¿Alguna vez has sentido que estás trabajando duro, orando con fervor y soñando en grande, pero tus resultados se quedan a medias? El éxito que deseas parece estar al alcance de tu mano, pero algo te frena, te limita a una victoria parcial.
Existe
un antiguo pasaje bíblico que, curiosamente, ilustra este fenómeno con una
claridad impactante. Se trata de la historia del profeta Eliseo y el rey Joás.
Este relato no solo nos da una lección espiritual, sino que también toca un
principio muy moderno: el poder de la convicción total.
El
Encuentro que Selló un Destino
El
pasaje se encuentra en 2 Reyes 13:14-19. El gran profeta Eliseo, ya
anciano y a punto de morir, recibe la visita del rey Joás, quien llora
desesperado por la amenaza de los sirios que asolaban a Israel.
Eliseo,
en su último acto profético, le da al rey una instrucción con un profundo
significado simbólico:
- La
Promesa (El Potencial):
Eliseo le ordena a Joás tomar un arco y flechas, y luego le pide que
dispare una flecha por la ventana hacia el oriente. Mientras lo hace,
Eliseo declara: "¡Flecha victoriosa del Señor! ¡Flecha victoriosa
contra Siria! ¡Tú vas a derrotar a los arameos en Afec hasta acabar con
ellos!" (v. 17). La victoria total de Dios sobre el enemigo
estaba garantizada.
- La
Prueba (El Compromiso):
Luego, el profeta le da la prueba de fuego: "Toma las flechas. Y
dijo al rey de Israel: ¡Golpea la tierra!"
- La
Decisión Fatal:
Joás obedeció... pero solo golpeó el suelo tres veces y se detuvo.
La
Ira del Profeta: El Peligro de la Fe a Medias
La
reacción de Eliseo es fulminante: "Y el hombre de Dios se enojó con él,
y dijo: ¡Debiste haber golpeado cinco o seis veces! Entonces hubieras herido a
Aram hasta exterminarlo. Pero ahora herirás a Aram solo tres veces"
(v. 19).
Aquí
está la poderosa paradoja: La limitación no provino de Dios ni de la promesa,
sino de la acción limitada del rey.
- Cada
golpe representaba una victoria.
- El rey
se conformó con tres, mostrando falta de fe, apatía o un deseo
insuficiente de aniquilar completamente al enemigo.
- Su
victoria final fue, literalmente, el reflejo exacto de su propio
esfuerzo y convicción.
El
rey Joás ejemplifica perfectamente la fe a medias: la persona que cree
en el potencial, pero se detiene en el punto donde la perseverancia se vuelve
incómoda.
El
Secreto del Éxito Total: Golpea hasta Agotar la Duda
La
lección de Eliseo a Joás es un principio universal para alcanzar el éxito total
en cualquier área de la vida (espiritual, profesional o personal): Tu
compromiso determina el alcance de tu victoria.
Cuando
aplicamos este principio a nuestros desafíos modernos, descubrimos que los
"tres golpes" representan:
1.
La Resignación Subconsciente
Los
tres golpes son tu creencia limitante o tu programa subconsciente
que te dice: "Esto es demasiado difícil," "No merezco
tanto," o "Ya es suficiente."
El
biólogo Bruce Lipton, pionero en la epigenética, argumenta que nuestro
subconsciente (que maneja el 95% de nuestras acciones) es como una grabadora
que reproduce programas de la infancia. Si en tu "programa" está
grabado el miedo al éxito o la creencia de ser insuficiente, te detendrás en el
tercer golpe, saboteando inconscientemente tu propia promesa de victoria total.
2.
La Falta de Persistencia
Muchos
inician un proyecto, una dieta, un hábito de oración o un negocio. Lo hacen por
una, dos y tres semanas. Luego, cuando el desafío real aparece, se detienen. No
es falta de habilidad, es falta de persistente convicción. El éxito
total requiere una acción que va más allá de lo razonable, una perseverancia
que te obliga a golpear hasta que el suelo esté cubierto de flechas.
3.
El Acto de Voluntad Incondicional
Eliseo
le pedía a Joás que demostrara voluntad incondicional. El acto de
golpear el suelo no tenía lógica militar, era una prueba de fe. Para
alcanzar el éxito total, debes estar dispuesto a hacer el "cuarto, quinto
y sexto golpe" en tu propia vida:
- Cuando
ya no hay motivación:
¡Golpea el suelo!
- Cuando
todo parece absurdo:
¡Golpea el suelo!
- Cuando
el miedo te dice que te detengas:
¡Golpea el suelo!
La
próxima vez que te sientas tentado a detenerte y conformarte con la victoria
parcial, recuerda la ira de Eliseo. Tu limitación no está en tu potencial,
está en tu convicción.
La
promesa de Dios era la victoria total. La pregunta es: ¿cuántas veces estás
dispuesto a golpear el suelo?
Jorge
Arevalo

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