"Todo lo puedo en Cristo que me fortalece"
Filipenses 4: 13
Es uno de los versículos de la Biblia rápidamente citados,
lo puedes oír no sólo en los púlpitos de las iglesias sino también en programas
seculares de radio y tv, en forma de frases publicitarios pintado en paredes de
avenidas, “Todo lo puedo en Cristo que
me fortalece”. Fácil de memorizar, pero poderoso en resultados.
Recuerdo que una de mis hijas había agarrado la costumbre de ponerse los dedos
a la boca hasta casi los 9 años de edad como señal de timidez o de algún
complejo. Como padre buscaba la manera de hacerla evitar hasta que se me
ocurrió comenzar a ayudarla con este versículo. Cuando le veía llevarse los dedos a la boca le
pedía que dejara de hacerlo, “No puedo”, me respondía. Yo la animaba, “Si puedes”, “Todo lo puedes en Cristo que te
fortalece”. Y le sugería repetir conmigo este verso de la Palabra de Dios una y
otra vez hasta que cambiara su declaración del “no puedo” por el pensamiento
del “Todo lo puedo en Cristo”, y cuando lo hubo logrado superó el mal hábito. El
texto me sirvió como una eficaz terapia.
El apóstol Pablo, autor de esta declaración, en una de sus
primeras prisiones bajo el reinado de Nerón en Roma, escribió la epístola a los
Filipenses con el propósito de agradecer a la iglesia en Filipo el apoyo material
recibido en ofrendas para el sostenimiento de su ministerio. Y desde esa cárcel
les instó a mantener la unidad y la paz en su comunidad, así como a seguir el
ejemplo de humildad de nuestro Señor Jesucristo. Luego en el capítulo 4 les
habló acerca de cuestiones importantes para la salud emocional de la vida, como
es el caso de entregar a Dios en oración toda preocupación y evitar el afán
como la ansiedad y que en cualquier circunstancia mantengan el gozo. Instó asimismo
a confiar en la provisión de Dios para toda necesidad. Luego les aclaró que no buscaba
dádivas con estas ofrendas sino frutos que abunde en sus cuenta, esos frutos de
generosidad, esa vivencia de la ley de la siembra y la cosecha, porque en
cuanto a él, estaba confiado de su sostenimiento, había aprendido a estar
preparado en todo, así como para vivir en abundancia como para vivir en escasez,
llegando a la firme convicción del “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”. Esta máxima de nuestra potencialidad en Cristo que el apóstol legó para todas las generaciones de creyentes es de tan grande bendición que si aprendemos a vivir con este criterio de suficiencia y de fe saldríamos victoriosos de toda situación económica y seríamos felices. Es aplicable también para otras circunstancias de nuestras vidas, por ejemplo:
- Cuando estamos procurando conservar la unidad del matrimonio, familia, de la empresa o de la iglesia, declaremos: “Todo lo podemos en Cristo que nos fortalece”.
- Cuando somos conscientes que estamos siendo altaneros y necesitamos humildad, confesemos: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”.
- Cuando estemos tristes y necesitamos la fuerza del gozo para vencer el desánimo, nos ayuda declarar: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”.
- Cuando estemos bajo situaciones de estrés y anhelamos tranquilidad, podemos orar: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”.
Cuando perdemos el trabajo o los ingresos disminuyen por a o por b motivo, nos hará bien pensar en el contexto de este pensamiento apostólico:
“…he aprendido a
estar satisfecho con lo que tengo. Sé
bien lo que es vivir en la pobreza, y también lo que es tener de todo. He
aprendido a vivir en toda clase de circunstancias, ya sea que tenga mucho para
comer, o que pase hambre; ya sea que tenga de todo o que no tenga nada” “Todo
lo puedo en Cristo que me fortalece”.
Como puedes ver, el texto bíblico de Filipenses 4: 13 tiene
aplicación para todo momento de la vida, por lo tanto, te animo a que en este
día declares esta palabra y lo hagas como un rugido de león: “Todo lo puedo en
Cristo que me fortaleceeeeeeee”.
Jorge Arévalo
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