Es el primer impacto a causar
al público. La presentación es la imagen del conferencista, por lo cual, debe
ser hecha de la mejor manera posible. Me refiero a la ropa, el saludo inicial, volumen
de la voz, ritmo y dicción de las palabras. Veámoslo:
1. El poder de la ropa
Dicen los expertos en el campo
que la ropa comunica éxito y generalmente causa el 50% del impacto de nuestra
presentación en público, ante esto, la Academia Global sugiere lo siguiente:
Debe ser la adecuada
La elección de la vestimenta
debe ser la adecuada para la audiencia a que nos dirigiremos. Tener en cuenta
el peinado. El calzado debe estar bien lustrado
y que quede con el color de la ropa. Si el orador está desalineado llamará la
atención en lo negativo y esto podría restar la eficacia de su mensaje, especialmente
si el lugar donde es el evento la presentación es de manera formal.
Aún si el discurso no fuera de
formalidad, se recomienda una ropa un poco más distinguible que la del público,
pero no demasiado. La ropa debe tener el propósito de propiciar la cercanía con
las personas presentes en el auditorio.
Que no distraiga
Podemos distraer cuando
nuestra apariencia (ropa, peinado, zapatos, accesorios) llaman demasiado la atención.
Para que esto no suceda se sugiere no llevar colores muy llamativos, sino la
que sea sobrio y que contraste con el fondo del escenario para que la cara
resalte.
Otros puntos a tomar en cuenta
serían:
·
No ropa traslúcida o
transparente
·
No escotes pronunciados
o faldas cortas
·
Evitar las camisas que
sabemos terminan mojadas por el sudor especialmente bajo las axilas. Para evitar
esto, habría que elegir una camisa de tela de algodón grueso o una lisa de
color oscuro.
·
No collares y pendiente
llamativos
·
No zapatos que hace
ruido al caminar
·
Tener cuidado del
cierre abierto del pantalón o vestido
Que te haga sentir libre
Algo muy importante es que la
ropa del orador debe hacerle sentir lo más cómodo posible para que pueda
expresarse con total libertad, entonces, se debe elegir las que estén de acuerdo
al estilo o personalidad propia. La idea es que te muevas en el escenario sin ningún
inconveniente.
2. El Saludo inicial
El saludo debe ser breve. Los
profesores de la comunicación aconsejan que la presentación inicial ante un público
nuevo que tal vez no te conozca tenga los siguientes componentes:
·
Saludos
·
Tu nombre (Sólo uno de
los nombres y apellidos para que parezca largo)
·
Tu cargo o puesto
·
Y Tu objetivo (cuál es el motivo del porqué estás en el
escenario y de que tratará tu mensaje)
3. Controlar los nervios
Si los nervios quieren
traicionarte, es mejor tomarse unos segundos para respirar, tomar un poco de
agua, o hacer un silencio para mirar la presentación. En el caso que sea un
sermón en la iglesia puedes aprovechar el iniciar con una oración que te dejará
más tranquilo y listo para empezar a desarrollar tu mensaje.
4. Volumen de voz
El inicio debe ser con la voz un
poco más alta, del 15 a 20 % de mi voz de conversación. De igual modo el
cierre. En cuanto al tono, debe ser expresado con emociones acordes a los
puntos a tratar, es decir, el discurso no debe ser en modo frío.
5. Ritmo o velocidad
Se debe aprender a manejar la
velocidad, hay momentos en que se debe acelerar y momentos en que se debe ir lento. Lo ideal es hacer los cambios de ritmo cada 5
minutos. Las películas animadas de Disney puede sernos de gran ayuda, ellos
saben cómo contar las historias, el tono y la velocidad a emplear en cada
circunstancia.
6. Dicción (que todo lo q
digas sea entendible)
Este punto es importante,
puedes tener el mejor mensaje del mundo, pero tu público no podrá entenderte si
no tienes una buena dicción. Los expertos aconsejan tomar el curso de locución
para aprender técnicas de vocalización y modulación de voz. De igual modo
practicar con ejercicios de calentamiento de voz y vocalización para el canto
que tienen igual utilidad para la oratoria.
Un ejemplo de superación en
cuanto a la dicción es el más famoso orador de la antigüedad, Demóstenes. Tenía
problemas con pronunciar bien la “r”. Era tartamudo, pero con ejercicios de
trabalenguas, de gritarle al sol en una playa, aún de ponerse piedras en la
boca (lo cual no se recomienda hoy), logró un perfeccionando exacto de la
claridad de sus palabras.
Tú puedes
Jorge Arévalo
La presentación perfecta del orador
Serie: Grandes oradores de la
historia
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