"No tengo tiempo".
Si tuviéramos que elegir una frase que defina nuestra era, probablemente sería esa. Vivimos bajo la tiranía invisible de un dios falso llamado Cronos. Este es el término griego para el tiempo cronológico: el tiempo del reloj, de la agenda, de los segundos que se escapan. Cronos es el tiempo que nos mide, nos apresura, nos envejece y, sobre todo, nunca nos es suficiente. Nos despertamos corriendo contra él y nos acostamos sintiendo que hemos perdido la batalla.
Sin embargo, la Biblia nos presenta un concepto radicalmente diferente del tiempo. Nos presenta el Kairos.
Kairos no es el tiempo que se cuenta, sino el tiempo que tiene peso. Es el momento oportuno de Dios, el instante perfecto, la temporada de intervención divina. No es "qué hora es", sino "cuál es la oportunidad".
La vida de fe es un llamado a dejar de ser esclavos del Cronos de la ansiedad y aprender a vivir en el Kairos de Dios. La Escritura está llena de momentos en que el Cronos tuvo que inclinarse ante el Kairos. Hoy, exploraremos tres de ellos.
1. Josué: Cuando el Tiempo se Expande para la Misión (Josué 10:12-14)
En la batalla más crucial de su vida, Josué se enfrenta a un problema de Cronos. Está cumpliendo una orden directa de Dios —tomar la tierra prometida— pero el sol se está ocultando. La noche se acerca. Si cae la oscuridad, el enemigo escapará y la victoria será incompleta. Su reloj se está acabando.
¿Qué hace Josué? No se lamenta por su falta de tiempo. No mira su reloj con ansiedad. Él mira al Creador del reloj.
En un acto de fe asombroso, Josué le habla al sistema solar: "Sol, detente en Gabaón; Y tú, luna, en el valle de Ajalón". Y el texto confirma: "Y el sol se detuvo y la luna se paró".
El Cronos (el movimiento planetario) obedeció al Kairos (el propósito de Dios).
La lección: Cuando tu vida está alineada con la misión de Dios, el tiempo cronológico se somete al propósito divino. Muchos de nosotros nos frustramos porque nos falta tiempo para nuestros proyectos. Josué no pidió tiempo para sí mismo; pidió tiempo para completar la obra de Dios. Si sientes que el reloj te está ganando, la primera pregunta no es "¿cómo puedo ir más rápido?", sino "¿estoy alineado con el propósito de Dios?".
2. Ezequías: Cuando el Tiempo se Otorga por Gracia (2 Reyes 20:1-11)
El caso del Rey Ezequías es diferente. A él no se le acaba el tiempo de un día; se le acaba el tiempo de su vida. El profeta Isaías le da el diagnóstico final: "Ordena tu casa, porque morirás, y no vivirás". El Cronos ha llegado a su fin.
Ezequías pudo haberse resignado. Pero en lugar de eso, "volvió su rostro a la pared, y oró a Jehová". Fue una oración de lágrimas, un recordatorio de su fidelidad, una súplica desde lo más profundo de su ser.
Y Dios, que no está limitado por el Cronos, escuchó. Dios le dice a Isaías: "He oído tu oración y he visto tus lágrimas... añadiré a tus días quince años". Y para probarlo, Dios hace que la sombra del reloj de sol retroceda diez grados.
La lección: El Kairos de Dios opera en gracia y puede reescribir las sentencias del Cronos. Donde la medicina, las finanzas o la lógica humana dicen "es el fin", "no hay más oportunidades", "se acabó el tiempo", la oración sincera conecta con el Dios de la gracia. El Kairos de Dios no solo expande el tiempo; puede darnos temporadas completamente nuevas.
3. Jesús: Cuando el Tiempo se Domina desde el "Ahora" Eterno (Lucas 4:28-30)
Finalmente, llegamos al Maestro del tiempo: nuestro Señor Jesús. En Nazaret, después de predicar, la multitud está furiosa. Lo arrastran a la cumbre de un monte para despeñarlo.
Este es el Cronos en su máxima amenaza. El reloj humano dice: "Se acabó. Este es tu fin. Vas a morir".
Josué detuvo el reloj. Ezequías lo retrocedió. ¿Qué hace Jesús?
Él ignora el reloj.
El texto dice algo que hiela la sangre por su simplicidad y poder: "Mas él pasó por en medio de ellos, y se fue".
¿Por qué no pudieron tocarlo? Porque la multitud operaba en el Cronos ("¡Es tu hora de morir!"), pero Jesús vivía en el Kairos ("Mi hora aún no ha llegado").
La lección: Cuando vives plenamente en el "Ahora" eterno de Dios, las amenazas del tiempo cronológico pierden su poder. Jesús no estaba ansioso por el futuro (el despeñadero) ni atado al pasado (la ofensa que les dio). Estaba perfectamente anclado en el presente eterno de Su Padre. La prisa, el miedo y la urgencia de la multitud no pudieron tocarlo.
Conclusión: ¿En qué Tiempo Vives?
La pregunta para nosotros hoy no es "¿qué hora tienes?", sino "¿en qué tiempo vives?"
¿Sigues siendo un esclavo del Cronos? ¿Vives corriendo, ansioso, sintiendo que nunca es suficiente, que siempre estás tarde? Dios te invita a entrar en Su Kairos.
Como Josué: Alinea tu propósito con la misión de Dios.
Como Ezequías: Trae tus "diagnósticos finales" a un Dios de gracia.
Como Jesús: Deja de vivir en la ansiedad del mañana y en la culpa de ayer. Ancla tu alma en el "Ahora" eterno de la voluntad de Dios.
Cuando vives en Kairos, el Cronos deja de ser tu tirano y se convierte simplemente en el escenario donde ves la gloria de Dios manifestarse.
Jorge Arevalo

Comentarios
Publicar un comentario