Estando en los pueblos de la Amazonía uno puede observar a los comuneros sacar diariamente de sus chacras productos de su cultivo como la toronja, papaya, ají dulce, culantro y otros, productos que cosechan en mínimas cantidades porque su siembra lo es igual. Dos o tres bandejas pequeñas son traídas cada día al mercado y puestas a la venta. Al final de la jornada regresan a sus aldeas con el dinero ganado que no pasan de un promedio de 10 a 20 soles. Jornal que puedo imaginarme los deja complacidos.
Y esa misma rutina es la de todos los días. Calculo que a fin de mes sus ingresos por la venta de sus productos no suman ni un sueldo mínimo vital de 900 soles, pero tal parece que viven tranquilos o resignados a esta realidad y al parecer no tienen ningún estímulo para transformarlo.
El problema es con los niños, una vez más como las anteriores generaciones no alcanzarán a tener un buen futuro sobre todo por no haber contado con una mejor educación y mejores condiciones de vida. Como todos saben estos pueblos no cuentan con el servicio de agua potable, un producto tan básico para la salud y la vida.
Falta mucho por hacer en los pueblos del Perú. Millones de niños nacen y crecen en estos ambientes precarios, sin servicios elementales. Los padres no han explorado otros mundos, no tienen conocimiento de las comunicaciones tecnológicas. Tal vez nunca sabrán que vivieron en una edad atrasada y de pobre.za.
La verdad es que podrían tener corriente eléctrica por más alejados que puedan estar de la urbe. Hoy existen los paneles solares. Podrían aumentar su cosecha si usaran sistemas tecnificados de riego por goteo. Podrían mejorar sus ingresos económicos al aumentar su producción con ayuda de mejores herramientas y máquinas.
En lugar de sembrar 2 ó 3 hectáreas podrían hacerlo en 20 o 30 hectáreas del mismo producto. Podrían ofrecer no unos cuantos kilos a los mercados sino que tuvieran la capacidad de negociar con empresas grandes con las toneladas producidas. Soñar no cuesta nada.
Además, si pudieran cambiar los productos que siembran por el cual el mercado no les va a pagar mucho por productos que tienen mayor precio y que se son exportables.
Por ejemplo, en lugar de emplear meses de trabajo en la siembra del maíz por el cual sólo les pagarían 0.60 céntimos por kilo, podrían criar paiches (pez grande del amazonas que llega a pesar hasta 200 kilos), que les daría una rentabilidad mayor que tal vez nunca soñaron. Sólo es cuestión de perspectiva y de querer ganar más.
Por kilo de paiche el mercado exterior te paga hasta 40 dólares el kilo, es una gran diferencia con los céntimos que reciben por el maíz. Pero debe haber un deseo profundo de transformar su realidad, de lo contrario nunca cambiarán su suerte ni la de sus hijos.
Este pensamiento de hacer dinero a través de una visión productiva dista mucho de la forma en que generalmente han visto y aprendido sobre cómo hacerse ricos. Los ejemplos que tienen es la del comunero o campesino que se mete a la política, roba y se hace millonario. O el que contrabandea con drogas. O los ejemplos de aquellos que sólo esperan de su papá gobierno para que les alcance la ayudita de la pensión 65 o de un vaso de leche.
Igualmente, pensar en asegurarse un trabajo de por vida en una institución pública o privada, es decir, hacer una carrera de obrero a largo tiempo no puede ser la ideal. Como es sabido los salarios de países subdesarrollados como el nuestro son muy bajos.
Puedes haber entregado toda la vitalidad de tu vida a un trabajo en algunas de estas instituciones y nunca haber creado riquezas o puesto en práctica tus ideas emprendedoras. Pienso que proyectarse a un trabajo de empresario es mejor y más satisfactorio que hacerse de una carrera en el estado, el crecimiento del hombre de negocios no tiene límite.
Especializarse en productos que tienen mayor rentabilidad en el mercado internacional puede ser una manera de alcanzar los sueños de prosperidad. Pensemos tan sólo en el fruto del camu camu de la selva (un producto que contiene 20 veces más la vitamina C que el limón), o el paiche del amazonas, pescado sabroso y con mucha demanda en países como Estados Unidos y por el que te pagarían 100 veces más.
Asimismo, el visionar con dar a los productos un valor agregado, como puede ser el caso de la madera, en lugar de venderlo como materia prima podrías hacerlo como muebles, listo para la decoración de casas y departamentos. Te pagarían más por esto.
Que así sea
Jorge Arévalo
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