En estos días feriados de semana santa desde la perspectiva
cristiana católica, vale bien hacer un recordatorio de la vida, obra y propósito
de la muerte de nuestro Señor Jesucristo. Para tal fin tomaré como base las
enseñanzas del apóstol Pablo en el libro de los Gálatas.
Los estudiosos de la Biblia coinciden en que el libro de Gálatas
es la carta constitucional de la libertad cristiana. En esta carta se nos
define tres tipos de libertades que se nos concede a los creyentes en Cristo:
1.
Libertad del yugo de la ley del A.T
2.
Libertad del poder del pecado
3.
Y Libertad para servir a Dios
TEXTO
BASE:
El
texto base para mi mensaje se encuentra en el capítulo 5 verso 1 de la
epístola:
«Estad,
pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra
vez sujetos al yugo de esclavitud»
DESARROLLO:
I.
Libertad del yugo de la ley
El apóstol Pablo
lucha por afirmar a los cristianos en su libertad respecto a la esclavitud de
la ley. En Gálatas encontramos a unos maestros que estaban desautorizando las
enseñanzas de Pablo y reemplazando su evangelio por uno diferente, uno que
fusionaba la gracia con la ley.
No hay otro evangelio
Gálatas 1: 6-8
“Estoy maravillado de que tan pronto os
hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un
evangelio diferente. No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y
quieren pervertir el evangelio de Cristo. Mas si aún nosotros, o un ángel del
cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea
anatema”
Estos falsos
maestros estaban enseñando a la iglesia que no era suficiente creer en Cristo
para alcanzar la salvación. Había también que guardar la ley, circuncidarse,
abstenerse de ciertos alimentos prohibidos, guardar el sábado, guardar las tradiciones
y las fiestas. En otras palabras los cristianos gentiles para ser salvos debían
volverse como los judíos en sus prácticas y creencias.
Pablo llamó la
atención de los hermanos por escuchar a los maestros judaizantes, de quienes
dijo que sus enseñanzas son como la “levadura que leuda toda la masa”, Gálatas
5:9.
Solo Gracia y nada más
Gal. 2:16
“Sabiendo que el hombre no es
justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo, nosotros
también hemos creído en Jesucristo, para ser justificados por la fe de Cristo y
no por las obras de la ley, por cuanto por las obras de la ley nadie será
justificado”
Efesios 2: 8-9
“Porque por gracia sois salvos por
medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para
que nadie se gloríe.”
La salvación es sólo
por la gracia de Dios, por medio de la fe en Cristo Jesús y nada más.
Testimonio de su conversión:
Pablo alude a su
conversión. Afirma que la gracia de Dios se manifestó a él cuando era un perseguidor
de la iglesia e iba camino a Damasco. A pesar de ser enemigo del evangelio, Cristo
se reveló a su vida y le alcanzó su salvación pudiendo inmediatamente conocer
la verdad, esa verdad que lo haría libre
de toda esclavitud de la ley, de los pecados que agobiaban su alma y ahora le
concedía la libertad para servir como un gran instrumento de las manos de Dios
para la propagación de las buenas noticias.
Gal. 1: 14 -16
“Y en el judaísmo aventajaba a muchos
de mis contemporáneos en mi nación, siendo mucho más celoso de las tradiciones
de mis padres. Pero cuando agradó a Dios, que me apartó desde el vientre de mi
madre, y me llamó por su gracia, revelar a su Hijo en mí, para que yo le predicase
entre los gentiles, no consulté en seguida con carne y sangre”.
Un testimonio acerca de mí:
Hubo un tiempo en mi
juventud en que me lancé a la búsqueda de Dios y su verdad, quería llenar el
vacío de mi corazón, encontrar mi propósito en el mundo. Indagué por el
catolicismo, por los testigos de Jehová, los mormones, los adventistas, hasta
que encontré una iglesia que predicaba a Cristo. Una iglesia donde se predicaba
la gracia de Dios para salvación.
Recuerdo perfectamente
la noche en que fui salvo. En la parte final del mensaje donde se hace el
llamamiento, el pastor citaba el versículo de hechos 16: 31
“Cree en el Señor
Jesucristo, y serás salvo tú y tu casa”.
Esa noche tomé la
decisión de creer en Cristo, de seguirle en mi vida. Y todo mi ser fue
transformado, cadenas de esclavitud fueron rotas por el poder de Dios,
resentimientos, odios, amarguras, desánimo, depresión de mi alma desaparecieron
y pude sentir el perdón y el amor de Dios que me llenaba y ahora me daba el poder
de perdonar, de cambiar la rebeldía por la obediencia, el aburrimiento por el
trabajo, el desorden por el orden, y empezaría a tener más cuidado de mí mismo
y mi futuro. A Dios sea la gloria.
Hechos 4: 12:
“Y en ningún otro hay salvación; porque
no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser
salvos”
Sólo en el nombre de Jesús
Jorge Arévalo
Sólo gracia y nada más
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