Introducción: Más que Fe, una Transacción
La Redención es el concepto central del cristianismo, a menudo explicado en términos de amor, gracia y perdón. Sin embargo, en muchas ramas del cristianismo carismático y de sanidad divina, se utiliza una lente mucho más formal: la del derecho, los pactos y la jurisprudencia celestial.
Para esta perspectiva, la obra de Jesús en la Cruz no fue solo un acto moral, sino una transacción legal que cambió para siempre el estatus de la humanidad. Es un argumento fascinante que transforma la fe en una cuestión de derechos y contratos.
A continuación, desglosamos la "Explicación Legal de la Redención" y por qué se afirma que la enfermedad y la pobreza han sido derrotadas "legalmente".
1. El Sistema de la Deuda: El Pacto Antiguo
Para entender la redención, primero hay que entender el problema legal original.
Antes de la Cruz, la humanidad estaba sujeta a la ley y a un sistema de Pactos divinos con consecuencias estrictas. El acto fundacional del Pecado (la desobediencia de Adán y Eva) no fue solo un error, sino una ruptura contractual que generó una deuda impagable.
- La Causa Legal: El Pecado.
- La Sentencia Legal: La justicia divina demandaba una pena que se manifestaba en una triple condena:
- Enfermedad y Muerte: La paga legal del Pecado es la muerte física y la dolencia, según la Escritura.
- Pobreza y Escasez: La maldición sobre la Tierra introdujo la dificultad, el sudor y la escasez como la norma.
- Separación Espiritual: La ruptura del Pacto original con Dios.
En resumen, la humanidad estaba en una posición de "deudor culpable" bajo la justicia divina. La enfermedad y la pobreza eran, en esencia, las consecuencias legales y contractuales del Pecado original.
2. La Transacción Definitiva: Jesús como Sustituto Legal
Aquí es donde entra el aspecto jurídico de la Cruz. Jesús es visto como el Mediador y el Sustituto perfecto:
- El Sustituto: Al ser sin pecado, Jesús pudo tomar el lugar del deudor (la humanidad) sin ser culpable Él mismo.
- El Pago (Expiación): Su sufrimiento y, crucialmente, Su sangre, son interpretados como el pago completo (la expiación) que satisface hasta la última demanda de la justicia divina contra el Pecado.
El Veredicto de Anulación:
La base de este argumento se encuentra en pasajes como Gálatas 3:13, que declara que Cristo nos "redimió de la maldición de la ley" (es decir, de la sentencia legal) al hacerse maldición por nosotros. La Resurrección es la prueba de que este pago fue aceptado y que el contrato ha sido rescindido.
3. La Revocación Legal: La Derrota de la Enfermedad y la Pobreza
Con el pago efectuado, el universo opera bajo un Nuevo Pacto. Los creyentes ya no están bajo el contrato de la ley antigua, sino bajo un nuevo contrato de gracia y bendición.
La Enfermedad No Tiene "Base Legal"
Si Cristo ya pagó la pena por el Pecado, y la enfermedad era una manifestación de esa pena, se concluye que:
La enfermedad no tiene base legal ni derecho de existencia en la vida de un creyente. Si la enfermedad persiste, es vista como un carcelero ilegal que opera sin la autoridad del Juez Supremo.
La Pobreza Es una "Usurpación"
De forma similar, se usa la promesa de un intercambio legal de estatus. Basado en versículos como 2 Corintios 8:9 ("Jesús se hizo pobre para que nosotros fuéramos enriquecidos con su pobreza"):
La pobreza es considerada un robo o una usurpación. La provisión de Dios es el derecho legal del creyente, y la escasez es una mentira del enemigo que intenta imponer una sentencia que ha sido revocada.
Resumen Final: De Culpable a Heredero
El argumento es poderoso y transforma la perspectiva sobre el sufrimiento:
|
Antiguo Estatus (Bajo la Ley) |
Nuevo Estatus Legal (En Cristo) |
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Pecador (Culpable) |
Justificado (No Culpable) |
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Deudor de la Maldición |
Heredero de la Bendición |
|
Bajo la Sentencia de la Enfermedad/Pobreza |
Libre de Condena (Revocada) |
La lucha del creyente se vuelve entonces una batalla de fe para hacer cumplir el contrato ya firmado en la Cruz. No se lucha contra un Dios que castiga, sino contra las fuerzas espirituales que intentan ejercer una sentencia que, legalmente, ha sido anulada.
Jorge Arevalo

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