viernes, 11 de mayo de 2018

EL PODER DE UN CUMPLIDO



Los jóvenes tienen un mejor comportamiento en casa, en la escuela, y con los amigos cuando sus padres usan la adecuada combinación de amor y límites. Los jóvenes necesitan tener reglas claras y límites. Se ha demostrado que los jóvenes mejoran su comportamiento cuando conocen exactamente lo que usted espera de ellos, pero otra buena manera de hacer que los jóvenes hagan lo correcto es estimularlos y reconocer sus progresos mediante los cumplidos. Los cumplidos también le servirán de estímulo para hacer lo que debe.
Cuando sus niños reciben cumplidos o felicitaciones como “qué bien lavaste los platos” o “gracias por sacar la basura” o “me encanta ver que has hecho tus tareas antes de ponerte a ver televisión”, hay mayores probabilidades de que repitan su buena conducta la próxima vez.

Aquí hay una lista de cumplidos (extraídos del Manual Familias Fuertes):  
¡Mmmm!”, “vaya, vaya, vaya”, ¡ohhhh!, ¡guau! + Sonreír y asentir: cuando no sabemos qué decir, es mejor esto que un elogio. Son formas de mostrar satisfacción, sorpresa e interés por lo que el niño nos está enseñando.
“¡Vaya! ¿Qué has hecho? Cuéntame”: la pregunta, es una fórmula magnífica, el menor estará encantado de darnos más detalles.
“Te has esforzado mucho para hacer esto, ¿verdad? ¿Estás orgulloso?”: en vez de centrarnos en el resultado (si es bonito o no) nos centramos en el esfuerzo y fomentamos la motivación interna del niño.
“Se te ve muy contento, ¿estás feliz de haber conseguido hacer esto?”: ya sea pintar un dibujo, amarrarse los pasadores del zapato, limpiar el cuarto, no ensalzamos “lo bien que pinta, lo ordenado que es, o su habilidad”, sino su sensación de logro y en su auto-motivación.
“Veo que has…”: simplemente describimos lo que ha hecho, estamos reconociendo su trabajo pero de una manera neutral, sin caer en alabanzas.
“¡Lo has conseguido!”: la efusividad por su éxito está justificada cuando somos conscientes del gran esfuerzo que le ha supuesto.
“¡Fíjate! ¡Antes no podías hacer esto y ahora sí!”: de esta forma nos enfocamos en su capacidad para aprender y establecemos una relación entre la dedicación y el resultado, algo que le ayudará a no frustrarse cuando inicie nuevas actividades.
“¡Gracias! Me gusta que hayas hecho esto para mí: cuando el niño ha hecho algo para regalárnoslo, por supuesto hay que agradecérselo.
“¡Esto no lo habías hecho nunca! ¿Cómo has aprendido?”: mostrando sorpresa hacia una acción autodidacta, fomentamos su proceso de aprendizaje.
“Me gusta lo que has hecho, ¿podrías enseñarme a hacerlo?”: con esta reacción, una de mis preferidas, le estamos enviando al niño el mensaje de que su trabajo nos gusta tanto que deseamos aprender de él, y que él tiene la capacidad necesaria para ensenarnos. 
El elogio es una de las necesidades emocionales básicas que tiene el niño o adolescente y debemos conocer llenar esto mediante cumplidos. Si nosotros los padres no lo hacemos podrían ellos buscar la manera de ganarse esos cumplidos en la calle (eso es lo que pasa con los que se integran a los grupos de pandillas). No caigamos en este error. 
Aquí un ejemplo de un elogio cariñoso a través de una nota:
u  “Querido ____________, Me gusta que tú _____________” Te quiere, _______

u  “Querido ____________, Hiciste un buen trabajo al _________. Te quiere” 

Considere también el hecho de otorgar a su hijo una recompensa o privilegio especial por su esfuerzo en hacer las cosas bien, tal vez usted puede dejarles ir al cine, o que se queden despiertos más tarde un fin de semana o algún otro premio. Así como la desobediencia tiene su castigo, de igual modo la obediencia tiene su premio. Los hijos necesitan ser reconocidos por las buenas cosas que hacen de otro modo podría resultar desalentador para ellos cuando tratan de hacer lo que nosotros les hemos pedido y ni siquiera nos damos por enterados. Hay que tener cuidado de esto. 
Jorge Arévalo
Sección: Familia y Sociedad

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