Hay necesidades profundas en nuestros hijos adolescentes que
requieren ser llenados. Estas necesidades por lo general son de independencia,
de diversión y de pertenencia. Cuando estas necesidades no están siendo
suplidas es cuando ellos empiezan a dar señales negativas de su inconformidad. Por
ejemplo:
·
La mamá le pide a Carlita que le ayuda a lavar
los platos y Carlita le dice: “estoy muy ocupada”.
·
Viviana aborrece todas las prendas de vestir que
su madre le señala cuando van de compras.
·
Francisco discute con su mamá prácticamente por
todo. Si ella dice “arriba”, él dice “abajo”. Si a ella le gusta un programa en
la televisión, él dice que es porquería.
O casos más fuertes de llamada de atención podrían ser:
·
Samuel quiere gastar todo su dinero en los
videojuegos con sus amigos.
·
Jorge está en la casa de un amigo y éste le
propone probar una de las cervezas de su padre.
·
Algunos compañeros de escuela han estado
prestando atención a Rubén y les gustaría que se convirtiera en miembro de su
pandilla.
Ante estas situaciones que necesidades cree usted que su
hijo podría estar tratando de satisfacer. ¿Independencia? ¿Diversión? ¿Pertenencia? Recuerde que comprender las necesidades que su hijo está
tratando de satisfacer no significa que todo está permitido. Aún hay reglas que
cumplir y sanciones por su incumplimiento. Pero el hecho de empezar a
comprender las necesidades de los adolescentes puede ayudar a poner las cosas
en la perspectiva.
Algunas formas en que los padres podrían ayudar a sus hijos
a tener independencia de manera positiva:
·
Elegir su propia ropa y peinado
·
Hacer aportes en relación con algunas reglas y
sanciones
·
Elegir que tareas domésticas harán
·
Ayudar a resolver los problemas
·
Asumir la responsabilidad de alguna necesidad
familiar real
Mientras más ayudemos a nuestros hijos adolescentes a
satisfacer sus necesidades de forma positiva, mejor idea tendremos de su propia
visión de las cosas, podremos escucharlos mejor y estar ahí para ellos. Esto
hará que ellos se acerquen a nosotros y nos permitan ser parte de sus vidas.
Es muy importante la conversación de los padres con sus hijos
adolescentes. Algunos momentos adecuados para hablar con ellos podría ser.
·
Cuando van en el auto o carro a alguna parte
·
La hora de acostarse
·
Después de clases
·
Cuando están sentados a la mesa para cenar
¿Quiere ser igual a sus padres o distinto a ellos? ¿Alguna
vez trató de contarles a sus padres algo que fuera importante para usted, o
algún problema que usted estuviera teniendo? ¿Qué hicieron sus padres cuando
usted estuvo en dificultades, le sermonearon?, le gritaron o amenazaron, o le castigaron?
¿Cómo se sintió?, Está satisfecho con ser la misma clase de padre que ellos
eran, o le gustaría poder hacer las cosas de otro modo con sus hijos?
Queremos que nuestros niños y adolescentes se acerquen a
nosotros para conversar sobre las cosas que les preocupan y las cosas sobre las
que tienen preguntas, sexo, drogas, problemas con sus amigos, dificultad
escolar u otro tema que les preocupe. Un ejemplo de cómo los padres realmente
escuchan y muestran interés es el siguiente:
Mario y Consuelo (los padres): “cuéntanos lo que pasó” Roberto: “Teníamos hambre y no teníamos
dinero y Miguel me dijo que distrajera al encargado mientras él se robaba unas
galletas”. Hacen las preguntas apropiadas
y el hijo puede hablar de la situación y de sus temores Mario: “¿Y qué hiciste tú?” Carlos: “No sabía qué hacer, me puse a hojear
el periódico para distraer al encargado”
Consuelo: “¿Qué pasó después?”
Roberto: “Apareció un señor por la puerta de atrás Miguel se puso
nervioso tiró las galletas al piso y salió corriendo” Mario y Consuelo (al unísono) “¿Y tú?” Roberto:
“Yo estaba tan nervioso que sólo atiné a salir de la tienda con las piernas que
me temblaban”. Consuelo: “Me alegro de
que tú no intentaras robar nada”.
El intercambio ayuda a construir una relación positiva entre
el joven y sus padres.
Jorge Arévalo
Sección: Familia y Sociedad
(Tema adaptado del Manual Familiar
Fuertes)
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