Marcos 11:23 dice: “Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte:
Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será
hecho lo que dice, lo que diga le será hecho”.
Note que dice que cualquiera que dijere a este monte. No cualquiera que ore sino cualquiera que diga. Debemos decirle a esa montaña de problemas “Quítate y échate al mar”, “Te lo ordeno”.
Si estamos seguros quienes somos en Cristo, si estamos convencidos que tenemos el poder de Dios dentro de nosotros y no dudamos, entonces lo que le digamos a la montaña eso se hará.
Serás salvo tú y tu casa
Mi texto favorito es Hechos 16: 3: "Ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa".
Este texto asegura que si nosotros hemos venido a la fe de Cristo también nuestra familia lo hará. Es la voluntad de Dios que tú y tu casa que representa tu familia, sean salvos. En primer lugar están los hijos y los cónyuges, luego están los padres, luego, los hermanos y sus casas. Puedes hablar sobre tu familia en general que la salvación de Dios les pertenece. La salvación es sanidad, perdón y bienestar en general. Declara: “Mi casa y yo somos salvos”, “Mi casa y yo serviremos al Señor”.
Salmos 116:10 dice: “Creí por tanto hablé”. Creemos primero y luego hablamos. Pablo en Romanos 10: 8-10 declara: “Mas ¿Qué dice? Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta es la palabra de fe que predicamos: que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación”.
Es con el corazón que creemos pero es con la boca que confesamos, que declaramos.
Proverbios 18: 21 lo afirma: “La muerte y la vida están en poder de la lengua,
Y el que la ama comerá de sus frutos”
Hay
prosperidad para tus hijos
Salmos 112: 2- 3 afirma: “Su descendencia será poderosa en la tierra; La generación de los rectos será bendita. Bienes y riquezas hay en su casa, Y su justicia permanece para siempre"
Que hermoso texto que habla de nuestra descendencia, de nuestros hijos, que son poderosos en la tierra, que son benditos. Que no les falta nada porque en nuestra casa hay bienes y riquezas. ¿No es acaso esto prosperidad? Sí, Dios ama la prosperidad de sus hijos y de los hijos de sus hijos.
Declara: “Soy un varón próspero, en mi casa hay riquezas y bienes, mis hijos son prósperos, saludables y benditos”.
Al declarar esto no me estoy saliendo del contexto bíblico, ni deseando cosas que Dios no quiere darme a mí y a mi familia.
Las bendiciones de Dios aumentan sobre tu casa
Salmos 115:12 : “Jehová se acordó de nosotros; nos bendecirá; Bendecirá a la casa de Israel; Bendecirá a la casa de Aarón”
Así como Dios bendice la casa de Israel y la casa de Aarón, también bendice el tuyo. Él se ha acordado de ti y de tus hijos.
El verso 14 del mismo capítulo dice: “Aumentará Jehová bendición sobre vosotros; Sobre vosotros y sobre vuestros hijos”
Tus hijos
son la extensión de tus sueños
Salmos 127:3-5: “He aquí, herencia de Jehová son los hijos; cosa de estima el fruto del vientre. Como saetas en mano del valiente, así son los hijos habidos en la juventud".
Note que dice que cualquiera que dijere a este monte. No cualquiera que ore sino cualquiera que diga. Debemos decirle a esa montaña de problemas “Quítate y échate al mar”, “Te lo ordeno”.
Si estamos seguros quienes somos en Cristo, si estamos convencidos que tenemos el poder de Dios dentro de nosotros y no dudamos, entonces lo que le digamos a la montaña eso se hará.
Cuando oramos pedimos que Dios haga algo
pero cuando hablamos estamos ordenando que algo suceda. Esto es lo que
Jesús trató de enseñar a los discípulos, que las palabras tienen poder. Jesús
usó la palabra para sanar los enfermos, no hay registro bíblico que diga que
los discípulos oraron por los enfermos
(con algunas excepciones donde se muestra que oraron antes de
ministrar), Jesús no oró por los
enfermos cuando los tenía frente a él,
no lo hicieron sus discípulos tampoco debemos hacerlo nosotros, él sanó
y liberó por la palabra.
Igualmente debemos tomar la palabra para bendecir a nuestra familia, a
nuestros hijos y cónyuge. Hay muchos textos bíblicos que podemos tomar como base
para profetizar sobre ellos.
Serás salvo tú y tu casa
Mi texto favorito es Hechos 16: 3: "Ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa".
