jueves, 3 de enero de 2013

La soberbia: el deseo de ser preferido por otros



Proverbios 16: 18 dice «Antes del quebrantamiento es la soberbia, y antes de la caída la altivez de espíritu»

La soberbia es causa de todo fracaso en la vida. «El orgulloso y arrogante al fin de cuentas fracasa», dice otra versión bíblica (TLA)

La soberbia se identifica como el deseo por ser más importante o atractivo que los demás, fallando en halagar a los otros, así de simple. Es el pecado cometido por Lucifer al querer ser igual o más importante que Dios mismo, pretendiendo robarle Su gloria.
  • «Entonces Jesús se sentó, llamó a los doce discípulos y les dijo: «Si alguno de ustedes quiere ser el más importante, deberá ocupar el último lugar y ser el servidor de todos los demás», Marcos 9:35
Veamos algunas de sus definiciones:

Es la sobrevaloración del yo
La soberbia se define como la sobrevaloración del Yo respecto de otros con el fin de superarlo, alcanzarlo o superponérselo. O bien en alcanzar un status elevado para subvalorizar a los demás.

Es la creencia de que todo lo que uno hace o dice es superior
La soberbia también se puede definir como la creencia de que todo lo que uno hace o dice es superior, y que se es capaz de superar todo lo que digan o hagan los demás.

Es la opinión de uno mismo exaltada a un nivel crítico y desmesurado
Esto es prepotencia.

       «La soberbia nunca baja de donde sube, pero siempre cae de donde subió», Francisco De Quevedo

       «El orgulloso será humillado, y el humilde será alabado», Proverbios 29.23


Tipos de soberbia

Existen muchos tipos de soberbia, como la vanagloria, que consiste en el engreimiento de gloriarse de bienes materiales o espirituales que se poseen o creen poseer, deseando ser visto, considerado, admirado, estimado, honrado, alabado e incluso halagado por los demás hombres, cuando la consideración y la gloria que se buscan son humanas exclusivamente.

Jesús dio un consejo importante para no andar buscando gloria de hombres. «Jesús se había dado cuenta de que los invitados a la cena llegaban y se sentaban en los mejores lugares. Por eso les dio este consejo: 

  • «Cuando alguien te invite a una fiesta de bodas, no te sientes en el mejor lugar. Porque si llega alguien más importante que tú, el que te invitó te dirá: “Dale tu puesto a este otro invitado.” Eso sería muy vergonzoso para ti, y tendrías que sentarte en el último lugar. Por eso, cuando alguien te invite, busca el último puesto. Así, cuando llegue el que te invitó, te dirá: “Amigo, ven siéntate aquí; este lugar es mejor.” De esa manera, recibirás honores delante de los demás invitados. El que se crea superior a los demás, será puesto en el lugar menos importante. El que es humilde será puesto en un lugar más importante», Lucas 14:7-11 (TLA).


La soberbia es la alocada idea de que puedes vivir sin Dios:

El Salmos 10:4 dice: «Los malvados son demasiado orgullosos para buscar a Dios; parece que piensan que Dios está muerto», (NTV).

Exactamente como creo que pensó Nietzsche al escribir su famoso libro: «Dios ha muerto».  O como parece que piensan algunos otros ateos de que la idea de Dios es un invento de la mente humana, todo con el fin de auto afirmarse en la creencia de «tú eres tu propio dios», «nadie tiene que decirte lo que debes o no debes hacer» ó «tú eres el dueño de tu vida».  El tiempo, sin embargo, se encarga de demostrar que ésta loca idea no hace más que descenderte a las profundidades más oscuras del comportamiento humano.

La soberbia es considerado desde tiempos antiguos como el pecado capital más grave por que engendra otros pecados como el amor al dinero o al poder. El apóstol Pablo habló de esto en 1 Timoteo 6:10  «Porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores», 1 Timoteo 6:10.

Un extracto del libro de la Sirácida dice:
  • «Cuanto más grande seas, más debes humillarte... El Señor derribó del trono a  los poderosos, y en su lugar hizo sentar a los sencillos. El Señor arrancó la raíz de los soberbios, y en su lugar plantó a los humildes. El Señor arrasó los territorios de las naciones, y los destruyó hasta los cimientos de la tierra. A algunos los arrebató y destruyó,  y borró de la tierra su recuerdo. No está hecha la soberbia para el hombre, ni la violencia para el nacido de mujer”, (Si 10, 16-18).

Jorge Arévalo
Sección: Origen, Naturaleza y Consecuencias del Pecado
Catalogado en: LA SOBERBIA

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