domingo, 10 de febrero de 2019

LA RESPONSABILIDAD


La responsabilidad es un valor que todos destacamos pero que en muy pocos se refleja. Es una de las cualidades del ser humano de las más importantes para prosperar. Una persona responsable será deseable para cualquier institución o entidad que busca dejar complacido a sus usuarios con el trabajo hecho a tiempo y con la calidad respectiva. Ser responsable es sinónimo de compromiso fiel, excelente y serio.

Diligencia en el trabajo
La responsabilidad igualmente completa a un carácter diligente. Ser diligente en el trabajo te lleva a ascensos y promociones muchas veces inesperados. Como reza el proverbio “¿Has visto hombre solícito en su trabajo? Delante de los reyes estará; No estará delante de los de baja condición”.

El precio de la grandeza
Bien lo dijo el famoso político británico Winston Churchill: “El precio de la grandeza es la responsabilidad”. Solo siendo responsables alcanzaremos niveles de elevación y gloria sin precedentes. Cualquier empresa u organización estará orgulloso de tener entre sus miembros a uno que labora con la consigna churchiliana de “sangre, sudor y lágrimas”.

Excelencia apreciada en el trabajo
La responsabilidad llevará a una persona a ser muy cuidadoso con su trabajo. La presentará con excelencia. Habrá sublimidad en su obra. Y será perenne como las pinturas de Leonardo Da Vinci y la de  Miguel Angel que a lo largo del tiempo la gente se preguntará ¿Cuál es mejor? ¿La Mona Lisa o el David?

La responsabilidad nos protege
El ex Presidente checo Václav Hvel tenía razón al afirmar que “la protección de nuestro mundo se encuentra en el corazón humano, en el pensamiento humano y en la responsabilidad humana”. Los hijos se protegen con la responsabilidad de los padres, la propiedad y los negocios con la responsabilidad de los dueños, de igual modo el mundo y los que en el habitamos se protege con la responsabilidad de los políticos que lo gobiernan.

Con responsabilidad se planifica el futuro
Bernard Shaw dijo que “no somos sabios al recordar nuestro pasado, sino al asumir nuestra responsabilidad del futuro”.  Cuán importante es hacernos un proyecto de vida, existen los de corto, mediano y largo plazo (2, 5 y 10 años). Un proyecto de vida te dará definición, pasión y creatividad para desarrollar estrategias de cómo alcanzar tus objetivos. Una vez tengas el plan, el proverbio de la Biblia sugiere: “Encomienda a Jehová tus obras, Y tus pensamientos serán afirmados”.

Cómo echar a perder un hijo
(Decálogo sobre la responsabilidad de los padres sobre los hijos, del popular juez de menores de Granada Emilio Calatayud y que generalmente lo comparto en mis charlas de escuela para padres)

1.- Comience por dar a su hijo durante la infancia todo lo que él quiera; así crecerá con la falsa idea de que todo mundo tiene que servirle
2.- Cuando aprenda malas palabras, celebre “el chiste”; así creerá que es “muy gracioso” y lo estimulara a aprender otras groserías que le sacaran a usted de quicio en unos años más.
3.- Nunca le dé educación espiritual; espere a que su “niño”
cumpla 21 años para que “decida por sí mismo”.

4.- Evite usted el uso de la palabra “malo” o “pecado”; podría
crearle un complejo de “culpabilidad”.

5.- Recoja todo lo que él deja tirado; libros, zapatos, ropa, para que “aprenda bien” a dejar toda la responsabilidad a los demás.

6.- Déjele leer historietas, noveluchas, pornografía y cuanto cosa caiga en sus manos; así su cerebro, lleno de inmundicia, se desarrollara sin “prejuicios”.

7.- Tenga demasiadas “juntas” por las noches y riña con su cónyuge en presencia de sus hijos; así estos no sentirán el “terrible choque” cuando sobrevenga el divorcio o separación.

8.- Dele todo el dinero que le pida y cúmplale sus caprichos; al negárselos podría crearle un complejo de “frustración”.

9.- Póngase siempre de su parte contra los vecinos, profesores y, cuando venga el caso, contra la policía; todas estas personas le tienen “mala voluntad” a su hijo.

10.- Nunca se preocupe por darle buen ejemplo y cuando alguien le busque a usted y no quiera ser interrumpido, ordénele que diga que “no está” para que desde pequeño aprenda a “salir de apuros”.

De seguir estas instrucciones al pie de la letra no se lamente luego haber formado un vil delincuente para la sociedad y no un ciudadano de bien que todos esperamos.

Jorge Arévalo
La responsabilidad
Serie: Valores para el desarrollo

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