Es cierto que cuando suceden circunstancias contrarias a lo deseado tendemos a dejarnos sobrellevar por el temor, pero son en esas situaciones cuando más debemos guardar nuestra mente y corazón llenándola de preciadas perlas de verdad.
No sucumbir al temor es la clave. Fortalecer el espíritu alineando la fe con el análisis objetivo de la realidad y sobre todo con la sabiduría eterna de cómo operan las leyes divinas.
Vemos que las noticias del avance del coronavirus ha comenzado a provocar en la sociedad una histeria colectiva y las autoridades políticas están que alimentan más este temor exponiendo al desespero de una población que en su mayoría vive del día a día y que tienen que salir a las calles a trabajar para asegurar la provisión para el hogar.
Nuestro gobierno debe ser prudente y actuar con cautela en su forma de comunicar respecto a este virus.
¿Qué es lo que debemos hacer para pasar este momento?
Aquí algunas recomendaciones:
1.
No atender todo el día las
noticias de la radio, tv y redes sociales que hablan sobre la pandemia. Ocupar
más nuestra mente en lecturas motivadoras o inspiradoras, esto es para no andar
viendo el virus hasta en el caldo. Esta plaga no es de tanto temer.
2.
Seguir las sencillas
recomendaciones de las autoridades de salud tales como el lavado de manos, la
protección del estornudo y en caso de contagio aislarse para ser tratado, las
probabilidades de recuperación son muchísimas más altas que las que no.
3.
No hacer compras
compulsivas de los elementos de limpieza y comida como si estuviéramos en una
guerra mundial. La pandemia del coronavirus es controlable.
4.
Edifica tu fe con
promesas de la Biblia, fortalece tu espíritu con la meditación y oración de la
mañana.
5.
Para los que quedan en
casa consideren el tiempo para hacer las cosas que no estabas haciendo en
familia.
6.
Toma los problemas y
dificultades como oportunidades para desarrollar ideas creativas para generar
mayores ingresos económicos en el futuro.
Veo que en redes sociales está circulando un famoso texto sagrado de protección y que lo vienen compartiendo católicos y evangélicos, también lo recomiendo:
Salmos 91: 10:
“No te sobrevendrá mal, ni plaga tocará tu morada”
Mi consejo basado en este texto es: “Confía en Dios”.
Jorge Arévalo
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