Desde un principio las primeras colonias de los Estados Unidos
tuvieron la visión del comercio. Ellos no sólo venían a una nueva tierra
buscando su paz y tranquilidad ante tantas situaciones de persecución y
muertes acontecidas en Europa a causa de su fe, sino que vinieron con la visión de buscar su
prosperidad en todas las áreas.
Al principio no les fue nada fácil debido a la hostilidad
de las tribus indigenas que protestaron la invasión de sus tierras, además de las
enfermedades, pestes, frío y otras vicisitudes presentadas, pero que nada iba
a detener su espíritu de conquista y
aprovechamiento de oportunidades para crecer y legar a sus hijos un mundo
diferente al que ellos habían vivido hasta ese entonces en el viejo continente,
un mundo con riquezas y que contenga sobretodo libertad (una palabra tan
sagrada para los norteamericanos). Es así que encontraron en el tabaco, algodón,
azúcar, arroz, pieles y otros, productos
deseados para iniciar su aventura feliz que los llevaría a comerciar y alcanzar
grandes logros en el mundo.
Es importante recalcar en esta parte algunos principios que
contribuyeron al éxito económico de las primeras trece colonias establecidas en
las tierras de América del Norte, principios importantes como la unificación de
su mercado, el aprovechamiento de las tierras agrícolas altamente productivas, la
explotación de los recursos naturales como la madera, carbón y el petróleo y
sobre todo como ya lo había observado el economista pensador alemán Max Weber,
los colonos protestantes tenían una ética de trabajo, una visión productiva basado
en el individualismo y un sistema de propiedad privada diferente a lo que se
había visto hasta entonces en la mayoría de los países europeos con fuerte
arraigo en el catolicismo.
Los colones protestantes tenían convicciones y valores a
rescatar hoy en día como es el trabajo duro que luego se transformó en trabajo
inteligente debido al invento de máquinas que hace posible el aumento de la productividad,
valores como el ahorro, pulcritud, espíritu de
emprendimiento y su compromiso para la inversión en capital material y
humano, todos principios necesarios para la
creación de la riqueza.
Bien, este es mi punto, los norteamericanos no deben perder
nunca su libertad como fundamento de su sociedad, me refiero a todas las
libertades tanto para pensar, practicar su religión y comerciar. Su capitalismo
económico les ha traído abundancia y convertido en el país más potente del planeta.
En el mundo existen gobiernos con políticas económicas
destructoras de riqueza, son esos sistemas de planificación socialistas. Vemos
con desagrado y preocupación la miseria de los pueblos sojuzgados por estas
políticas del mal. Gentes que perecen de hambre, economías colapsadas, niños y
jóvenes sin futuro, gobernantes que no respetan el estado de derecho, que se
eternizan en el poder, que se hacen así mismo millonarios a costa de una
población sumida en la pobreza. Habitantes de los Estados Unidos, deberán orar con toda su fuerza para que Dios continúe bendiciéndoles, fortalezcan su libertades, su derecho a la propiedad privada que los hace grandes, sus leyes que incentivan su genio, su generosidad, su cuidado del medio ambiente que me parece admirable y que desdice de lo que se comenta en el mundo, su espiritualidad entregada a la adoración de Jesucristo como el único Señor y Dios de su nación.
Deben también ajustar sus leyes para defender la vida del
no nacido, conserven las buenas costumbres en la constitución de la familia. Mantengan
los roles originales en cuanto al hogar, la economía y el gobierno.
Los jóvenes no deben dejarse seducir por la vida fácil que
promete el comunismo, cultiven como siempre el espíritu emprendedor en las nuevas
generaciones, desarrollen sus iniciativas con total libertad y confianza en el
Dios grande que tienen y que los ha levantado para ser de bendición a las
naciones.
Jorge Arévalo
Mantengan su libertad para la paz y prosperidad
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