Una frecuente queja de los tutores de las escuelas
es respecto a los adolescentes rebeldes, los que gritan cuando se enfadan, los
que se comportan de manera impulsiva y a veces hasta desafían la autoridad.
Los propios padres saben que estas conductas en sus hijos adolescentes no son normales, aunque algunas personas de la sociedad les digan que es propio de la edad.
Como padres tenemos la responsabilidad de formar el
carácter y la conducta de nuestros hijos. En lo personal siempre tengo el cuidado
que mis hijos no falten en esto, es decir, no sean irrespetuosos con sus padres
y hermanos, ni con los demás. Gracias a
Dios no tenemos queja de ninguno de ellos, sus faltas han sido mínimo en casa,
por no decir ninguna. Igual proceder han tenido en la escuela o en cualquier
lugar donde estén.
Los padres tenemos la responsabilidad de transmitir
con las palabras y el ejemplo a nuestros
hijos el valor del respeto para que ellos procuren en todo tiempo el buen trato
con sus semejantes. Además de enseñarles a cumplir con las reglas y tareas de casa
previamente discutidas y aceptadas.
En los programas de escuela de padres a que soy
invitado como conferencista, por lo general enfatizo la manera que debemos
enseñar la obediencia a nuestros hijos y cómo ayudarles en cuanto al cumplimiento
de las normas en el hogar. Recogí unas fórmulas del Manual Familias Fuertes “Amor
y Límites” que a mí me ha funcionado muy bien en casa y que los comparto ahora:
La fórmula
de la obediencia
Una fórmula para enseñar la obediencia a los hijos es usando cuatro sencillas afirmaciones:
·
Estoy…
·
cuando…
·
porqué…
·
me
gustaría…
Y esto se plantea así:
Su hija llega tarde para la cena, decirle: “Estoy enojado cuando no llegas a casa a tiempo para la cena porque sabes que tenemos algunas cosas para conversar. Me gustaría que la próxima llegues a
tiempo para la cena”.
Su hijo no ha cumplido con la tarea de sacar la basura: “Estoy enojado cuando no sacas la basura, porque la basura apesta. Me gustaría que no vuelvas a dejar de
hacerlo otra vez”.
Su hija le contestó de mala manera cuando usted le dijo que
no podía ir a una fiesta muy lejos de casa. “Estoy enojada, cuando me
contestas de mala forma porque creo
que merezco que me respetes. Me gustaría
que me trates con estima”.
Cada uno de estas afirmaciones ayudarán a su hijo a entrar
en razón, en la afirmación del por qué usted le dará argumentos de las
consecuencias de su desobediencia. Usted
no necesita acudir a sus modos antiguos de castigo para disuadirlos (como la
que nuestros padres nos aplicaron a nosotros), al contrario aprendiendo a aplicar esta
fórmula verá que su hijo le obedecerá.
La
fórmula de la vigilancia
Los padres debemos estar enterados de qué es lo que hacen
nuestros hijos, quiénes son sus amigos y a qué hora vuelven a casa.
Cuando los hijos salen a la calle debemos hacerles las siguientes preguntas: ¿Quién?, ¿Qué?, ¿Dónde?
¿Cuándo?
·
¿Quién? o ¿Con
quién estarás?
·
¿Qué? o ¿Qué
harás?
·
¿Dónde? o ¿Dónde
estarás?
·
¿Cuándo? o ¿A qué hora regresarás?
De esta manera les seguimos la pista. Los padres sabemos
que es riesgoso no hacer el seguimiento a nuestros hijos, de los lugares que
frecuentan, de la hora que vuelven, de las personas con quienes se juntan y de
lo que hacen.
Preguntarles “cuando” llegarán a casa no significa que él o
ella puedan elegir, son los padres quienes establecen las reglas acerca de las
salidas. Cuando su hijo no le dé las respuestas específicas a estas preguntas
entonces usted debe decir: “Lo siento, no puedes salir”
Ejemplo práctico:
Roberto
le dice a su padre “Papá nos vamos a la playa con unos amigos”
Padre:
“¿Qué amigos y a que playa se van?
Roberto:
“Nos vamos a la Herradura con Alfonso y Jimmy”
Padre:
“La Herradura es una linda playa, ¿a qué hora piensan regresar”
Roberto:
“No sé, a las 5 más o menos”
Padre:
“Muy bien, pero acuérdate que a partir de las 4 todo el mundo se regresa de la
playa y el camino se hace largo”.
Otros ejemplos:
José se le acerca y pregunta: “Ya hice mis tareas. ¿Puedo
salir ahora? El padre o madre debe decir: ¿con quién estarás?, ¿qué harás?,
¿dónde estarás?, ¿cuándo regresarás?
Teresa dice: “dijiste que podía ir a la casa de mi amiga
este fin de semana, ¿no? Pues ya me voy. El padre o la madre debe decir: ¿con
quién vas a estar?, ¿qué harás?, ¿cuándo regresarás? (aunque ella le diga que
estará con su amiga, todavía es necesario preguntarle con quién estará).
La idea es sacarle toda la información posible pero cuidar
de hacerlo con asertividad, de la manera más agradable, sin regañarle o
enojarse. De esta manera los padres al obtener la información específica podrán
estar tranquilos.
Estas formas te propongo para tratar la rebeldía natural de
los adolescentes, tiene que ver básicamente con comunicación y una voluntad de
enseñarles a ser personas de bien, obedientes y respetuosos para con sus padres
y autoridades de la sociedad.
¿Qué piensas tú? ¿Tienes alguna otra forma de tratar la rebeldía
en tus hijos?
Jorge Arévalo
ADOLESCENTES REBELDES
Serie: Problemas de los jóvenes en la escuela
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