¿Te imaginas que el Jardín del Edén, el paraíso terrenal, se encontrara en realidad en las profundidades de la selva amazónica? Aunque parezca una idea descabellada, esta fue una creencia que cautivó a muchos estudiosos en el siglo XVII. En aquella época, el Nuevo Mundo aún era un misterio, un territorio lleno de maravillas y secretos por descubrir. La exuberante vegetación, la fauna exótica y los relatos de los exploradores sobre tribus indígenas que vivían en armonía con la naturaleza alimentaron la imaginación de quienes buscaban respuestas sobre el origen de la humanidad. Uno de ellos fue Antonio de León Pinelo, un erudito que dedicó años de su vida a investigar la posible ubicación del Paraíso. En su obra "El Paraíso en el Nuevo Mundo", Pinelo argumenta que el Edén se encontraba en la región amazónica, basándose en interpretaciones de textos religiosos, mapas antiguos y descripciones de los primeros viajeros. Según Pinelo, la abundancia de loros, esmeraldas y serp