“Un día de furia “(Falling Down es su
título original) es una película sobre la tensión y la
frustración que genera en muchas personas la vida moderna en las grandes
ciudades. El personaje protagonista del filme decide enfrentarse a las
adversidades, y lo hace de forma violenta.
Responder a las adversidades de forma violenta,
con palabras ásperas, hirientes en las que abundan el insulto y la
recriminación no es la manera para solucionar nuestros problemas.
La Biblia nos dice cómo debemos hacerlo:
«La suave respuesta aparta el furor, más la palabra hiriente hace
subir la ira», Proverbios 15: 1. Si el furor se levanta como una tormenta, la
palabra suave dispersará las nubes y hará salir el sol, y llegará la
calma y la tranquilidad.
El uso
de palabras suaves es el mejor remedio para mantener la paz
Mario Javier Moreno, consejero
nicaragüense, nos comenta: «Cuando las personas tienen diferencias en
cualquier cosa, que llegan a tener una discusión muy fuerte, la suave respuesta
hace calmar la furia de la otra persona, y ya no llegan a pleito, sino que
pueden platicar amenamente. Pero si contestamos de la misma manera que la otra
persona nos está hablando, por ejemplo “si ella grita, o si alza la voz, y yo
también hago lo mismo”, entonces habrá pleito y una discusión muy acalorada, que
puede llegar hasta los insultos y golpes»
Dos
consejos en el trato con los demás:
1. “PACIENCIA”- Para soportar el
ardor de la ira ajena sin contagiarse de ese ardor. Deje que la otra persona se
desahogue no interrumpirle, ya que si lo hacemos se enojara más.
2. “SUAVIDAD”- Una vez que se nos dé la
oportunidad de presentar nuestras razones, debemos hablar de manera suave,
sin pasión ni provocación, una palabra suave ablanda los ánimos más duros y
prevalece sobre los más airados hombres.
Eclesiastés 10:4 recomienda: «Si tu jefe se
enoja contigo, ¡no renuncies a tu puesto! Un espíritu sereno puede superar
grandes errores» NTV
Ejemplos bíblicos:
José es uno que habló de manera suave y dulce
a sus atemorizados hermanos, Gen.50:21 dice: «No, no tengan miedo. Yo
seguiré cuidando de ustedes y de sus hijos. Así que hablándoles con
ternura y bondad, los reconfortó».
Gedeón es otro que habló suavemente cuando lo
criticaron duramente calmando de esa manera el enojo de sus hermanos,
Jueces.8:1-3: «…Cuando los hombres de Efraín oyeron la respuesta de
Gedeón, se calmó su enojo» NTV
Dentro del hogar, el apóstol Pedro aconseja
que cuando el esposo se enoja contra su esposa y la insulta con palabras
ásperas y hasta le grita, la esposa como buena cristiana debe ser amable,
tierna y serena con él, para poderlo ganar para Cristo, 1 Pedro 3:4. Igualmente
el esposo, cuando su esposa se enoja, él debe ser amable y tierno con ella, no
debe ser áspero, Colosenses 3:19. Los hijos deben ser obedientes a los
padres y si los padres le gritan o lo insultan ellos deben amables y respetar a
sus padres en todo, Colosenses 3:20.
La palabra suave ayuda a arreglar los
problemas en el matrimonio, familia o trabajo. Contribuye a que no haya
contiendas y pleitos. Las palabras suaves nos libran de la adversidad y el
peligro.
Del libro “Destinados al éxito”
Autor: Jorge Arévalo
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