Los
padres son los únicos responsables de formar, a un futuro hombre decente, o a un futuro vulgar delincuente. El adolescente a medida que crece va cambiando en su modo de
pensar y en su estado de ánimo. Un día está de buen humor y otro día está con
un genio terrible. De igual modo va cambiando el modo en que se lleva con la
familia. De pronto empieza a discutir a sus padres, desobedece, se avergüenza de
ellos, empieza a interesarle ropa de marca, piensa más independientemente y
pasa más tiempo sólo. Entonces es cuando se requiere de establecer reglas
claras en el hogar.
A los padres nos gustaría que nuestros hijos hablen respetuosamente al maestro de la escuela, eviten los grupos de pandillas, se lleven bien con los otros chicos en vez de pelear, que mantengan su habitación limpia, la cama tendida, las ropas acomodadas, que vayan a descansar a la hora, que se levanten temprano y que no olviden de hacer su tarea escolar. Pero para que esto suceda repito nos vale establecerles reglas y responsabilidades de manera clara.
Piense, ¿en qué momento su hijo debe hacer la tarea de la escuela? Después de la escuela, después de la cena, antes de ver televisión? Piense en la hora en que su hijo debe estar en casa para la cena, o sino cenan juntos, ¿a qué hora se supone que debe estar en la casa por la noche? ¿A qué hora su hijo debe acostarse durante los días de escuela, 9.00 pm, 9.30 pm? No dudes en establecerles estas reglas y señalarles sus responsabilidades.
Hay otros mandatos importantes de la vida y moral de la sociedad que se les debe incluir como reglas. Por ejemplo: “No mentir”; “No robar”; “No contestar de mala manera”; “No insultar, ni pegarse entre hermanos”.
Para lograr el éxito en su labor como padre, usted entonces debe criar a sus hijos con reglas claras usando amor y límites. Una fórmula que puede ayudarle mucho es el uso de cuatro sencillas afirmaciones como “Estoy… cuando… porqué… me gustaría”. Y esto se aplica así:
Su hija llega tarde para la cena: “Estoy enojado cuando no llegas a casa a tiempo para la cena porque nuestra familia acostumbra conversar durante la cena. Me gustaría que llegues a casa a tiempo para la cena”.
Su hijo no ha cumplido con la tarea de sacar la basura: “Estoy enojado cuando no sacas la basura, porque la basura apesta. Me gustaría que lo saques ahora mismo”.
Su hija le contestó de mala manera cuando usted le dijo que no podía ir a una fiesta muy lejos de casa. “Estoy enojada, cuando me contestas de mala forma porque merezco que me respetes. Me gustaría que me trates con respeto”.
Estas afirmaciones ayudarán a su hijo a entrar en razón y usted no necesitará acudir a sus armas antiguas de castigo para disuadirlo (con las que tus padres te castigaron a ti) al contrario verá que su hijo le va a obedecer.
Quiero finalizar este punto contándote la historia de un hijo delincuente a punto de ser ejecutado y que en sus últimos minutos antes de morir escribe una carta para su madre. La historia es así: “A pocas horas en su celda, esperando ser ejecutado, pidió como último deseo papel y lápiz. Luego de escribir por varios minutos, le dijo a su custodio por favor, entregue esta carta a mi madre!! La carta decía así:
Madre, creo que si hubiera más justicia en este mundo, tanto tú como yo deberíamos de ser ejecutados. ¡Tú eres tan culpable como yo de mi miserable vida! ¿Te acuerdas madre, cuando llevé a la casa aquella bicicleta que le quité a otro niño igual que yo? Me ayudaste a esconderla para que mi padre no se enterara. ¿Te acuerdas madre, cuando me robé el dinero de la cartera de la vecina? Fuiste conmigo al centro comercial y lo gastamos juntos. ¿Te acuerdas madre, cuando botaste a mi padre de la casa? Él sólo quiso corregirme por haberme robado el examen final de mi grado y a consecuencia me expulsaron. Madre, yo era sólo un niño, luego fui adolescente y ahora un hombre mal formado! Era sólo un niño inocente que necesitaba corrección, y no consentimiento. Te perdono, y sólo te pido que le hagas llegar esta reflexión a todos los padres del mundo, que sepan que ellos son los únicos responsables de formar, a un hombre decente, o a un vulgar delincuente.
