Cuando pensamos en "deber conyugal", a menudo nuestra mente salta directamente a la intimidad física. Si bien Proverbios 5 aborda este aspecto de manera explícita, el concepto bíblico de deber conyugal es mucho más amplio. Este capítulo, lejos de ser solo una advertencia sobre la infidelidad, es una guía profunda sobre la obligación y el privilegio de cultivar una relación matrimonial exclusiva, gozosa y profundamente satisfactoria. Nos enseña que el verdadero deber conyugal es un compromiso integral que protege y nutre el vínculo.
1. El Deber de la
Exclusividad: Proteger la Fuente (vv. 3-14)
Proverbios 5 comienza con una
descripción cruda y sin rodeos de los peligros de la "mujer extraña"
(o cualquier relación fuera del matrimonio). Sus palabras pueden ser "más
suaves que el aceite" (v. 3), pero su destino es "amargo como el
ajenjo, agudo como espada de dos filos" (v. 4). La inmoralidad sexual
lleva a la ruina, a la pérdida de la honra, de los bienes, de la salud y al
remordimiento final (vv. 9-14).
El deber conyugal aquí es doble:
- Deber de Evitar el Mal: El primer deber es activamente
alejarse de cualquier tentación o situación que pueda comprometer la
fidelidad. "Aleja de ella tu camino, y no te acerques a la puerta
de su casa;" (v. 8). Esto significa establecer límites claros,
tanto físicos como emocionales, y ser intencional en evitar aquellas
influencias que puedan debilitar el compromiso con tu cónyuge. No es solo
resistir la tentación cuando llega, sino evitar que se presente.
- Deber de Entender las Consecuencias: Parte del
deber es ser sabio sobre los resultados del pecado. La infidelidad no es
un "desliz" inofensivo; es un acto destructivo que trae
vergüenza, miseria y devastación. Cumplir con este deber implica una conciencia
sobria del alto precio de la traición, lo que fortalece la voluntad de
permanecer fiel.
Este deber de exclusividad y
protección es la base fundamental. Sin él, cualquier intento de construir algo
más profundo será en vano.
2. El Deber de la Satisfacción
Mutua: Beber de la Propia Fuente (vv. 15-19)
Aquí es donde Proverbios 5 se
vuelve sorprendentemente positivo y revelador sobre la intimidad matrimonial.
Una vez establecida la exclusividad, se nos insta a encontrar nuestra plenitud
dentro de la relación:
- "Bebe el agua de tu misma cisterna, y los
raudales de tu propio pozo." (v. 15): Este es el corazón del deber de
la satisfacción. Significa que ambos cónyuges tienen la obligación de buscar
y encontrar su plena satisfacción (emocional y sexual) el uno en el otro.
No es un deber pasivo, sino una invitación a la búsqueda activa de la
alegría y el placer dentro del matrimonio.
- Deber de Exclusividad en el Placer: "Sean
para ti solo, y no para los extraños contigo." (v. 17). El gozo y
la intimidad del matrimonio son un tesoro sagrado que no debe ser
compartido ni buscado fuera. Este deber se cumple al invertir
intencionalmente en la intimidad conyugal, dedicando tiempo, afecto y
creatividad el uno al otro.
- Deber de Celebración y Deleite: "Sea
bendito tu manantial, y regocíjate con la mujer de tu juventud... Sus
caricias te satisfagan en todo tiempo, y en su amor recréate
siempre." (vv. 18-19). Este es un llamado a la acción constante.
El deber conyugal incluye:
- Honrar y bendecir al cónyuge: Reconocer su valor y
la bendición que representa.
- Cultivar la alegría: Hacer del matrimonio una
fuente de gozo y disfrute, no una mera rutina.
- Nutrir la pasión: Asegurarse de que las
"caricias" satisfagan "en todo tiempo" y que el
"amor recree siempre". Esto exige comunicación abierta sobre
las necesidades y deseos, vulnerabilidad y un esfuerzo continuo para
mantener viva la chispa y el deseo mutuo.
3. El Deber de la Conciencia
Divina: Saber que Dios Ve (vv. 21-23)
El capítulo cierra con un
recordatorio solemne: "Porque los caminos del hombre están ante los
ojos de Jehová, y él pesa todas sus veredas." (v. 21). Este es el
deber de la responsabilidad ante Dios.
- Deber de Transparencia: Saber que Dios ve cada
acción y cada elección (incluso las secretas) nos impulsa a vivir con
integridad. No se puede engañar a Dios.
- Deber de Reflexión: La falta de disciplina y la
insensatez llevan a la ruina, "morirá por falta de corrección"
(v. 23). El deber es reflexionar sobre las advertencias y permitir que la
sabiduría guíe nuestros pasos, para no caer en la trampa de la propia
maldad.
En conclusión, Proverbios 5
redefine el deber conyugal. No es una lista de obligaciones frías, sino un
vibrante llamado a una fidelidad apasionada y exclusiva que lleva a la
verdadera satisfacción y bendición. El deber principal es proteger el matrimonio y, dentro de ese espacio seguro, dedicarse activamente a
deleitar y satisfacer al cónyuge. Cumplir con este deber no solo evita la
destrucción, sino que construye un amor que es "bendito",
"satisfaciente en todo tiempo" y que "recrea siempre", cumpliendo
el propósito divino para la unión matrimonial.
Jorge Arevalo

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