La culpabilidad también puede ser un problema de
distorsión de la mente, es cuando se da el hecho de atribuirse asimismo o bien
a otros la responsabilidad de los acontecimientos sin base suficiente y sin
tener en cuenta otros factores que contribuyen a esos mismos acontecimientos.
Por ejemplo:
“Es mi culpa que se haya vuelto drogadicto”
(No toma en cuenta la libre elección)
“Es mi culpa que se haya matado”
“Es mi culpa que le haya pasado ese accidente”
“Es mi culpa este divorcio”
En estos casos, se refiere concretamente a
que la persona se siente culpable de cosas que realmente han provocado otras
personas o sido las circunstancias. Una cosa es ser
responsable de mis actos, pero otra es convertir un supuesto error en la
oportunidad para devaluarme y compadecerme.
Palabras claves: “mi culpa”, "tu culpa", "Culpa de..".
También puede suceder al revés cuando la persona echa la culpa a los demás
cuando es ella misma la que la provoca.
Por
ejemplo:
El cónyuge que está engordando y culpa a su
pareja porque cada vez que van de cena comen alimentos grasosos (no toma en cuenta su propia responsabilidad
de los actos, hace únicamente responsable al otro).
“No se puede contigo, tu siempre haces
problemas”
“Tu defecto es que
al final de cada mes te encuentras en aprietos con el dinero”.
¿Cómo refutar estos pensamientos de
culpabilidad?
En primer lugar buscar otros motivos o
razones para el caso. Preguntarse: ¿Qué pruebas tengo para creer que
verdaderamente yo soy la culpable de esta situación? ¿Puede haber otros motivos
distintos a los que yo atribuyo como responsable del problema? Culparme ¿Qué
problema cambia?
Pensamientos bíblicos para tratar con la
culpabilidad
Examinarse en su Presencia
“Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón;
Pruébame y conoce mis pensamientos;
Pruébame y conoce mis pensamientos;
Y ve si hay en mí camino de perversidad,
Y guíame en el camino eterno”
Y guíame en el camino eterno”
(Salmos 139: 23-24)
Confiar en Jesucristo como nuestro abogado
“Hijitos míos, estas cosas os escribo para
que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre,
a Jesucristo el justo. Y él es la propiciación por nuestros pecados; y no
solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo”
(1 Juan 2:1-2)
Arrepentirse en caso de maldad
“Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu
misericordia;
Conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones.
Conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones.
Lávame más y más de mi maldad,
Y límpiame de mi pecado.
Y límpiame de mi pecado.
Porque yo reconozco mis rebeliones,
Y mi pecado está siempre delante de mí”
Y mi pecado está siempre delante de mí”
(Salmos 51: 1-3)
Confiar en el perdón de Jesucristo
“Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo
para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad”
(1 Juan 1:9)
Apartarse de la maldad
“El que encubre sus pecados no prosperará;
Mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia”
Mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia”
(Proverbios 28:13)
Descansar en su gracia
“Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar”
“Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar”
(Mateo 11:28)
“Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz.
En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo”
(Juan 16: 3)
Seguir para adelante prosiguiendo a la meta
“Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya
alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y
extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo
llamamiento de Dios en Cristo Jesús”
(Filipenses 3: 13-14)
“¿No sabéis que los que corren en el estadio,
todos a la verdad corren, pero uno solo se lleva el premio? Corred de tal
manera que lo obtengáis”
(1 Corintios 9:24)
Jorge Arévalo
“mi culpa”, "tu culpa", "Culpa de...”
Serie: Pensamientos que perturban
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