miércoles, 11 de septiembre de 2019

El LENGUAJE DE LA FE 1


La resurrección de Lázaro
Juan 11: 38-44 “«Corran la piedra a un lado», les dijo Jesús. Entonces Marta, la hermana del muerto, protestó:—Señor, hace cuatro días que murió. Debe haber un olor espantoso. Jesús respondió:—¿No te dije que si crees, verás la gloria de Dios? Así que corrieron la piedra a un lado. Entonces Jesús miró al cielo y dijo: «Padre, gracias por haberme oído. Tú siempre me oyes, pero lo dije en voz alta por el bien de toda esta gente que está aquí, para que crean que tú me enviaste». Entonces Jesús gritó: «¡Lázaro, sal de ahí!». Y el muerto salió de la tumba con las manos y los pies envueltos con vendas de entierro y la cabeza enrollada en un lienzo. Jesús les dijo: «¡Quítenle las vendas y déjenlo ir!».


El lenguaje de la fe
El lenguaje de la fe es siempre el AHORA. La fe es del ahora, no de mañana. “Tú siempre me oyes. Padre gracias, por haberme oído…”.

Tú puedes decir: “El Señor me bendecirá”, pero eso no es la fe, es esperanza. El Señor dice en Filipenses 1: 3 “El nos bendijo con toda bendición”. De modo que podemos decir: Gracias Señor, porque tú me bendices. Tú me has bendecido en Cristo. Ese es el verdadero lenguaje de la fe.
Puedes también decir: “El Señor me sanará”, pero eso no es fe, es esperanza. El verdadero lenguaje de la fe es: “Soy sano, por las llagas de Cristo” y se basa en Isaías 53:5, Mateo 8:16-17; 1 Pedro 2: 24 que dice: “Por sus heridas fuiste curado” (tiempo pasado)


Hebreos 11: 1
Define la fe y lo clasifica en tres partes:
“Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”

1.      “Es, pues,  la fe
El tiempo del verbo ES, está en PRESENTE. La fe es AHORA, NO MAÑANA.

Mi testimonio de sanidad de una hernea

Cuando era muchacho y flaco me puse alzar pesas, pronto me salió una hernia en la entrepierna. Comenzaba a fastidiarme al caminar. Una de esas mañanas al no poder realizar mi ejercicio puse mi mano sobre este acceso, lo apreté hasta casi dolerme diciendo: “Te secas hernia, desaparece en el nombre de Jesús porque yo soy sano por las llagas de Cristo”. Y mientras tenía mis manos allí, desapareció. Entonces pude comenzar a mover mis piernas de una manera normal otra vez.
La fe declara en el presente lo que Cristo ya hizo en el pasado. “Pos sus llagas fuiste curado”

Continuará

Jorge Arévalo

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