En el libro de los hechos capítulo 28: 1-5 se nos narra el percance que Pablo tuvo estando en la isla de Malta. Era una noche fría de lluvia, y tanto él como otros prisioneros que eran trasladados a Roma acababan de salvar de un naufragio en el mar.
La historia nos dice que Pablo fue a recoger
leña para echarla a la hoguera cuando de repente una serpiente saltó de entre las
ramas y mordió su mano. Todos vieron a la serpiente colgada de la mano de Pablo
y esperaban que hinchara o que cayera muerto en cualquier momento, pero se
cansaron de esperar porque a Pablo no le ocurría nada. Fue entonces que los
isleños cambiaron de idea y pensaron que Pablo era un dios.
Esta historia de protección es una muestra de
dos clases de pensamientos. La primera pesimista, de resignación, de fatalidad
y de muerte tal como se lee que pensaban los hombres de Malta y otro la de Pablo
aunque no nos dice específicamente lo que pudo haber pensado pero es de
imaginar por la manera como sacudió a la serpiente y lo echó al fuego que Pablo
pensara que no existe ninguna arma forjada preparada para él que pueda prosperar
o el pensamiento en la palabra de Cristo a sus discípulos en Marcos 16: 17-18
que las señales que seguirían a los creyentes estaba el tomar en las manos
serpientes y si bebieren cosa mortífera no les haría daño alguno, asimismo el
de Lucas 10. 19 que dice:
“He aquí os doy potestad de hollar serpientes y escorpiones, y sobre toda
fuerza del enemigo, y nada os dañará”. También pudo estar en su mente la
palabra que Jesús le dio que sería testigo de él en Roma, un lugar que aún
estaba lejos de llegar.
Pablo más que seguro basó su creencia, sus pensamientos y confesión en todas estas palabras y promesas de Cristo que le valieron para su protección del peligro de la muerte y es la manera cómo también nosotros debemos de protegernos.
Sin duda, que la batalla comienza en la mente.
La mente es un filtro de bendición o maldición para nosotros. Debemos hacer que
nos sea de bendición. Allí es donde debemos cernir lo que debe entrar a nuestro
corazón y luego salir por nuestra boca. Porque de la abundancia del corazón es
que habla la boca.
Pablo enseña en Filipenses que debemos de llenar
nuestra mente sólo de pensamientos de poder, de bondad y de posibilidades. Literalmente
lo dice así:
“Por lo demás, hermanos, todo lo que es
verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo
lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en
esto pensad”
Una vez que afirmemos nuestros pensamientos en
la roca de las palabras de Cristo debemos de meditarla, imaginarla, disfrutarla
como si estuviéramos viéndola en la realidad haciendo que penetre en nuestro
corazón y de allí liberarla con proclamaciones de poder.
A eso me refiero cuando afirmo que debes usar la
palabra para la protección del peligro, tal como la usó Pablo.
Para bendición nuestra hay abundantes promesas
que podemos considerar para proteger nuestra vida y la de nuestros seres queridos. Antes declara esta palabra:
“Soy inmune al veneno y a todo virus”
“Si bebo cosa mortífera (o si el virus del sars –
cov- 2 penetrara por mi boca, nariz u ojos) no me hará daño”
“Tengo potestad de hollar serpientes y
escorpiones y toda fuerza del enemigo y nada me dañará”
Promesas
de protección
Salmos 91: 3-7
“El te librará del lazo del cazador,
de la peste destructora.
de la peste destructora.
Con sus plumas te cubrirá,
Y debajo de sus alas estarás seguro;
Escudo y adarga es su verdad.
No temerás el terror nocturno,
Ni saeta que vuele de día,
Ni pestilencia que ande en oscuridad,
Ni mortandad que en medio del día destruya.
Caerán a tu lado mil,
Y diez mil a tu diestra;
Mas a ti no llegará”
El salmos 91 es una
poderosa promesa de protección para los que confían en la Palabra de Dios.
Aplícala sobre tu vida en forma personal.
Declara:
Declara:
“El me libra del lazo
del cazador, de la peste destructora”, “con sus plumas me cubre y debajo de sus
alas estoy seguro”
“No temo el terror
nocturno, ni saeta que vuele de día, ni pestilencia que ande en oscuridad (o en
lo invisible), ni mortandad que en medio del día destruya”
“Caerán a mi lado mil, y
diez mil a mi diestra, más a mí no llegará”
Salmos 97: 3
“Fuego va delante de mí,
Y quema todo virus a mi alrededor”
Y quema todo virus a mi alrededor”
Salmos 92: 12-14
“Yo florezco como la palmera;
Crezco como cedro en el Líbano.
Crezco como cedro en el Líbano.
Aun en la vejez
fructificaré
Estaré vigoroso y verde"
Estaré vigoroso y verde"
“Estoy vacunado en mi
mente con la palabra de Dios” “soy inmune en mi cuerpo, mi sistema inmunológico
es fuerte, mis defensas son altas”,
“He sido curado por las
llagas de Cristo”.
Salmos 110: 3b
“Tengo el rocío de la
juventud”, “Estoy como de 20”
“Estoy rejuvenecido como el
águila”
“Mis fuerzas aumentan como
las del búfalo”
Salmos 1
“Soy como el árbol plantado
juntos a corrientes de aguas, que da su fruto en su tiempo y su hoja no cae y
todo lo que hace prospera”
“Soy ese árbol fuerte,
sano, vigoroso, bien nutrido, ni un solo cabello de mi cabeza cae, soy un
hombre fructífero, productivo, y todo lo que hago prospera”
“Estoy a salvo sobre la
roca”, “la roca es la palabra de Dios, y estoy a salvo en él”
Salmos 107: 20
“Por la palabra estoy libre
del peligro, libre de la pobreza y de la enfermedad”
Cuando uno lee los salmos por
lo general encuentra que los salmistas son proclamadores de palabras de
confianza, de fe, de victoria, de prosperidad, de gozo y de alabanza”
Salmos 144: 12
“Nuestros hijos crecen
sanos y nuestras hijos son hermosas como columnas labradas de un palacio”
Salmos 118: 6
“Dios está conmigo, él es
mi escudo, no temo”.
Salmos 121
“Dios guarda mi salida y mi
entrada”, “Él es sombra a mi mano derecha, el sol no me fatigará de día ni la
luna de noche”, “Él guarda mi alma
Salmos 119: 134
“Estoy libre de toda
violencia de los hombres”
Salmos 124: 7
“Mi alma escapó cual ave
del lazo de los cazadores, el lazo está roto, soy libre, estoy fuera de todo
peligro”
Salmos 127: 2
“Dios me da el sueño,
porque soy su amado”, “Duermo tranquilo por las noches”
Salmos 128: 6
“Veré a los hijos de mis
hijos”, “Vendré a mis padres en paz y seré sepultado en buena vejez”
Salmos 130: 7
“Dios me ha dado abundante
redención”, “He recibido perdón, misericordia, gracia y salvación”
La palabra salvación se
traduce del griego como poner a alguien en un lugar seguro, sanar, y librar de
peligros físicos. Bien, entonces “soy libre, estoy a salvo. Dios es mi
salvación”.
Jorge Arevalo
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