Quiero remitirme a un texto sagrado del Nuevo Testamento que
se encuentra en el libro de Mateo capítulo 5 versículos del 1 al 12.
Desarrollaré punto por punto estos versículos buscando revelarte secretos para
ser feliz enseñados por nuestro Señor Jesucristo. No subestimo enseñanzas de filósofos
que también abordaron el tema como Platón, Aristóteles, Diógenes de Sinope o
pensadores modernos como Frederick Nietzsche, Abraham Maslow y su famosa
pirámide.
En primer lugar Jesús en su discurso del Sermón de la Montaña enseñó que son “Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos”. En esta declaración nuestro Señor devela el primer secreto: Son bienaventurados o felices quienes son pobres de espíritu. Esto resulta paradójico porque se piensa que el dinero es lo que trae la felicidad. Es decir, que son los ricos quienes deberían ser los bienaventurados sobre esta tierra. Pero dejemos que uno de los hombres más ricos de este tiempo nos vaya aclarando el tema, me refiero al empresario mexicano Carlos Slim con una fortuna valuada en 54,000 millones de dólares. En una entrevista con Larry King, Slim expresó que “es una locura pensar que la felicidad viene de las cosas materiales o la acumulación de objetos”, “eso no es felicidad, cuando crees eso es que tienes problemas. Te vuelves como un niño al que le dan todos los juguetes que quiere. Siempre vas a querer más”. Esta declaración del hombre de los millones es muy importante sobre todo para los que están buscando su felicidad en este mundo.
Contrario a la creencia que las riquezas traen felicidad Jesús afirma que es la pobreza de espíritu lo que te lleva a alcanzar la bienaventuranza. Y te explico por qué. Un hombre pobre e indigente necesita de ayuda, se hace dependiente de los demás. Ahora un pobre de espíritu como consecuencia se volverá dependiente de Dios. Le dirá al Señor de los Cielos: “No puedo vivir sin ti. Te necesito. Eres mi Pan de Vida”. Y el resultado será que Dios que responde las oraciones de sus hijos llenará su alma de paz y gozo y le hará sentir feliz aún a costa de no contar con ninguna moneda en el bolsillo.
La felicidad consiste entonces en tener un alma llena de la Presencia de Dios. Y para que esto suceda el hombre debe asumir una condición de pobreza de espíritu para que busque a Dios y Él lo satisfaga. Esto no quiere decir que Dios no le dará también las cosas materiales que desea, porque Jesús mismo asegura en Mateo 6:33 “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas (comida, vestido, casa) serán añadidas”.
En primer lugar Jesús en su discurso del Sermón de la Montaña enseñó que son “Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos”. En esta declaración nuestro Señor devela el primer secreto: Son bienaventurados o felices quienes son pobres de espíritu. Esto resulta paradójico porque se piensa que el dinero es lo que trae la felicidad. Es decir, que son los ricos quienes deberían ser los bienaventurados sobre esta tierra. Pero dejemos que uno de los hombres más ricos de este tiempo nos vaya aclarando el tema, me refiero al empresario mexicano Carlos Slim con una fortuna valuada en 54,000 millones de dólares. En una entrevista con Larry King, Slim expresó que “es una locura pensar que la felicidad viene de las cosas materiales o la acumulación de objetos”, “eso no es felicidad, cuando crees eso es que tienes problemas. Te vuelves como un niño al que le dan todos los juguetes que quiere. Siempre vas a querer más”. Esta declaración del hombre de los millones es muy importante sobre todo para los que están buscando su felicidad en este mundo.
Contrario a la creencia que las riquezas traen felicidad Jesús afirma que es la pobreza de espíritu lo que te lleva a alcanzar la bienaventuranza. Y te explico por qué. Un hombre pobre e indigente necesita de ayuda, se hace dependiente de los demás. Ahora un pobre de espíritu como consecuencia se volverá dependiente de Dios. Le dirá al Señor de los Cielos: “No puedo vivir sin ti. Te necesito. Eres mi Pan de Vida”. Y el resultado será que Dios que responde las oraciones de sus hijos llenará su alma de paz y gozo y le hará sentir feliz aún a costa de no contar con ninguna moneda en el bolsillo.
La felicidad consiste entonces en tener un alma llena de la Presencia de Dios. Y para que esto suceda el hombre debe asumir una condición de pobreza de espíritu para que busque a Dios y Él lo satisfaga. Esto no quiere decir que Dios no le dará también las cosas materiales que desea, porque Jesús mismo asegura en Mateo 6:33 “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas (comida, vestido, casa) serán añadidas”.
Reitero el primer orden para alcanzar la felicidad no es
buscar las cosas materiales y a veces nos afanamos tanto en esto sino que por el contrario debemos buscar primeramente a Dios. El reino de los
cielos nos dice el apóstol Pablo en Romanos 14: 17 “no es cuestión de comidas o
bebidas, sino de justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo”.
"La felicidad es regocijarse en ti, para ti y por causa de ti oh Dios. Esta es la verdadera felicidad y no hay ninguna otra". (Agustín de Hipona).
"La felicidad es regocijarse en ti, para ti y por causa de ti oh Dios. Esta es la verdadera felicidad y no hay ninguna otra". (Agustín de Hipona).
Jorge Arévalo
Sección: Filosofía
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