Se termina el año 2018, algunas cosas hemos avanzado, en
otras quizás no, y nos volveremos a lamentar. Pero viene el nuevo año, que
representa siempre un nuevo comienzo, de un empezar otra vez. De nuevas
oportunidades que Dios nos da, de continuar disfrutando de sus ricas
misericordias. Los altares levantados por el hombre de fe Abraham
representan estos procesos.
Abraham tenía la buena costumbre, donde quiera que avanzaba
construía un altar para la comunión y adoración al Señor y estos altares
significan etapas en nuestra vida de comunión con Dios. Veamos:
1. En Génesis 12: 1-9
vemos dos altares edificados por Abraham.
El primer altar lo edifica por motivo de que Dios se le había
aparecido y hablado una grandiosa promesa: “A tu descendencia daré esta
tierra”. Vaya que los judíos hoy gozan de esta promesa de gracia. Ellos
cumplieron 70 años de volver a estar establecidos en su tierra prometida. Lo
defendieron en la guerra de los seis días, lo defienden hoy de los ataques de
los palestinos. Y Dios los ha hecho fuertes y ricos.
Este altar representa nuestro agradecimiento por sus
infinitas misericordias al hacernos un llamamiento a la salvación, al
ministerio, al darnos una preciosa familia, y otros motivos de gratitud.
2. El segundo altar lo
edifica en un monte en los alrededores de Betel que significa “casa de Dios y
puerta del cielo”, (Génesis 28:17) e invocó allí el nombre de Dios.
Edificar altar en los alrededores de Betel “casa de Dios”,
con motivo de invocar a Dios, nos recuerda la perspectiva de Jesús de que la
casa de Dios debe ser nuestra casa de oración y no otra cosa. En los evangelios
se ve como nuestro Señor echa fuera a los que se lucraban con la fe de sus
hermanos judíos. Y esto es algo que siempre ha pasado siempre en la historia de
la iglesia, la católica con las indulgencias y hoy mismos con muchos
predicadores que manipulan el mensaje bíblico con el fin de obtener mayores
ganancias personales.
Abraham en esta primera etapa de su vida en relación con Dios
se equivoca una y otra vez, como traer a su sobrino Lot con él, como descender
a Egipto y como mentir respecto de Sara diciendo que era su hermana.
Pero en Génesis 13: 3-4 leemos que él regresaba nuevamente al
lugar del altar en Betel para volver a invocar al que le llamó, para renovarse
luego de haber menguado en sus fuerzas espirituales.
Esto nos habla de la necesidad que tenemos de renovarnos en Su presencia, una y otra vez debemos volver al altar de su gracia para alcanzar misericordia y gracia para el oportuno socorro según nos dice Hebreos 4:16. Cada vez que perdemos fuerzas en el camino no dudemos de venir nuevamente a este segundo altar.
3. El tercer altar lo
vemos en Génesis 13: 14-18.
Se observa que este tercer altar lo edifica cuando Lot se
separa de él. Tal vez fue un conflicto de sentimientos para Abraham, por un lado,
amaba a Lot pues era su sobrino, y él aún no tenía hijos, y, por otro lado, el
que Lot permaneciera con él representaba una obediencia a Dios a medias, pues,
cuando Dios le dijo “Vete de tu tierra y tu parentela a la tierra que te
mostraré”, no incluía a su sobrino. Entonces, pienso que Abraham por fin pudo
gozar de una paz y libertad en su corazón que no la tenía.
Por otro lado, Hebrón es el lugar donde David es ungido la
segunda vez para ser rey de su pueblo. Si hacemos un paralelismo digamos que
este tercer altar levantado en Hebrón nos representa una unción de mayor nivel,
de avance, digamos de gobierno y de autoridad sobre todos nuestros enemigos
espirituales, sobre las emociones y las circunstancias.
Debemos levantar nuestro espíritu en fe, puestos los ojos en
Jesús y su sacrificio y confiar todos los días en la misericordia de nuestro
Dios y continuar avanzando profundizando nuestros conocimientos acerca de él y
de su infinita gracia, añadiendo a nuestra fe, virtud. Pedro nos describe el
camino de la superación en su carta segunda del capítulo 1: 5-7:
“Vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo,
añadid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio
propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad; a la piedad,
afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor”.
4. Un cuarto altar lo
encontramos en Génesis 22.9, Abraham edifica este altar por motivo de la
entrega en sacrificio de su hijo Isaac.
Este cuarto altar representa nuestra consagración total. Rendirse a la voluntad de Dios, no seguir tus caminos, ni tus proyectos sino los de él. Significa una vida muerta al yo. Para Pablo lo expresó muy bien en Gálatas 2: 20 dice: “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, más vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí”
Conclusión:
Primer altar representa la gratitud que debemos
tener por su llamado, por sus grandes propósitos que tiene para nuestras vidas.
Segundo altar representa nuestra renovación. Cuando perdemos
fuerzas en el camino debemos volver al altar como dice el salmista en el 61.2:
“Desde el cabo de la tierra clamaré a ti, cuando mi corazón desmayare. Llévame
a la roca que es más alta que yo”.
Tercer altar representa levantarse a un nivel espiritual mayor, de gobierno y autoridad espiritual. Diría que es el nivel de conquista.
Cuarto altar representa nuestra consagración. Una muerte al
yo y una vida de reflejar a Cristo en todas las áreas de la vida.
Que este 2019 sea el año de hacer arreglos para que no nos falten altares donde agradecer con alabanzas, renovar nuestras fuerzas, elevarnos en un nivel de conquista y morir a nosotros mismos y los deseos de la carne y dar paso a una vida de mayor profundidad en el espíritu.
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