Todos buscamos consejo. En la era de la información, devoramos podcasts, contratamos consultores y seguimos a gurús. Pero la historia nos enseña una lección brutal: tener acceso a la mejor sabiduría del mundo no sirve de nada si tu ego es más grande que tus oídos.
La antigüedad nos regaló dos ejemplos
perfectos de cómo relacionarse con el conocimiento. Por un lado, el
conquistador que cambió el mundo; por otro, el tirano que lo perdió todo.
El Alumno de Acción: Alejandro y el Método
Cuando Filipo II de Macedonia contrató a Aristóteles
para educar a su hijo Alejandro, no buscaba a alguien que le enseñara a
sostener una lanza. Buscaba a alguien que le enseñara a pensar.
Alejandro Magno no conquistó Asia solo por
la fuerza de sus falanges, sino por la disciplina de su mente. ¿Qué tomó de
Aristóteles?
- Lógica
y Observación:
Mientras otros generales confiaban en augurios, Alejandro analizaba la
geografía y la logística con mente científica.
- El
"Thumos" (Ímpetu):
Aristóteles le inculcó la épica de la Ilíada. Alejandro no se veía
como un político, sino como un nuevo Aquiles.
- Pensamiento
Crítico: La prueba
definitiva de que escuchó a su maestro fue que supo cuándo
contradecirlo. Aristóteles le aconsejó tratar a los persas como
esclavos; Alejandro, usando su propio juicio, decidió integrarlos.
La Lección: Alejandro no usó a Aristóteles como un
dogma, sino como una caja de herramientas para construir su propia visión.
El Alumno Vanidoso: Dionisio y el Adorno
En el otro extremo tenemos a Dionisio
II, el Joven, tirano de Siracusa. Él tuvo el privilegio de tener como
consejero al mismísimo Platón. El filósofo viajó a Sicilia con la
esperanza de crear al "Rey Filósofo", un gobernante justo y sabio.
Pero Dionisio no quería sabiduría; quería prestigio.
- Quería a
Platón en su corte para presumir ante otros reyes de tener al intelectual
más famoso de Grecia.
- Cuando
Platón intentó enseñarle geometría para disciplinar su mente o ética para
moderar su tiranía, Dionisio se aburrió.
- Veía el
consejo como un accesorio de lujo, como una corona o un trono de oro. Le
gustaba la idea de ser sabio, pero detestaba el esfuerzo de
aprender.
El resultado fue desastroso: Platón terminó casi prisionero y Dionisio perdió su reino, acabando sus días en el exilio, pobre y olvidado.
El Paralelismo: ¿Qué tipo de líder eres?
Hoy en día no tenemos reyes, pero tenemos
CEOs, gerentes y emprendedores. El paralelismo sigue vigente:
|
El Líder tipo "Alejandro" |
El Líder tipo "Dionisio" |
|
Escucha para aplicar. Pide consejo para resolver problemas
reales. |
Escucha para validar. Pide consejo esperando que le den la
razón. |
|
Acepta la incomodidad. Entiende que crecer duele y requiere
disciplina. |
Busca la comodidad. Quiere la "píldora mágica" o
el atajo rápido. |
|
El mentor es un guía. Respeta la sabiduría del otro. |
El mentor es un trofeo. Usa al consultor para dar imagen de
prestigio. |
Conclusión
La sabiduría no es algo que se tiene,
es algo que se ejerce. Puedes tener la biblioteca más grande, los
mejores asesores o los cursos más caros, pero si actúas como Dionisio —teniendo
el conocimiento como un adorno en la estantería— estás destinado al fracaso.
Para conquistar tus metas, sé como
Alejandro: absorbe, cuestiona, aplica y, sobre todo, ten la humildad de dejar
que la sabiduría transforme tus acciones.
Jorge Arevalo

Comentarios
Publicar un comentario