En la mente existen excusas para no emprender, pretextos que impiden a uno hacer realidad sus sueños o echar a andar su idea negocio. Se necesita trabajar en ello hasta no encontrar justificación alguna que impida iniciar el proyecto.
A
la mente debemos acostumbrarlo a la verdad de que nacimos para reinar, de que nacimos
para la victoria y que todas las cosas son posible si tenemos fe en Dios como
lo enseño Jesús. La mente requiere que se le eduque en la seguridad
de la prosperidad.
Raimón Samsó en su libro “el código del dinero nos revela 13 excusas para no emprender y todas estas excusas están en la mente y no en la realidad.
Los mayores
obstáculos de nuestras bendiciones no están allí afuera sino dentro en nuestra
cabeza, por tal razón necesitamos renovarnos día a día hasta quedar convencidos
que somos capaces de crear la riqueza.
El
dinero está esperando que le tomemos con creatividad y con fe. Anaís Nin dijo: “No vemos las cosas como son,
las vemos como somos nosotros”.
Cuanta
verdad tiene este pensamiento. Somos lo que pensamos. Si piensas que eres
pobre, lo eres, si piensas que eres rico, sin duda alcanzarás las riquezas.
No hay excusa entonces, debemos de deshacernos de todo prejuicio mental que no haga más que estancarnos. Veamos:
1.
A mi edad ya es
tarde para tener un negocio
No
hay edad para empezar el emprendimiento. Cualquier edad es propicia para
ejecutar una idea de negocio. Existen un sinnúmero de testimonios de quienes
empezaron a los 60 cuando estaban quebrados financieramente y estaban en
cero, pero su imaginación y su pasión por jugársela con su talento les llevó a
lograr exitosos emprendimientos como es el caso del Coronel Sanders o Coronel
Kentucky.
Una
edad como la del fundador de Kentucky diría que es aún mejor, pues está de tu lado no
sólo el entusiasmo sino también la madurez, el cálculo frío a la hora de hacer presupuestos financieros.
La madurez en el carácter y la sabiduría son necesarias para alcanzar el éxito en las finanzas. El águila cuando tiene 40 se siente vieja y no tiene la misma agilidad de antes para hacer la caza, pero eso no significa que está acabado. Le queda la posibilidad de subirse a la montaña y darse un descanso para tomar fuerzas, renovarse y volverse de nuevo como un joven.
2.
Aún soy demasiado
joven para tener un negocio
En
mis conferencias acostumbro decir a los jóvenes que están viviendo en la edad
de oro, que están en la etapa más interesante para emprender. El proverbio de
la Biblia dice que “la gloria de los jóvenes es su fuerza”.
La
juventud por lo general tiene la creatividad, la pasión y la imaginación en niveles muy elevados.
Cuando se es joven es cuando se debe crear negocios, las probabilidades de
llevar una mejor calidad de vida que la que tuvieron los padres son más altas.
Ser joven debe ser sinónimo de ser emprendedor y esta intención supera a la de ser un empleado. Trabajar en tu propia idea de negocio te librará aún de estar rogando por las migajas del gobierno.
3.
No tengo
experiencia ni conocimiento
Conozco
personas del interior del país que vinieron a la capital sin experiencia alguna en los negocios y que al principio trabajaron de
ambulantes pero luego establecieron su pequeña empresa por lo formal hasta que
levantaron todo un imperio económico como es el caso de Pablo Guerrero fundador
de Textilería Sydney en Lima Perú, un
amigo con quién converso con frecuencia. No había experiencia, ni estudios
previos, pero en el camino aprendió las reglas con que se multiplica el dinero.
“Caminante,
no hay camino, se hace camino al andar”, dice el poema Cantares de Joan Manuel
Serrat.
Continuará…
Jorge Arevalo
Comentarios
Publicar un comentario