“Entonces el rey envió y reunió a todos los ancianos de Judá y de Jerusalén. Y subió el rey a la casa de Jehová, y con él todos los varones de Judá, y los moradores de Jerusalén, los sacerdotes, los levitas y todo el pueblo, desde el mayor hasta el más pequeño; y leyó a oídos de ellos todas las palabras del libro del pacto que había sido hallado en la casa de Jehová. Y estando el rey en pie en su sitio, hizo delante de Jehová pacto de caminar en pos de Jehová y de guardar sus mandamientos, sus testimonios y sus estatutos, con todo su corazón y con toda su alma, poniendo por obra las palabras del pacto que estaban escritas en aquel libro. E hizo que se obligaran a ello todos los que estaban en Jerusalén y en Benjamín; y los moradores de Jerusalén hicieron conforme al pacto de Dios, del Dios de sus padres…”.
El rey Josías estaba determinado a hacer todas las reformas
necesarias en el sistema de su nación, estaba implícito las judiciales. E hizo
que todos en Judá se obligaran a cumplir las nuevas leyes del sistema.
Josías seguramente tuvo que cambiar a malos funcionarios
que mantenían redes y prácticas corruptas que ponían en vilo la administración
de la justicia en Judá. Pero más que cambiar funcionarios, era consciente que
requería proponer reformas en el mismo sistema. Y el libro de la ley de Dios
encontrado entre escombros le ayudaría en esto.
Reformar la justicia en el país es más que importante. Hace
unos días el Presidente del Perú refiriéndose a este tipo de reformas declaró:
“el sistema judicial no debe estar al servicio de poderes oscuros”, a raíz del
descubrimiento de audios que comprometían seriamente a magistrados con
prácticas corruptas, y añadió: “No hay
seguridad jurídica sin un buen sistema de justicia, y sin él no hay estabilidad
institucional ni inversiones ni desarrollo económico ni social. Recuerden, no
hay desarrollo con corrupción”.
En el fondo el gobernante que actúa haciendo reformas para
contrarrestar la corrupción en su nación es porque desea una estabilidad
institucional, seguridad jurídica por ende inversiones y el consecuente
desarrollo económico.
“Si la justicia existe, tiene que ser para todos; nadie
puede quedar excluido, de lo contrario ya no sería justicia” (Paul Auster,
novelista y poeta estadounidense)
“Practicar la justicia y el derecho lo prefiere el Señor a
los sacrificios” (Proverbios 21:3)
En la historia de Inglaterra hay un incidente que ilustra
el ideal de una justicia imparcial. Un siervo del Príncipe de Gales cometió un
delito, y a pesar de la influencia del príncipe el siervo fue sentenciado.
Enojado, el príncipe entró en el tribunal y demandó al magistrado que librara
al prisionero. El magistrado en jefe, Gascoigne, aconsejó que el príncipe
llevara su petición a su padre, el Rey Enrique IV, quién quizás perdonaría al
prisionero. El joven príncipe, furioso porque el magistrado no le obedecía
trató de quitarle el prisionero al alcaide y llevárselo. El magistrado en ese
momento se puso en pie y con voz severa demandó que el príncipe obedeciera la
ley y que pusiera mejor ejemplo a sus súbditos. Luego sentenció al príncipe por
contumacia. El joven príncipe reconoció la afrenta que había cometido contra la
corte y sumiso fue a la prisión. Cuando las noticias llegaron al Rey Enrique
IV, éste exclamó "Bienaventurado el rey que tiene a un magistrado poseído
del valor para administrar imparcialmente las leyes; y aún más feliz es el rey
cuyo hijo se somete a su justo castigo por haberlas ofendido".
Jorge Arévalo
Josías y sus reformas judiciales
Serie: Josías rey reformador de Judá.
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