Es uno de los versículos de la Biblia rápidamente citados,
lo puedes oír no sólo en los púlpitos de las iglesias sino también en programas
seculares de radio y tv, en forma de frases publicitarios pintado en paredes de
avenidas, “Todo lo puedo en Cristo que
me fortalece”. Fácil de memorizar, pero poderoso en resultados. Recuerdo
que una de mis hijas había agarrado la costumbre de ponerse los dedos a la boca
hasta casi los 9 años de edad como señal de timidez o de algún complejo. Como
padre buscaba la manera de hacerla evitar hasta que se me ocurrió comenzar a
ayudarla con este versículo. Cuando le
veía llevarse los dedos a la boca le ordenaba que dejara de hacerlo, “No puedo”,
me respondía. Yo la animaba, “Si puedes”, “Todo lo puedes en Cristo que te
fortalece”. Y le sugería repetir conmigo este verso de la Palabra de Dios una y
otra vez hasta que cambiara su declaración del “no puedo” por el pensamiento
del “Todo lo puedo en Cristo”, y cuando lo hubo logrado superó el hábito. El
texto me sirvió como una eficaz terapia.
El apóstol Pablo autor de esta declaración en una de sus primeras prisiones bajo el reinado de Nerón en Roma, escribió la epístola a los Filipenses con el propósito de agradecer a la iglesia en Filipo el apoyo material recibido en ofrendas para el sostenimiento de su ministerio. Y desde esa cárcel, les instó a mantener la unidad y la paz en su comunidad, así como a seguir el ejemplo de humildad del Señor Jesucristo. Luego en el capítulo 4 les habló de cuestiones importantes para salud emocional de sus vidas como el entregar a Dios en oración sus preocupaciones para de esta manera evitar el afán, sobre todo que debían mantener siempre el gozo, aun en las circunstancias difíciles. Les instó a confiar en la provisión de Dios para todas sus necesidades. Y aclaró que no buscaba dádivas por parte de ellos sino fruto que abundara en sus cuenta y que en cuanto a él, estaba confiado, preparado para todo, así como para vivir en abundancia como para vivir en escasez, arribando finalmente a esta poderosa conclusión: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”, poniéndose como ejemplo de fe y contentamiento ante sus amados hijos espirituales.
Esta sentencia es una tremenda bendición que el apóstol nos legó a nosotros los creyentes del siglo XXI, y podemos ponerlo en práctica en nuestras circunstancias diarias. Por ejemplo:
Cuando estamos procurando conservar la unidad del matrimonio, familia, personal de la empresa o el liderazgo de la iglesia, declaremos: “Todo lo podemos en Cristo que nos fortalece”.
Cuando estemos conscientes que estamos siendo altaneros y necesitamos andar en humildad para no perder la gracia ante los que nos rodean, confesemos: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”.
El apóstol Pablo autor de esta declaración en una de sus primeras prisiones bajo el reinado de Nerón en Roma, escribió la epístola a los Filipenses con el propósito de agradecer a la iglesia en Filipo el apoyo material recibido en ofrendas para el sostenimiento de su ministerio. Y desde esa cárcel, les instó a mantener la unidad y la paz en su comunidad, así como a seguir el ejemplo de humildad del Señor Jesucristo. Luego en el capítulo 4 les habló de cuestiones importantes para salud emocional de sus vidas como el entregar a Dios en oración sus preocupaciones para de esta manera evitar el afán, sobre todo que debían mantener siempre el gozo, aun en las circunstancias difíciles. Les instó a confiar en la provisión de Dios para todas sus necesidades. Y aclaró que no buscaba dádivas por parte de ellos sino fruto que abundara en sus cuenta y que en cuanto a él, estaba confiado, preparado para todo, así como para vivir en abundancia como para vivir en escasez, arribando finalmente a esta poderosa conclusión: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”, poniéndose como ejemplo de fe y contentamiento ante sus amados hijos espirituales.
Esta sentencia es una tremenda bendición que el apóstol nos legó a nosotros los creyentes del siglo XXI, y podemos ponerlo en práctica en nuestras circunstancias diarias. Por ejemplo:
Cuando estamos procurando conservar la unidad del matrimonio, familia, personal de la empresa o el liderazgo de la iglesia, declaremos: “Todo lo podemos en Cristo que nos fortalece”.
Cuando estemos conscientes que estamos siendo altaneros y necesitamos andar en humildad para no perder la gracia ante los que nos rodean, confesemos: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”.
Cuando estemos tristes, melancólicos o empezamos a sentir
el desánimo hagamos esta proclamación: “Todo lo puedo en Cristo que me
fortalece”.
Cuando estemos preocupados, ansiosos, bajo situaciones de
estrés y se nos quiere ir el ánimo de orar, gritemos: “Todo lo puedo en Cristo
que me fortalece”.
Cuando de pronto perdemos el trabajo, los ingresos
disminuyen o la situación económica del país se ponga complicado y la
abundancia que teníamos desaparece para dar lugar a la escasez y la pobreza,
testifiquemos como el apóstol:
“…he aprendido a
estar satisfecho con lo que tengo. Sé
bien lo que es vivir en la pobreza, y también lo que es tener de todo. He
aprendido a vivir en toda clase de circunstancias, ya sea que tenga mucho para
comer, o que pase hambre; ya sea que tenga de todo o que no tenga nada” “Todo
lo puedo en Cristo que me fortalece”.
Como puedes ver, este texto tiene aplicación para todo tipo
de situaciones de la vida, te insto a que te levantes hoy con fuerza, declara estando
convencido de la victoria, ruge como el león con estas palabras: “Todo lo puedo
en Cristo que me fortaleceeeeeeee”.
Jorge Arévalo
“TODO LO PUEDO EN CRISTO QUE ME FORTALECE”
Serie: “Versículo y pasajes edificantes de la Biblia”.
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