Sacrificio, fuerza y sabiduría de la osa polar
Se sabe que la mamá osa polar suele parir en medio del invierno y para cuidar a su recién nacido se queda dentro de la madriguera por algunos meses para darle la leche y durante todo este tiempo ella no puede alimentarse teniendo que sacrificar todas sus reservas de energía con tal de no dejar de dar de comer a su pequeño.
Me pregunto cómo la hizo mi madre con 10 hijos tenidos en situaciones económicas desfavorables, cómo hizo para cuidar y alimentar a cada uno de nosotros durante años en la pequeña madriguera de nuestra casa y tenernos a salvo. Aunque acompañada de mi padre su sacrificio, sabiduría y fuerza ejercida durante el tiempo que crecíamos la ameritan para ser considerada en la lista de las grandes mujeres nacidas en este mundo.
Celo y valentía del cocodrilo hembra
Los cocodrilos hembra vigilan muy de cerca sus nidos hasta que los huevos eclosionan. Su celo y valentía impide que otros animales, incluyendo los de su especie hagan un festín de ellos. Una vez que sus criaturas nacen los carga en su boca y los lleva al agua donde continuará cuidándoles durante tres o cuatro años.
Mi madre al igual que los de esta especie ha necesitado mantenerse vigilante muy cerca de nosotros teniendo que ser celosa de todo aquello que pudiera haber representado peligro alguno a sus pequeños.
Celo, arrojo y valentía hacen de mi madre una mujer que destaca. Como hijos le estamos muy agradecidos por todo el tiempo de su cuidado brindado a nosotros.
Confianza de Gacela
Se sabe de la gacela que al dejar su cría sola en medio del desierto de la sábana africana que aunque puede no parecer el gesto más amoroso del mundo, sin embargo, lo hace para llamar la atención de cualquier predador sobre sí mismo y alejarlo de su retoño. Las ágiles piernas de una joven gacela pueden alcanzar velocidades de hasta 97 km/h.
Habiendo los hijos crecido lo suficiente mi madre como fiel prototipo de una confiada gacela iba también dejándonos cada vez solos, el gesto podría no haber parecido por nosotros como el más amoroso de la vida en su momento, sin embargo hizo que conociéramos rápidamente de las cosas del mundo, experimentando sus decepciones, desilusiones y necesidades que para bien y no mal nos llevó a los hermanos a buscar de Dios y aprender a confiar de él para su cuidado, protección y sabiduría y mantenernos de esta manera a salvo de los predadores de este mundo. Ahora es esta fe la que transmitimos a nuestros hijos.
Mi madre, es mi ángel favorito.
Jorge Arévalo
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