque es cierto que la responsabilidad número 1 de la limpieza pública corresponde a las autoridades políticas elegidas que tienen un presupuesto del pueblo