El texto de Romanos 10: 9-10 declara:
“que si
confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios
le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para
justicia, pero con la boca se confiesa para salvación”
La
confesión para salvación requiere de dos ingredientes. Primero la confesión de
Jesús como Señor de tu vida y segundo que Dios le levantó de los muertos, es
decir, que ha resucitado y está vivo.
Pablo
lo reafirma en 1 Corintios 15: 3-8:
“Porque
primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por
nuestros pecados, conforme a las Escrituras; y que fue sepultado, y que
resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras; y que apareció a Cefas, y
después a los doce. Después apareció a más de quinientos hermanos a la vez, de
los cuales muchos viven aún, y otros ya duermen. Después apareció a Jacobo;
después a todos los apóstoles; y al último de todos, como a un abortivo, me
apareció a mí”
Conforme
a las Escrituras sucedieron dos hechos trascendentales en la historia de la
humanidad:
·
Cristo murió por nuestros pecados
·
Y
que él resucitó al tercer día
Los
que dan testimonio de estos hechos:
Testigos de la muerte de
Jesús en la cruz
Juan
19: 26:
·
Juan, que estaba delante de la cruz y que recibe el encargo de
Jesús para que cuidara de su madre. ““¡Mujer, ahí tienes a tu hijo!”. Luego,
señalando hacia María, le dice a Juan: “¡Ahí tienes a tu madre!”
Mateo
27: 51-53
·
Los sacerdotes que quedaron conmovidos por el velo del templo que
se rasgó en dos y las personas de Jerusalén que vieron aparecer vivos a muchas
personas que habían muerto antes:
“Más Jesús, habiendo otra vez clamado a
gran voz, entregó el espíritu. Y he aquí, el velo del templo se rasgó en dos,
de arriba abajo; y la tierra tembló, y las rocas se partieron; y se abrieron
los sepulcros, y muchos cuerpos de santos que habían dormido, se levantaron; y
saliendo de los sepulcros, después de la resurrección de él, vinieron a la
santa ciudad, y aparecieron a muchos”
Marcos
15:39
·
El centurión romano que al contemplar la escena de la muerte de
Jesús en la cruz llegó a exclamar: “Verdaderamente este era el Hijo de Dios”
Mateo 27:
55-56
·
Muchas mujeres que habían seguido a Jesús, entre las que estaban
María Magdalena, María la madre de Jacobo y de José, y la madre de los hijos de
Zebedeo:
“Estaban allí muchas mujeres mirando de
lejos, las cuales habían seguido a Jesús desde Galilea, sirviéndole, entre las
cuales estaban María Magdalena, María la madre de Jacobo y de José, y la madre
de los hijos de Zebedeo
Mateo 27:
57-60
·
José de Arimatea que pidió a Pilato el cuerpo de Jesús.
Testigos de la resurrección de entre los muertos:
Mateo 28:2-4
·
Los
guardias que cuidaban la tumba
Marcos 16: 1-8
·
María
Magdalena (de la que había expulsado siete demonios)
·
María
la madre de Jacobo
·
Salomé
1 Corintios 15: 3-8
·
Cefas
o Pedro: “y que apareció a Cefas”
·
Los
doce apóstoles: “ y después a los doce”
·
Más
de quinientos hermanos: “Después apareció a más de quinientos hermanos a la
vez, de los cuales muchos viven aún, y otros ya duermen”.
·
Jacobo:
“Después apareció a Jacobo”
·
Pablo:
“y al último de todos, como a un abortivo, me apareció a mí”
Marcos 16: 12
·
Los
dos que iban camino a Emaús
Miles de
millones alrededor del mundo y de los tiempos
Desde que
existe el cristianismo hasta nuestros tiempos han pasado más de 20 siglos, en
todos estos siglos son miles de millones alrededor del mundo que han dado fe
del Cristo vivo que salvó y transformó sus vidas. Muchos recibieron sus
milagros y algunos hasta lo vieron.
Mi persona
También doy fe
de que Cristo no está muerto, sino que vive. He experimentado su Presencia el
día de mi conversión y luego cada día. Él está presente con los que son suyos
todos los días hasta el fin del mundo.
Mateo 18: 16 refiriéndose
a la ley del testimonio dice: “En boca de dos o tres testigos conste toda
palabra”. En el caso de Jesús tanto en los hechos de su muerte como de su
resurrección no son dos o tres los que testifican sino muchos.
Cristo Vive
Jorge Arévalo
HA RESUCITADO CONFORME A LAS ESCRITURAS
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