A los padres nos gustaría que nuestros hijos hablen respetuosamente al maestro de la escuela, eviten los grupos de pandillas, se lleven bien con los otros chicos en vez de pelear, que mantengan su habitación limpia, la cama tendida, las ropas acomodadas, que vayan a descansar a la hora, que se levanten temprano y que no olviden de hacer su tarea escolar. Pero para que esto suceda repito nos vale establecerles reglas y responsabilidades de manera clara.
Piense, ¿en qué momento su hijo debe hacer la tarea de la escuela? Después de la escuela, después de la cena, antes de ver televisión? Piense en la hora en que su hijo debe estar en casa para la cena, o sino cenan juntos, ¿a qué hora se supone que debe estar en la casa por la noche? ¿A qué hora su hijo debe acostarse durante los días de escuela, 9.00 pm, 9.30 pm? No dudes en establecerles estas reglas y señalarles sus responsabilidades.
Hay otros mandatos importantes de la vida y moral de la sociedad que se les debe incluir como reglas. Por ejemplo: “No mentir”; “No robar”; “No contestar de mala manera”; “No insultar, ni pegarse entre hermanos”.
Para lograr el éxito en su labor como padre, usted entonces debe criar a sus hijos con reglas claras usando amor y límites. Una fórmula que puede ayudarle mucho es el uso de cuatro sencillas afirmaciones como “Estoy… cuando… porqué… me gustaría”. Y esto se aplica así:
Su hija llega tarde para la cena: “Estoy enojado cuando no llegas a casa a tiempo para la cena porque nuestra familia acostumbra conversar durante la cena. Me gustaría que llegues a casa a tiempo para la cena”.
Su hijo no ha cumplido con la tarea de sacar la basura: “Estoy enojado cuando no sacas la basura, porque la basura apesta. Me gustaría que lo saques ahora mismo”.
Su hija le contestó de mala manera cuando usted le dijo que no podía ir a una fiesta muy lejos de casa. “Estoy enojada, cuando me contestas de mala forma porque merezco que me respetes. Me gustaría que me trates con respeto”.
Estas afirmaciones ayudarán a su hijo a entrar en razón y usted no necesitará acudir a sus armas antiguas de castigo para disuadirlo (con las que tus padres te castigaron a ti) al contrario verá que su hijo le va a obedecer.
Quiero finalizar este punto contándote la historia de un hijo delincuente a punto de ser ejecutado y que en sus últimos minutos antes de morir escribe una carta para su madre. La historia es así: “A pocas horas en su celda, esperando ser ejecutado, pidió como último deseo papel y lápiz. Luego de escribir por varios minutos, le dijo a su custodio por favor, entregue esta carta a mi madre!! La carta decía así:
Madre, creo que si hubiera más justicia en este mundo, tanto tú como yo deberíamos de ser ejecutados. ¡Tú eres tan culpable como yo de mi miserable vida! ¿Te acuerdas madre, cuando llevé a la casa aquella bicicleta que le quité a otro niño igual que yo? Me ayudaste a esconderla para que mi padre no se enterara. ¿Te acuerdas madre, cuando me robé el dinero de la cartera de la vecina? Fuiste conmigo al centro comercial y lo gastamos juntos. ¿Te acuerdas madre, cuando botaste a mi padre de la casa? Él sólo quiso corregirme por haberme robado el examen final de mi grado y a consecuencia me expulsaron. Madre, yo era sólo un niño, luego fui adolescente y ahora un hombre mal formado! Era sólo un niño inocente que necesitaba corrección, y no consentimiento. Te perdono, y sólo te pido que le hagas llegar esta reflexión a todos los padres del mundo, que sepan que ellos son los únicos responsables de formar, a un hombre decente, o a un vulgar delincuente.
Gracias madre por darme la vida y gracias también por ayudarme a perderla.
Firma ¡Tu hijo, El Delincuente!
Jorge Arévalo
Sección: Familia y Sociedad
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