"Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres." (Juan 8:32)
Libertad
de la enfermedad, libertad del dolor, libertad de las limitaciones. Jesús nos
prometió la verdad que nos haría libres, y esa verdad se encuentra en el poder
de nuestra mente, en la conexión profunda entre nuestra fe y nuestro
subconsciente.
1.
El subconsciente: el sanador interior:
"Amado,
yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así
como prospera tu alma." (3 Juan 1:2)
Dios
nos creó con una capacidad innata para la sanación. Esa capacidad reside
en nuestro subconsciente, un terreno fértil que responde a las semillas que
sembramos en él. Reconoce este poder interior y confía en su sabiduría.
2.
Un plan con propósito:
"Pídeme,
y te daré por herencia las naciones, Y como posesión tuya los confines de la
tierra." (Salmos 2:8)
Al
igual que un arquitecto diseña un plano antes de construir una casa, debemos
tener un plan claro para nuestras peticiones al subconsciente. Define tus
objetivos de sanación con precisión y determinación.
3.
Visualiza la victoria:
"Es,
pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se
ve." (Hebreos 11:1)
La
visualización es una herramienta poderosa para materializar nuestros deseos.
Imagina vívidamente tu cuerpo sano, radiante y lleno de energía. Siente la
alegría y la gratitud de la sanación completa.
4.
Creencias que construyen realidades:
"Porque
cual es su pensamiento en su corazón, tal es él." (Proverbios 23:7)
Nuestras
creencias moldean nuestra realidad. Si creemos en la enfermedad, la atraemos.
Si creemos en la sanación, la manifestamos. Cultiva creencias empoderadoras que
afirmen tu salud y bienestar.
5.
Rechaza la negatividad:
"No
os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de
vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios,
agradable y perfecta." (Romanos 12:2)
No
permitas que las creencias negativas sobre la enfermedad se arraiguen en tu
mente. Reemplázalas con afirmaciones positivas, con la verdad de Dios que te
declara sano y completo.
6.
Pensamientos que inspiran acciones:
"Por
lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo,
todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud
alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad."4 (Filipenses 4:8)
Los
pensamientos nobles y elevados generan acciones positivas que promueven la
sanación. Cultiva la gratitud, el amor y la paz interior.
7.
La oración con intención:
"Y
la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si hubiere
cometido pecados, le serán perdonados." (Santiago 5:15)
La
oración no es una fórmula mágica, sino una conexión consciente con el poder
divino. Ora con fe, con intención y con la certeza de que Dios escucha y
responde.
8.
Conocimiento que fortalece la fe:
"Porque
Dios no nos ha dado espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio
propio." (2 Timoteo 1:7)
Comprender
cómo funciona nuestra mente, cómo interactúa la fe con el subconsciente,
fortalece nuestra confianza en el proceso de sanación. El conocimiento nos
libera del miedo y nos empodera.
9.
La fe que mueve montañas:
"Jesús
le dijo: Si puedes creer, al que cree todo le es posible." (Marcos 9:23)
A
veces, la sanación ocurre sin que comprendamos completamente el proceso. La fe
ciega, la confianza absoluta en el poder de Dios, puede obrar milagros.
10.
El amor que sana:
"Ama
a tu prójimo como a ti mismo." (Mateo 22:39)
Ora
por tus seres queridos, envía pensamientos de amor y sanación. La fe
compartida, la creencia colectiva en la salud, crea una poderosa fuerza
sanadora.
Activa
el poder sanador de tu mente, camina con fe y consciencia, y experimenta la
libertad y la plenitud que Dios tiene para ti.
Jorge Arevalo
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