¿Quién es el hombre que
desea vida,
Que desea muchos días para ver el bien?
Que desea muchos días para ver el bien?
13 Guarda tu lengua
del mal,
Y tus labios de hablar engaño.
Y tus labios de hablar engaño.
14 Apártate del mal, y
haz el bien;
Busca la paz, y síguela.
Busca la paz, y síguela.
(Salmos 34: 12-14)
Introduciré el presente libro presentando una receta bíblica para la vida sana. Es una fórmula que compone 5 consejos prácticos para alcanzar la plenitud en esta tierra. A la pregunta: ¿Quién es el hombre que desea vida, que desea muchos días para ver el bien? El inspirado salmista responde:
- Guarda tu lengua del mal,
- Y tus labios de hablar engaño
- Apártate del mal
- Y haz el bien
- Busca la paz y síguela.
En estas sencillas instrucciones está el secreto para una
existencia saludable. Veámoslo uno por uno:
Guarda tu
lengua del mal
La
tendencia propia del ser humano es el de ponerse por encima de su prójimo, de
mostrarse superior al otro aún a costa de hablar mal de ella. Debemos de cuidar
de no hacernos jueces de nadie sino nos corresponde. “No juzguéis, para que no
seáis juzgado”, dijo el Maestro.
Otra
forma de guardar la lengua del mal es no hablar cosas negativas. Cada cosa mala
que decimos, cada maldición que proferimos en tiempos de adversidad se volverá
en nuestra contra. El proverbio dice que la vida y la muerte están en poder de
la lengua y los que la aman comerán de su fruto (Proverbios 18: 21).
El primer
ingrediente para una vida sana entonces es “guarda tu lengua del mal”.
Y tus labios de hablar engaño
El hecho
de decir mentiras o calumnias del prójimo es reprobable en la sociedad misma,
hasta está penalizado en el código civil. Para vivir una sana debemos poner
atención a nuestras relaciones con los demás. No se puede atentar la honra de ninguno
tan fácilmente sólo porque que no nos cae, o porque tiene algo que uno no tiene
y se apetece.
Aprender
a decir la verdad es algo que se adquiere. Empecemos primero con tomar
conciencia de esto y desde que empieza el día estar alerta de nuestros labios
cuando pronuncia una mentira. Corrijámoslo de inmediato. Y poco a poco irá acostumbrándose
sólo a la verdad.
Otro
hecho importante es cuidar de no comprometernos sino estamos seguros de
cumplir. Jesús enseñó que nuestro hablar
sea “Sí, si; no, no; porque lo que es más de esto, de mal procede”. Si decimos
que sí a una reunión o invitación y no vamos hemos dejado a nuestros labios
hablar engaño.
El
ingrediente aquí para tener una vida sana es hablar con la verdad. La verdad te
llevará a ganarte la confianza de los demás y te promocionará a mayores cargos
y niveles. Además fortalecerá tus relaciones con los demás.
Alejarse
del mal
Si se desea disfrutar de una vida sana y permanente aquí en esta tierra debemos
de poner atención a este sabio consejo. Alejarnos de todo aquello que
represente un perjuicio o daño a nuestra
vida nos hará muy bien. Esto va desde derribar vicios hasta estar en enredos de
corrupción.
La disciplina
lleva a la salud, la integridad te protege. Lo que decidimos en el día a día es
importante, decidamos por hacer el bien y no el mal. Del alejarnos de la maldad
y la impiedad dependerá nuestra paz en este mundo.
Haz el
bien
La lista
es grande si se trata de planear actividades de bien. Las necesidades en este
mundo son muchas. Hacen falta personas de buen corazón, que piensen más allá de
sí mismos y busquen llenar la carencia de los demás. El ayudar al prójimo es
una acción que llena el alma del que lo practica. No hay mayor satisfacción que
el ser instrumento de Dios para ver sonreír
a un niño en penuria, a un adolescente
en apuros, a un joven en falta o a un adulto en privación.
Haz el
bien es el cuarto ingredinte para vivir una vida sana.
Busca la
paz y síguela
Es una
bienaventuranza el ser un pacificador en este mundo. El Maestro enseñó que los que
buscan la paz obtendrán reconocimiento y honra como recompensa. Contrario a
esto “quién siembra vientos cosecha
tempestades”.
Pensemos
en vivir practicando la paz. Esto implica llevar una vida de perdón a los enemigos,
de bendición a los que nos maldicen, de hacer bien a los que nos aborrecen, y
de orar por los que puedan ultrajarnos tal como lo enseñó Jesús.
El quinto
ingrediente entonces para llevar una vida sana es hacer la paz.
Jorge
Arévalo
Introducción
Serie: "Vida Sana"
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