Los jóvenes tienen un mejor
comportamiento en casa, en la escuela, y con los amigos cuando sus padres usan la adecuada combinación de
amor y límites. Los jóvenes necesitan tener reglas claras y límites. Se
ha demostrado que los jóvenes mejoran su
comportamiento cuando conocen exactamente lo que usted espera de ellos, pero otra
buena manera de hacer que los jóvenes hagan lo correcto es estimularlos y reconocer sus progresos mediante los cumplidos. Los
cumplidos también le servirán de estímulo para hacer lo que debe.
Cuando sus niños reciben
cumplidos o felicitaciones como “qué bien lavaste los platos” o “gracias por
sacar la basura” o “me encanta ver que has hecho tus tareas antes de ponerte a
ver televisión”, hay mayores probabilidades de que repitan su buena conducta la
próxima vez.
Aquí hay una lista de cumplidos (extraídos del Manual Familias Fuertes):
“¡Mmmm!”,
“vaya, vaya, vaya”, ¡ohhhh!, ¡guau! + Sonreír y asentir: cuando no sabemos qué decir, es mejor esto que un
elogio. Son formas de mostrar satisfacción,
sorpresa e interés por lo que el niño nos está enseñando.
“¡Vaya! ¿Qué has hecho?
Cuéntame”: la pregunta, es una
fórmula magnífica, el menor estará encantado de darnos más detalles.
“Te has esforzado mucho para
hacer esto, ¿verdad? ¿Estás orgulloso?”: en vez de centrarnos
en el resultado (si es bonito o no) nos centramos en el esfuerzo y
fomentamos la motivación interna del niño.
“Se te ve muy
contento, ¿estás feliz de haber conseguido hacer esto?”: ya sea pintar un dibujo, amarrarse los pasadores del
zapato, limpiar el cuarto, no ensalzamos “lo bien que pinta, lo ordenado que
es, o su habilidad”, sino su sensación de logro y en su auto-motivación.
“Veo que has…”: simplemente describimos lo que ha hecho, estamos
reconociendo su trabajo pero de una manera neutral, sin caer en alabanzas.
“¡Lo has conseguido!”: la efusividad por su éxito está justificada cuando
somos conscientes del gran esfuerzo que le ha supuesto.
“¡Fíjate! ¡Antes no podías
hacer esto y ahora sí!”: de esta forma nos
enfocamos en su capacidad para aprender y establecemos una relación entre la
dedicación y el resultado, algo que le ayudará a no frustrarse cuando inicie
nuevas actividades.
“¡Gracias! Me gusta que
hayas hecho esto para mí”: cuando el niño ha hecho
algo para regalárnoslo, por supuesto hay que agradecérselo.
“¡Esto no lo habías hecho
nunca! ¿Cómo has aprendido?”: mostrando
sorpresa hacia una acción autodidacta, fomentamos su proceso de aprendizaje.
“Me gusta lo que has hecho,
¿podrías enseñarme a hacerlo?”: con esta reacción,
una de mis preferidas, le estamos enviando al niño el mensaje de que su trabajo nos gusta tanto que
deseamos aprender de él, y que él tiene la capacidad necesaria para ensenarnos.
El elogio es una de las
necesidades emocionales básicas que tiene el niño o adolescente y debemos conocer
llenar esto mediante cumplidos. Si nosotros los padres no lo hacemos podrían ellos
buscar la manera de ganarse esos cumplidos en la calle (eso es lo que pasa con
los que se integran a los grupos de pandillas). No caigamos en este error.
Aquí un ejemplo de un elogio
cariñoso a través de una nota:
u “Querido ____________, Me gusta que tú _____________” Te
quiere, _______
u “Querido ____________, Hiciste un buen trabajo al
_________. Te quiere”
Considere también el hecho de otorgar a su hijo una recompensa o privilegio especial por su esfuerzo en hacer las cosas bien, tal vez usted puede dejarles ir al cine, o que se queden despiertos más tarde un fin de semana o algún otro premio. Así como la desobediencia tiene su castigo, de igual modo la obediencia tiene su premio. Los hijos necesitan ser reconocidos por las buenas cosas que hacen de otro modo podría resultar desalentador para ellos cuando tratan de hacer lo que nosotros les hemos pedido y ni siquiera nos damos por enterados. Hay que tener cuidado de esto.
Jorge Arévalo
Sección: Familia y Sociedad
Comentarios
Publicar un comentario