“…Y anduvo (Josías) en los
caminos de David su padre” (2 Crónicas 34:2).
Josías fue imitador de
las cosas buenas de David. David fue el rey más grande que tuvo el pueblo
Israel. Jesús no es llamado hijo de Abraham o de Jacob sino hijo de David. Por
ahí va el primer desafío de Josías llegar a ser un gran rey como David su
padre.
La vida de David estuvo
lleno de hechos nobles, aspiraciones altas y grandes logros, sin embargo, tuvo
también pecados terribles. Josías aspiraba a imitar todo lo virtuoso de David,
sus hechos nobles, grandes hazañas pero evitar sus pecados. David es considerado un
varón conforme al corazón de Dios. Josías anhelaba no menos consideración.
David nunca fue un
idólatra, él fue leal a Dios, en su testimonio y su adoración. Josías le
seguiría los pasos.
El ejemplo de los padres
es muy fundamental para todo lo que los hijos han de ser en el futuro. El modo
de ser de los padres afecta la creencia, los hábitos y la conducta de los
hijos. Por lo general, los hijos tienden a replicar los patrones culturales de
los padres cuando conforman su propio hogar.
En 2 Crónicas 34: 3-7 vemos
a Josías ordenar que se limpie a Judá y Jerusalén de todas las abominaciones
idolátricas, ya que había heredado un reino lleno de falsos dioses e ídolos que
Dios reprobaba. Esto sería su primera reforma:
“… y a los doce años
comenzó a limpiar a Judá y a Jerusalén de los lugares altos, imágenes de Asera,
esculturas, e imágenes fundidas. Y derribaron delante de él los altares de los
baales, e hizo pedazos las imágenes del sol, que estaban puestas encima;
despedazó también las imágenes de Asera, las esculturas y estatuas fundidas, y
las desmenuzó, y esparció el polvo sobre los sepulcros de los que les habían
ofrecido sacrificios. Quemó además los huesos de los sacerdotes sobre sus
altares, y limpió a Judá y a Jerusalén. Lo mismo hizo en las ciudades de
Manasés, Efraín, Simeón y hasta Neftalí, y en los lugares asolados alrededor. Y
cuando hubo derribado los altares y las imágenes de Asera, y quebrado y
desmenuzado las esculturas, y destruido todos los ídolos por toda la tierra de
Israel, volvió a Jerusalén.
Josías ordenó derribar todos los altares de los baales y todas las imágenes de Asera. Estos dioses paganos estaban asociados a sacrificios humanos, creencias supersticiosas, prostitución, sequías, epidemias, terremotos, derrotas en las batallas, corrupción, esterilidad en las mujeres, etc. Y habría el pueblo que deberles adoración e impuestos para no estarle sujeto a sus caprichos y castigos.
Para reformar su nación
y llevarlo a una prosperidad verdadera Josías habría primero de romper la
creencia en la idea de estos falsos dioses implantando una nueva manera de ver
y conquistar el mundo dictado por las leyes de la Torá, que incentivan el
trabajo arduo y honesto, la consagración de la familia, el precio justo, las
libertades económicas, la adoración de un solo y verdadero Dios Jehová, Dios de
Abraham, Isaac y Jacob.
Limpiar a su pueblo de
la creencia de los baales y renovar la fe en el Dios de David su padre
implicaba llevar vidas diferentes, libres de maldad y crueldades, practicando
la justicia, la santidad personal, el amor y la compasión aún hacia sus
enemigos. Cuán importante es como padres estar en la verdad y obrar de forma correcta y justa. Los hijos seguirán los mismos patrones.
“Estoy complacido de
nunca haber luchado en una guerra. Estoy complacido de no haber tomado un arma.
Estoy complacido de no haber sido matado o haber matado a alguien. Espero que
mis hijos disfruten la misma falta de hombría.” (Tom Hanks).
Jorge Arévalo
Serie: Las reformas de Josías,
rey joven de Israel.
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