Cuando se dio el caso de
Carlos Moreno, consejero y asesor en temas de salud del ex Presidente del Perú Sr. Pedro Pablo Kuckynski (PPK), quién fue chuponeado en Palacio de Gobierno y
que en un audio se registra una de sus conversaciones hablando de un negociazo y
de una mina de oro ahora disponible para él y sus compinches: “Es el negociazo,
yo tengo la gente que lo haga, tengo los pacientes”. “Esa es nuestra mina. No
sabes la cantidad de plata que vamos a ganar”.
El negociazo es algo que en verdad lamentamos hasta las lágrimas dado que acciones como la de Moreno no hacen más que degradar uno de los oficios antiguos más nobles del hombre que es ser político y que el corregidor español Castillo de Bovadilla en 1597 lo definiera como el arte y el oficio de gobernar y también como la mayor ciencia y arte de todas las artes.
Moreno representa a todas las personas que entran a la política con una mala y perversa motivación, representa a los políticos que convierten el arte y el oficio de gobierno en el arte del negociazo o en la ciencia para sacar provecho de la mina.
El negociazo es algo que en verdad lamentamos hasta las lágrimas dado que acciones como la de Moreno no hacen más que degradar uno de los oficios antiguos más nobles del hombre que es ser político y que el corregidor español Castillo de Bovadilla en 1597 lo definiera como el arte y el oficio de gobernar y también como la mayor ciencia y arte de todas las artes.
Moreno representa a todas las personas que entran a la política con una mala y perversa motivación, representa a los políticos que convierten el arte y el oficio de gobierno en el arte del negociazo o en la ciencia para sacar provecho de la mina.
Motivos para entrar en
política
En la segunda
mitad del siglo XX, los estudios acerca de los motivos para entrar en política
planteaban por lo menos tres razones:
1) Por contar con cierta experiencia previa
proveniente del entorno familiar
2) Por buscar consolidar redes sociales y
buenas relaciones sociales
3) Y por pretender alcanzar cierto
prestigio social
Aunque la
literatura especializada estima que los motivos por la que las personas entran en
política es básicamente por la ambición que es definida por la Real Academia Española como
el deseo ardiente o la codicia de conseguir poder, riquezas, dignidades o fama.
Pero bien que hoy
en día se puede hablar de dos tipos de ambición: “La positiva y la negativa”. La
ambición negativa se asocia con el hambre del poder, mientras que la positiva
se relaciona con el carisma, el respeto, el deseo de llevar múltiples
responsabilidades y sobre todo el servir a la gente.
La entrada en
política a través de una elección, o un cargo de confianza nos da un puesto,
una red de relaciones sociales y popularidad que compensa la ambición de
cualquier político y estas cosas deben ser de por sí más que suficientes para
dejar de lado las malas artes del negociazo o la oportunidad de hacer plata de forma
deshonesta.
La dimensión moral de los políticos
En el preámbulo
de esta obra se dijo que el filósofo antiguo Plutarco, en su obra “Vidas
Paralelas”, profundiza en la dimensión
moral de los políticos y resalta los valores fundamentales del buen político entre
estos la moderación, el equilibrio personal, la voluntad y la honestidad.
Plutarco nos
habla de Catón el Joven como el ejemplo cercano al político ideal y sostiene que
gozaba de altos niveles de popularidad debido a básicamente a que:
1) luchaba contra la corrupción
2) era generoso,
3) buen orador,
4) sencillo
5) y noble.
Principios que deben regir la administración pública
Cicerón, escritor y político
romano del siglo segundo, consideraba que la administración pública, el oficio existente
más noble que un hombre podía aspirar, debía ser regido por principios como la:
1)
La Justicia
2)
El decoro
3)
La Modestia
4)
Y la Constancia
Cuatro columnas vertebrales en
el pensamiento de Cicerón
Cualidades requeridas para el gobernante
ideal
En
los siglos XV y XVI Maquiavelo, considerado
el padre de la Ciencia Política Moderna destaca igualmente las cualidades requeridas
para el gobernante ideal, en su obra “espejo de príncipes” da a conocer algunos
tratados de educación para los futuros reyes medievales, en las cuales distingue
tres cuestiones fundamentales a poseer por todo político:
1) fortuna
2) virtú (fuerza
y vigor como un pre requisito del carácter de un líder político)
3) y necessitá (factor
de acciones determinantes situados fuera de su alcance)
Más
tarde, en su siguiente obra “El príncipe” aconseja (o mal aconseja) que el
político debe mantenerse en el poder a cualquier costa. A lo que los pensadores
humanistas Tomás Moro y el holandés Erasmo de Rotterdam no tardarían en
aclararle que el Príncipe debía ser un hombre virtuoso, humilde y tener un
determinado tipo de conciencia (refiriéndose a una relación estrecha con Dios).
Erasmo
creía que la característica principal del político debía ser la razón, porque de
ella es que emanan:
1) La sabiduría
2) La integridad
3) Y la
vigilancia.
Y
que estas cualidades debían ir acompañadas de otras como la retórica,
diplomacia, leyes, aprendizaje y agudeza.
Reitero
que las Sagradas Escrituras también nos da una idea clara respecto de las
características esenciales que todo buen gobernante debe poseer. En Deuteronomio 17: 14-20 se escribe que:
1) Debe amar a su
pueblo, vs 14-15
2) Tener vocación
de servicio, vs 16
3) Ser fiel, vs
17
4) No debe
enriquecerse con el dinero del pueblo, vs 17
5) Debe leer de
manera habitual la Biblia, 18-19
6) Y ser humilde,
vs 20
Jorge Arévalo
El negociazo: ¿Una buena razón para ser político?
Serie: Liderazgo Político y ética
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