Este texto asegura que si nosotros hemos venido a la fe de Cristo también nuestra familia lo hará. Es la voluntad de Dios que tú y tu casa que representa tu familia, sean salvos. En primer lugar están los hijos y los cónyuges, luego están los padres, luego, los hermanos y sus casas. Puedes hablar sobre tu familia en general que la salvación de Dios les pertenece. La salvación es sanidad, perdón y bienestar en general. Declara: “Mi casa y yo somos salvos”, “Mi casa y yo serviremos al Señor”.
Salmos 116:10 dice: “Creí por tanto hablé”. Creemos primero y luego hablamos. Pablo en Romanos 10: 8-10 declara: “Mas ¿Qué dice? Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta es la palabra de fe que predicamos: que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación”.
Es con el corazón que creemos pero es con la boca que confesamos, que declaramos.
Proverbios 18: 21 lo afirma: “La muerte y la vida están en poder de la lengua,
Y el que la ama comerá de sus frutos”
Salmos 112: 2- 3 afirma: “Su descendencia será poderosa en la tierra; La generación de los rectos será bendita. Bienes y riquezas hay en su casa, Y su justicia permanece para siempre"
Que hermoso texto que habla de nuestra descendencia, de nuestros hijos, que son poderosos en la tierra, que son benditos. Que no les falta nada porque en nuestra casa hay bienes y riquezas. ¿No es acaso esto prosperidad? Sí, Dios ama la prosperidad de sus hijos y de los hijos de sus hijos.
Declara: “Soy un varón próspero, en mi casa hay riquezas y bienes, mis hijos son prósperos, saludables y benditos”.
Al declarar esto no me estoy saliendo del contexto bíblico, ni deseando cosas que Dios no quiere darme a mí y a mi familia.
Las bendiciones de Dios aumentan sobre tu casa
Salmos 115:12 : “Jehová se acordó de nosotros; nos bendecirá; Bendecirá a la casa de Israel; Bendecirá a la casa de Aarón”
Así como Dios bendice la casa de Israel y la casa de Aarón, también bendice el tuyo. Él se ha acordado de ti y de tus hijos.
El verso 14 del mismo capítulo dice: “Aumentará Jehová bendición sobre vosotros; Sobre vosotros y sobre vuestros hijos”
Salmos 127:3-5: “He aquí, herencia de Jehová son los hijos; cosa de estima el fruto del vientre. Como saetas en mano del valiente, así son los hijos habidos en la juventud".
Bienaventurado el hombre que llenó su
aljaba de ellos; No será avergonzado cuando hablare con los enemigos en la puerta”
Este texto es una maravilla,
profetiza sobre nuestra familia, nuestra descendencia. En primer lugar dice que
nuestros hijos son herencia del Señor, él nos lo ha dado para que sean de
bendición para nosotros. Ellos son muy estimados a los ojos del Creador, y son
saetas en nuestras manos, es decir, la extensión de nuestro ministerio, de
nuestra visión y sueños aquí en la tierra. Somos más que felices al tenerlos,
no seremos avergonzados, pues son sabios y justos.
Declara: “Mis hijos son saetas en mis
manos, son bendición a mi vida, soy muy afortunado de tenerlos y de que sean
hijos de bien”.
Tu mujer
es como vid cargada de uvas y tus hijos como olivo alrededor de tu mesa
Salmos 128: 3-6 hablando de las
bendiciones del Señor para el hogar dice: “En la intimidad de tu hogar, tu mujer será como una vid cargada de uvas; tus hijos, alrededor de tu mesa, serán como retoños de olivo. Así bendecirá el Señor al hombre que lo honra. ¡Que el Señor te bendiga desde el
monte Sión! ¡Que veas el bienestar de Jerusalén todos los días de tu vida! ¡Que llegues a ver a tus nietos!
Declara: “Mi mujer es como una vid cargada
de uvas, mis hijos como retoños de olivo alrededor de mi casa” “Yo veo el
bienestar de mis hijos todos los días de mi vida y llegaré igualmente a ver el
bienestar de mis nietos”
No temas de usar la palabra para
bendecir tu familia, la palabra tiene poder para materializarse. La palabra de
Dios es la voluntad de Dios para ti. Debes creerlo y declararlo cada día. La
palabra tiene el poder de hacerse carne.
Mis bendiciones a ti
Jorge Arevalo
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