“Ve
al sumo sacerdote Hilcías, y dile que recoja el dinero que han traído a la casa
de Jehová, que han recogido del pueblo los guardianes de la puerta, y que lo
pongan en manos de los que hacen la obra, que tienen a su cargo el arreglo de
la casa de Jehová, y que lo entreguen a los que hacen la obra de la casa de
Jehová, para reparar las grietas de la casa; a los carpinteros, maestros y
albañiles, para comprar madera y piedra de cantería para reparar la casa; y que
no se les tome cuenta del dinero cuyo manejo se les confiare, porque ellos
proceden con honradez”. (2 Reyes 22: 4-7)
Tanto
Josías rey como sus funcionarios y empleados escogidos procedían con honradez
en la administración del dinero para obras de orden pública. Había un sincero
deseo en este grupo de gobierno bajo la autoridad de su joven rey de hacer bien
las cosas ante el pueblo y actuaron con suma transparencia.
Según conocemos hoy, la demanda
principal de la sociedad hacia los políticos está vinculado con el componente
de la moral y la honestidad, es decir, que el político no debe tener
acusaciones de corrupción o de enriquecimiento ilícito. Sin embargo vemos que una
de las principales críticas de la ciudadanía a los políticos de nuestro tiempo es
principalmente sobre el tema de la corrupción.
Proética coloca a la corrupción entre
los principales problemas del país, junto con la delincuencia y el consumo de
drogas. Se estima que los efectos económicos de la corrupción en nuestro país se ubicaría entre un 3% y 5% del PBI al año,
es decir, hasta unos S/ 33,800 millones. Esto nos lleva a pensar en las razones
que llevan a las personas a ser políticos. ¿Es la vocación o la ambición?
Desde un principio, desde su primera obra reformadora Josías estaba dispuesto a
proceder con honestidad y también quería lo mismo de sus encargados y gente de
confianza. Es más él se haría responsable de la integridad de sus funcionarios,
y esto no pasa con nuestros gobernantes políticos actuales. Roban sus
funcionarios y rápidamente se lavan las manos y dicen no responder por el dolo de
otros.
El
teólogo holandés Erasmo De Rotterdam (1466 – 1536) en uno de sus más sabias
exhortaciones políticas afirmó: “El que toma las riendas del gobierno debe responder
por la integridad de todos sus funcionarios...”
La
honestidad tiene que ver con el carácter del líder gobernante. Cada quién que
quiera servir en la política debe fortalecer su espiritualidad y buscar vivir una
vida bajo la soberanía de Dios y de sus leyes. La principal demanda social para
los políticos es la honradez, no el carisma ni la capacidad de gestión. La
demanda por la honradez es más que la propia capacidad de gobernar.
Hoy en
día, la mayoría de los cargos públicos son producto de negociaciones en el seno
de la clase política y son resultado del reparto de cuotas de poder.
Lo que
todos sabemos que esta politización de los nombramientos dentro de la
administración pública atenta directamente también con la caja fiscal debido a
los muchos políticos corruptos nombrados en cargos al más alto nivel.
En una
entrevista al ex Presidente de Costa Rica, Oscar Arias el 2014, le preguntaron
¿Qué características debe de tener un buen político? El respondió: “Los valores
correctos, tiene que tener coraje, debe tener firmeza, tiene que ser honesto
intelectual y éticamente…”
Josías
el joven rey reformador de Israel lo fue, y marcó una diferencia entre todos
los reyes antes y después de él. Una gestión con transparencia a imitar en
nuestros días.
“La
honestidad es la mejor política.”
Benjamin Franklin
Jorge Arévalo
LA HONESTIDAD
Serie: Josías el reformador joven de Israel
Serie: Josías el reformador joven de Israel
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