En el mundo grecorromano el historiador Plutarco
(45 -120 dc) había mostrado ya su preocupación por la ética de los políticos y
la importancia de ser un buen ejemplo moral para inspirar confianza y autoridad
ante el pueblo.
Plutarco en su magna obra “Vidas Paralelas”, hace un análisis de veintitrés políticos de su época para responder a preguntas como ¿Cuáles son los atributos que caracterizan a un buen político y cómo esto incide en su destino? Para responder a la pregunta Plutarco resalta la vida de Catón el Joven, a quién pone de ejemplo de moderación, equilibrio personal y buena voluntad, cualidades que deben caracterizar a los políticos de hoy.
El teólogo holandés Erasmo De Rotterdam (1466 – 1536), pensaba que la característica fundamental de un político debe ser la razón, porque de ella emanan la sabiduría, la integridad y la vigilancia. En uno de sus más sabios consejos a los políticos dijo: “El que toma las riendas del gobierno no debe ocuparse en sus asuntos propios, sino en los públicos; debe únicamente interesarse por el interés general, no apartarse ni lo ancho de un dedo de las leyes que él ha promulgado y de las que es ejecutor, y responder por la integridad de todos sus funcionarios...”
Hoy en día, la mayoría de los cargos públicos son producto de negociaciones en el seno de la clase política y son resultado del reparto de cuotas de poder. Solís Fallas, economista y político, líder del partido Acción Ciudadana en Costa Rica alerta: “Esta politización de los nombramientos dentro de la administración pública, atenta contra la tecnificación requerida para mejorar la eficiencia, contra la confianza sobre un trato sin discriminaciones para el usuario y contra la competitividad internacional de nuestros sectores productivos”.
Lo que todos sabemos que esta politización de los nombramientos dentro de la administración pública atenta directamente también con la caja fiscal debido a los muchos políticos corruptos nombrados en cargos al más alto nivel.
Una de las principales críticas de la ciudadanía a los políticos y que a todos nos consta es principalmente sobre el tema de la corrupción. Proética coloca a la corrupción entre los principales problemas del país, junto con la delincuencia y el consumo de drogas. En Proética estiman que los efectos económicos de la corrupción en el Perú se ubicaría entre un 3% y 5% del PBI al año, es decir, hasta unos S/ 33,800 millones. Esto nos lleva a pensar en las razones que llevan a las personas a ser políticos. ¿Es la vocación o la ambición?
Estudios del Centro de investigaciones Sociológicas de la Universidad de Salamanca aseguran que la principal demanda social para los políticos es la
· Honradez con el 61.10%
· Gestor eficiente con 19,90%
· Carismático 5.40%
Según vemos, la demanda principal de la sociedad hacia los políticos está vinculada con el componente de la moral y la honestidad, es decir, que el político no debe tener acusaciones de corrupción o de enriquecimiento ilícito.
En una entrevista al ex Presidente de Costa Rica, Oscar Arias el 2014, le preguntaron ¿Qué características debe de tener un buen político? El respondió: “Los valores correctos, tiene que tener coraje, debe tener firmeza, tiene que ser honesto intelectual y éticamente…”
El profesor español Manuel Alcántara experto en
ciencias políticas propone que el buen político desarrolle calidad personal y
básicamente el valor de la honestidad. Y en cuanto a su desempeño en el cargo
el político debe rendir cuentas no solo por lo que está sujeto a sanciones
penales por parte de las agencias controladoras del estado, sino por los
juicios políticos que los ciudadanos puedan infligirle ya sea gestionando un
proceso revocatorio de mandato o castigándole con la derrota en las urnas para
una próxima elección.
Jorge Arévalo
Sección: Política y Sociedad
Jorge Arévalo
Sección: Política y Sociedad
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