Génesis 26: 24
El contexto de este versículo gira alrededor del proyecto de Isaac de abrir los pazos de Abraham su padre que los filisteos habían clausurado a la muerte de éste.
El primer pozo que abre lo llamará Esek, que significa enemistad, pues los filisteos reclamaron el agua de este pozo, diciendo: “el agua es nuestra”
“los pastores de Gerar riñeron con los pastores de Isaac, diciendo: El agua es nuestra. Por eso llamó el nombre del pozo Esek, porque habían altercado con él”
Esek significa contención.
Cuando decidas empezar con tu emprendimiento puede que no estés exento de problemas o altercados. Gente que reclame tu lugar en el mercado, que se pongan envidiosos con tu éxito y comiencen a contender contigo.
El éxito en el comienzo de su proyecto le anima a Isaac a abrir otro pozo
“Y abrieron otro pozo, y también riñeron sobre él; y llamó su nombre Sitna”
Sitna significa enemistad.
Los Gerarditas vuelven a contender con él, continúan con su envidia, cólera e infamia a causa de su éxito en encontrar pozos de aguas vivas donde sus oponentes solo veían aguas estancadas. Isaac, era un hombre de paz y sabía que la bendición del Dios de su padre estaba con él dondequiera que iba.
Isaac se apartó de allí, se fue a un lugar lejos de sus contendientes y abrió otro pozo, pero esta vez tuvo tranquilidad.
“Y se apartó de allí, y abrió otro pozo, y no riñeron sobre él; y llamó su nombre Rehobot, y dijo: Porque ahora Jehová nos ha prosperado, y fructificaremos en la tierra”
Rehobot significa: “lugares anchos y espaciosos”
El Señor estaba dándole el éxito a Isaac con todos los pozos de agua que abría. Con excepción de sus rivales, su vida y su casa era próspera, su producción estaba al ciento por uno.
Ahora su negocio se encontraba en un buen lugar, libre de contiendas. Dios le había dado paz y le bendijo con mucho más que a sus contrincantes.
Hasta aquí se puede ver algunos principios y cualidades de un exitoso. Por un lado está su buen carácter, pues prefiere la paz a las peleas, su perseverancia, que es la gran cualidad de los grandes y está su sencilla fe en Dios. Esa fe que le lleva a lograr lo imposible, que le lleva a hacer declaraciones positivas como:
“… fructificaremos en la tierra”
Isaac como todo buen emprendedor que gusta de los éxitos decide continuar dando pasos. Ahora se extiende a un nuevo pueblo, Berseeba.
“Y de allí
subió a Beerseba”
En este nuevo lugar tiene una visión de Dios,
el texto dice:
“24 Y se le
apareció Jehová aquella noche, y le dijo: Yo soy el Dios de Abraham tu padre;
no temas, porque yo estoy contigo, y te bendeciré, y multiplicaré tu
descendencia por amor de Abraham mi siervo. Y edificó allí un altar, e
invocó el nombre de Jehová, y plantó allí su tienda; y abrieron allí los
siervos de Isaac un pozo”.
En este contexto es que Dios se le revela y le
dice: “No temas, porque yo estoy contigo, te bendeciré y te multiplicaré…”
Isaac ya había tenido malas experiencias con
los oponentes de sus primeros pozos, ahora él estaba en un nuevo lugar y puede
que pensaba que podía ocurrir lo mismo, o que lo ganado en Rehobot se pierda. Pero
Dios está con el emprendedor que depende de Él y le envía su Palabra: “No
temas, yo estoy contigo”. “Yo tengo un pacto con Abraham tu padre de bendecir a
toda su descendencia”
Esta misma verdad nos enseña Pablo en el Nuevo
Testamento, en Gálatas 3: 13-14 dice:
“Cristo nos
redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está
escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero, para que en Cristo Jesús
la bendición de Abraham alcanzase a los gentiles, a fin de que por la fe
recibiésemos la promesa del Espíritu”.
Amado hermano, la bendición de Abraham te ha
alcanzado en Cristo y te alcanza en este día. Esta misma bendición que
persiguió y alcanzó a Isaac donde quiera que iba también es tuya.
No temas, de empezar hoy, Dios abre tus ojos
para que veas las fuentes de aguas generadores de ingresos para tu economía. Él
está contigo.
El texto termina diciendo que Isaac edificó su
altar de adoración allí, plantó con seguridad su tienda, volvió a cavar la
tierra, volvió a encontrar aguas vivas y levantó un nuevo pozo.
Esto me hace pensar a los ricos petroleros, el
agua era el equivalente al oro negro de nuestros tiempos. Isaac era un hombre
próspero y rico.
Deja que en tu pobreza Dios renueve tu mente,
abra tus ojos y veas que tú no eres la excepción entre los hijos de Dios, eres
tan amado como lo fue Isaac. Para ti también es la promesa, por lo tanto, no
temas.
En medio de esta crisis económica puedo decir
que: “No morirás, sino que vivirás y
contarás las grandes obras de Dios sobre tu vida”. La idea del emprendimiento
surge ahora, y el favor y bondad de Dios te asegurarán un buen inicio.
2020 no es el peor de los años, como Isaac
declaramos:
“… fructificaremos en la
tierra”
Jorge Arevalo
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