Salmos 37: 4 dice: “Entrégale a Dios tu amor,
y él te dará lo que más deseas”
Esta promesa bíblica nos enseña una manera de
hacer realidad nuestros deseos y es entregándole nuestro amor a Dios.
Dios puede darnos lo que más deseamos si nosotros
tomamos la decisión de amarle a Él con todas nuestras fuerzas, mente y corazón.
En cuanto a las finanzas, el dinero no debe ser el fin en nuestra vida sino
solo un medio para suplir nuestras necesidades, el fin de todo es el amor, el
amor a Dios en primer lugar y luego a nuestro prójimo.
En este artículo te comparto seis principios de cómo plantear en oración tus deseos a Dios relacionados con el aspecto financiero pero aplicables también a los deseos de salud, felicidad en la familia y otros más.
- Determine la cantidad
exacta de dinero que desea.
Este primer principio es
elemental, muchas veces no recibimos porque pensamos en un todo, sin definir
las partes. Sucede con la oración, toda petición debe ser hecha específicamente
para que sea eficaz. Hill nos dice que no basta con decir: «Quiero mucho
dinero», debe ser específico en cuanto a la cantidad. Eso quiere decir, que
debemos de detenernos para pensar primero. Pensar en lo que realmente queremos y
luego ser constante en ello.
- Determine con
exactitud lo que se propone dar a cambio del dinero que desea.
Este consejo es muy sabio.
Aquí se aplica la ley de la siembra y la cosecha. No se recibe algo por
nada. Si queremos recibir hay que dar
primero. ¿Qué vas a dar a cambio para conseguir ese dinero? ¿Darás un producto?
¿Ofrecerás un servicio para mejorar la vida?
Determine entonces que
bien o servicio usted va a prestar y por lo que esperará su remuneración.
- Establezca un plazo
determinado en el que te propongas poseer el dinero que deseas.
Esto se llama
planificación, establecer objetivos y metas de cómo ir haciendo realidad
aquello que te has propuesto.
¿Cuánto es lo que tú
determinas que sean tus ingresos por mes, o por año? Establece el tiempo límite
para cada pequeña meta que te lleve a conseguir tu principal objetivo que es a
obtener una fortuna neta.
- Crea un plan de
acción para llevar a cabo tu deseo, y empiece de inmediato, sin que
importe si te hallas preparado o no.
Muchos esperan por ser
perfectos, y que sus cosas estén alineadas perfectamente para dar el primer paso.
El perfeccionismo muchas veces no ayuda para el crecimiento. Las cosas
excelentes se logran a través de una constante. Los hombres ricos tuvieron que
ser flexibles hasta que tuvieron la capacidad de presentar su obra maestra.
Crea un plan de acción en que te pongas a
trabajar de inmediato. Ve ganando mercado, tiempo y recursos.
- Escriba la
declaración clara y concisa de la cantidad de dinero que te propusiste
adquirir y el tiempo límite que determinaste para esta adquisición.
Este punto es importante.
En mi caso yo aprendí a tenerlo todo por escrito, me es más fácil revisarlo, no
olvidarme de nada. Las cosas más importantes como mi visión hasta lo tengo
diseñado y puesto en forma de pantalla en mi laptop, en mi Tablet y en el
móvil. Cada vez que hago uso de estos aparatos, mi visión y proyectos aparecen
de inmediato frente a mis ojos.
El texto bíblico de Habacuc 2: 2 dice: “Y Jehová me respondió, y dijo:
Escribe la visión, y declárala en tablas, para que corra el que leyere en
ella”.
El sagrado texto instruye: Escribe tu visión y decláralo.
- Lea su declaración en
voz alta, dos veces al día, una vez antes de acostarse, y otra, al levantarse.
Mientras lee, vea, siente y piense que ya tiene su dinero.
La declaración diaria es
la más importante de todas. El confesar con tu boca creyéndolo con el corazón y
luego asumir que ya es un hecho, que ya lo tienes, que ya lo sientes ahora
mismo.
Empieza a caminar en esa
convicción viendo en lo espiritual lo que tus ojos naturales aún no ven, pero
que tú estás seguro que ya lo recibiste. Eso es andar por fe.
Todos los hombres que han
conseguido grandes cosas en este mundo no estaban exentos de este ingrediente
tan necesario como lo es la fe.
Hebreos 11: 1 “Es pues, la
fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”.
La fe te permite ver lo
que otros no ven, porqué están en lo natural, en cambio tú estás en la
dimensión del espíritu, de la fe, de lo invisible que gobierna lo visible.
Tu fe es esa mano que se
extiende al ámbito celestial para traer tus bendiciones al ámbito de la tierra
y hacer realidad lo que has creído. Conforme a tu fe te será hecho enseñó Jesús.
Entonces, haz declaraciones positivas sin temor.
En mi libro “Cómo usar la palabra para prosperarte a ti mismo”, explico este punto.
Jorge Arévalo
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