En los meses de Abril a Junio del presente año
mientras hacía mi gira de Sur a Norte de los Estados Unidos observé en sus
instituciones políticas, sociales, familiares y religiosas algunos aspectos que
creo deben tomarse en cuenta con bastante preocupación para que este país se
mantenga en grande en cuanto a su posición e influencia positiva sobre las
naciones.
Me referí a la pasión de sus familias e iglesias por practicar la justica y enseñarla al mundo. Cuántos países del globo fueron bendecidos con misiones cristianas, obras de salud, tecnología, ayuda monetaria en los desastres y otras obras benéficas que me recordaba el Dr. José Pascua, Presidente The Joshua Generation en nuestra reunión en Spring, Texas.
Aludí también al tema de familia, a la falla de los padres de una crianza con amor y límites, al mismo tiempo el ejercicio de una mayor vigilancia sobre los hijos para no tener que volver a lamentar desgracias como el acontecido recientemente en el tiroteo en la tienda Walmart de El Paso donde se acabó con la vida de muchos inocentes. Existe una responsabilidad implícita en los progenitores sobre todas las acciones buenas o malas que sus vástagos puedan cometer.
La espiritualidad ha caído en los Estados Unidos, un país con raíces cristianas fundacionales y avivamientos como ningún otro. Ahora se puede notar en muchas de sus gentes el afán desmedido del dinero y la diversión que el cultivo de su carácter y valores de la Palabra de Dios como fue en el tiempo pasado, eso explica el cierre de sus innumerables iglesias.
La visión de la unidad de la familia, el matrimonio y el proyecto de los hijos de constituir su propio hogar necesita ser restaurado. Hoy en día los jóvenes americanos no desean compromiso y responsabilidad que les implica un matrimonio para toda la vida, sino sólo pasatiempos.
Hace falta orar e interceder por un país que siempre fue de bendición en la tierra. Ahora toca devolver el favor. Líderes cristianos con influencia en el África y Latino América así como Asia, Europa y Oceanía debemos ayudarlos haciendo guerra espiritual a su favor. Pongamos a Washington DC, que es la capital política del mundo, en el centro del escenario celestial y declaremos desde allí la restauración de gloria de Dios sobre esta nación. Gloria de Dios en su gobierno, economía, educación, religión, familia y arte.
Este país debe mantenerse en grande, sus libertades y democracia fortalecida, su respeto a la propiedad privada inviolable, sus leyes de incentivo al genio de sus hombres sostenida, su generosidad al mundo preservada, el cuidado de su medio ambiente siendo ejemplo al mundo, y sobre todo su reavivada adoración a Jesucristo como su único Dios como al principio.
La Biblia dice en 2 Crónicas 7: 14:
“Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra”.
Sólo Dios puede volver a sanar los Estados Unidos, vendar las heridas del alma, salvarlos de sus pecados y reinstaurar el fuego del Espíritu Santo en cada uno de sus ciudades. Sólo Dios puede volver a tocar sus familias y renovarlos en su pasión por cumplir el mandamiento de ser sal y luz al mundo.
Jeremías 33: 3 dice:
“Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces".
Habitantes de la tierra, unamos nuestras voces en clamor por la nación del tío Sam, Dios responderá como lo promete en Su Palabra y Él volverá a hacer sus maravillas y prodigios en medio de esta tierra.
Dios bendiga Estados Unidos.
Me referí a la pasión de sus familias e iglesias por practicar la justica y enseñarla al mundo. Cuántos países del globo fueron bendecidos con misiones cristianas, obras de salud, tecnología, ayuda monetaria en los desastres y otras obras benéficas que me recordaba el Dr. José Pascua, Presidente The Joshua Generation en nuestra reunión en Spring, Texas.
Aludí también al tema de familia, a la falla de los padres de una crianza con amor y límites, al mismo tiempo el ejercicio de una mayor vigilancia sobre los hijos para no tener que volver a lamentar desgracias como el acontecido recientemente en el tiroteo en la tienda Walmart de El Paso donde se acabó con la vida de muchos inocentes. Existe una responsabilidad implícita en los progenitores sobre todas las acciones buenas o malas que sus vástagos puedan cometer.
La espiritualidad ha caído en los Estados Unidos, un país con raíces cristianas fundacionales y avivamientos como ningún otro. Ahora se puede notar en muchas de sus gentes el afán desmedido del dinero y la diversión que el cultivo de su carácter y valores de la Palabra de Dios como fue en el tiempo pasado, eso explica el cierre de sus innumerables iglesias.
La visión de la unidad de la familia, el matrimonio y el proyecto de los hijos de constituir su propio hogar necesita ser restaurado. Hoy en día los jóvenes americanos no desean compromiso y responsabilidad que les implica un matrimonio para toda la vida, sino sólo pasatiempos.
Hace falta orar e interceder por un país que siempre fue de bendición en la tierra. Ahora toca devolver el favor. Líderes cristianos con influencia en el África y Latino América así como Asia, Europa y Oceanía debemos ayudarlos haciendo guerra espiritual a su favor. Pongamos a Washington DC, que es la capital política del mundo, en el centro del escenario celestial y declaremos desde allí la restauración de gloria de Dios sobre esta nación. Gloria de Dios en su gobierno, economía, educación, religión, familia y arte.
Este país debe mantenerse en grande, sus libertades y democracia fortalecida, su respeto a la propiedad privada inviolable, sus leyes de incentivo al genio de sus hombres sostenida, su generosidad al mundo preservada, el cuidado de su medio ambiente siendo ejemplo al mundo, y sobre todo su reavivada adoración a Jesucristo como su único Dios como al principio.
La Biblia dice en 2 Crónicas 7: 14:
“Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra”.
Sólo Dios puede volver a sanar los Estados Unidos, vendar las heridas del alma, salvarlos de sus pecados y reinstaurar el fuego del Espíritu Santo en cada uno de sus ciudades. Sólo Dios puede volver a tocar sus familias y renovarlos en su pasión por cumplir el mandamiento de ser sal y luz al mundo.
Jeremías 33: 3 dice:
“Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces".
Habitantes de la tierra, unamos nuestras voces en clamor por la nación del tío Sam, Dios responderá como lo promete en Su Palabra y Él volverá a hacer sus maravillas y prodigios en medio de esta tierra.
Dios bendiga Estados Unidos.
Jorge Arévalo
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